viernes 19 de abril del 2024

Los dioses se ponen los cortos

Los deportistas acumulan historias de entrega y reconocimiento a sus propias deidades. Un repaso de anécdotas y vivencias: amenzas, rezos y ofrendas.

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“Vale diez palos verdes, se llama Maradona…” El dios del fútbol, el que inspiró la creación de una iglesia con su nombre y que ya cuenta con 80 mil seguidores, alguna vez tuve una canción en la que se hacía referencia a su valor de mercado. Por entonces, Diego Maradona jugaba en Boca y la cifra era un platal. Hasta acá, folclore puro. El verdadero entrecruce de Dios y una cotización semejante la protagonizó Carlos Roa, el hombre que dejó de jugar al fútbol en 1999 (luego volvió) por sus creencias adventistas. Cuando el ex arquero de Racing estaba en el Mallorca de España, el Manchester United le hizo una oferta irresistible. Cualquiera en su lugar hubiese aceptado. Cualquiera que que tuviera los pies en la tierra y no la cabeza en el cielo. Sus compañeros en el equipo mallorquín le cuestionaron la decisión. Roa, simplemente, les contestó:

—Dios vale más que diez millones de dólares.

El deporte está repleto de historias vinculadas con las creencias, los rezos y cambios de hábitos. Atletas de Cristo, una tenista condenada por el Islam a raíz de su vestimenta y el emblemático caso del reconvertido Muhammad Alí son ejemplos que componen una escenografía atravesada por lo celestial. Los episodios prometen repetirse en los próximos Juegos Olímpicos. Resulta que Londres 2012 se desarrollará en pleno Ramadán y un tercio de los deportistas que competirán en la capital inglesa pertenecen al Islam. A más de un año de la gran cita deportiva mundial, el que ya elevó la voz es Massapud Shadjareh, presidente de la Comisión Islámica de Derechos Humanos con sede en Londres: “Hay falta de conciencia y sensibilidad”. Y cuestionó: “¿Por qué no se hacen los Juegos en Navidad, la festividad cristiana?”.

En el nombre de... Los sacrificios religiosos que hacen los protagonistas del deporte no hacen distingos entre Alá, Dios, Jehová o Adonai. Hakkem Olajuwon, el mítico ex basquetbolista de Houston Rockets, aseguraba que sus planillas de juego mejoraban durante el Ramadán. Sin embargo, reconocía: “Aunque si jugábamos de noche, el estómago me rugía”. No hay exclusividades en los esfuerzos. Cuando era entrenador del Benetton Treviso de básquet, el israelí David Blatt, que profesaba la fe judía, no dirigió a su equipo en un partido de la Supercopa de Italia por respetar Yom Kipur, el Día del Perdón judío.

En Argentina, el que dejó “todo en manos de Dios” fue Mario Bevilacqua, de Talleres de Córdoba. El Pastor, como lo apodaban, se consideraba un “mensajero de Jesús”, desde que en 1984 se recuperó de una escoliosis de columna que lo tuvo a punto de abandonar el fútbol, cuando recién arrancaba su carrera profesional. En la actualidad, uno de los más fervientes católicos del fútbol argentino tiene pasaporte colombiano. Teófilo Gutiérrez, el delantero de moda que juega en Racing, tiene una frase de cabecera: “No es cuando uno quiere, es cuando Dios quiere”. Cuando convirtió su primer gol en el fútbol argentino, se levantó la camiseta y mostró una remera con la leyenda “Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos”. Después vaticinó que su actuación y el triunfo de la Academia (2-1 a San Lorenzo) eran “el principio de muchas bendiciones”.

En tanto Erik Lamela, la figura de River, promociona por internet la iglesia evangélica a la que asiste una vez por semana, con el mensaje: “Hola, soy Erik Lamela, hace siete meses que vengo y mi vida cambió. Cuando vengo me voy con mucha paz y mucha tranquilidad. Aprendés a perdonar”. Amén.

Las Cruzadas escocesas. El clásico entre Glasgow Rangers y Celtic está impregnado de religión. Los de camiseta azul se identifican con los católicos; los de verde y blanco, con los protestantes. Cuatro episodios bien pueden reflejar la dimensión entre Dios y la pelota.

Uno: en un recordado choque, el inglés Paul Gascoigne festejó un gol simulando tocar una flauta, como lo hacía la anticatólica Orden de Orange. La provocación le valió ser amenazado de muerte.

Dos: Gabriel Amato jugó entre 1998 y 2000 para el club de los protestantes, que en Escocia representa al 70 por ciento de los hinchas. En su debut, el argentino cometió el pecado de santiguarse y esa foto apareció, luego, en todos los diarios del país británico. “Después me explicaron que no se podía hacer”, le contó el ex delantero de River y Boca a El Gráfico.

Tres: en la actual UEFA Champions League, Manchester United visitó al Glasgow Rangers. Chicharito Hernández siempre reza antes de los partidos. Sin embargo, tuvo que hacer una concesión. Por pedido del escocés Alex Ferguson, el futbolista mexicano no practicó su ritual para evitar herir susceptibilidades.

Cuatro: hasta 1989, ningún católico podía jugar en el Rangers. La regla se rompió con la llegada de Maurice Johnston, en uno de los acontecimientos que más controversia generó en el fútbol escocés.

Match point. Pasó una vez que el estadounidense Andy Roddick renunció a defender el título conseguido la temporada anterior en Dubai. Fue en 2009, en protesta porque los Emiratos Arabes habían prohibido la participación de la tenista israelí Shahar Peer. La decisión del por entonces número seis del mundo fue una clara toma de postura sobre el conflicto religioso que atraviesa a Medio Oriente.

El otro caso emblemático es el de Sania Mirza. Nacida en Bombay, su minifalda en los courts escandalizó al Islam. “Cada vez que juego en la India hay algún problema. Por eso, lo mejor es que no juegue esta vez”, se justificó en febrero de 2009. En ese momento, el ex capitán del equipo indio de Copa Davis, Naresh Kumar, calificó la actitud de una de las defensoras de la mujer musulmana como “altamente inmadura”.

¿Cómo se llama? Era el campeón de los pesados, cuando ése cinturón tenía la chapa de distinguir al rey de todos, peso por peso. Ningún otro boxeador era tan famoso como él. En 1964, luego de una pelea por el título ante Sonny Liston, Cassius Clay dejó de llamarse así. Al día siguiente del combate pidió que lo nombraran Cassius X; se había convertido al islamismo. Luego, en marzo de aquel año, eligió llamarse Muhammad Alí, en homenaje al líder de la Nación del Islam Elijah Muhammad. Nnock out al documento.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil