viernes 29 de marzo del 2024

Adiós Titán, qué será de ti lejos de casa

Esta noche, ante Banfield, se despide en La Bombonera el goleador histórico de Boca. En esta nota, nueve impactos del 9 durante su carrera de película. Galería de imágenes. Galería de fotosGalería de fotos

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Primer partido en la Bombonera 3 de septiembre de 1997

Su llegada a Boca fue por consejo de Diego Armando Maradona. El diez era la estrella del Dream Team de 1997 y Palermo fue el hombre indicado. Estuvo a punto de firmar con River, pero finalmente se decidió por el club de la ribera. Su debut con la azul y oro en cancha de Boca fue con victoria frente al Cruzeiro de Brasil por 1 a 0, y si bien tuvo algunas situaciones claras para definir, el primer gol no llegó.

Primer gol en Boca 30 de septiembre de 1997

Pasaban los partidos y el goleador que había llegado de Estudiantes no convertía. Los hinchas ya comenzaban a inquietarse y hasta se burlaban de sus toscos movimientos. Exactamente 452 minutos tardó el Titán para marcar su primer gol. El rival fue Independiente y Martín abrió el marcador. Fue al minuto de juego y de derecha. La pelota le llegó gracias a un gran pase de Guillermo y ante la salida del colombiano Faryd Mondragon. Ese día Boca ganó 2 a 1.

El gol a River con muletas 24 de mayo de 2000

La primera rotura de ligamentos de su rodilla derecha fue el 13 de noviembre de 2009. Ese día, con la lesión a cuestas, marcó su gol número cien en primera división y pidió el cambio. Fueron seis meses de recuperación en los que la ansiedad por volver a jugar lo ponía nervioso. Boca y River llegaron a cuartos de final de la Libertadores y Bianchi anunció en conferencia de prensa que muy probablemente el nueve iba a jugar algunos minutos. “Si ellos lo ponen a Palermo, yo lo pongo al Enzo”, canchereó el entrenador de River, Américo Gallego. Cuando el partido estaba 2 a 0 y la Bombonera era una fiesta, Palermo terminó por condecorar la noche: entró y convirtió el tercer gol. River quedó afuera en cancha de Boca y el Titán salió llorando y llevado en andas.

Cuatro goles a Gimnasia 18 de marzo de 2007

El 11 de marzo de ese año, Palermo le había dado tres puñales a Estudiantes. Los hinchas del León no lo perdonaron y muchos hasta lo insultaron. El pidió disculpas en cada gol que hizo, pero nada parecía ser un bálsamo. Pero Martín se redimió con su ex club siete días después. En cancha de Boca, el nueve se despachó con cuatro de los cinco goles que su equipo le marcó a Gimnasia. Fueron siete días en los que Palermo hizo siete tantos, uno por día.

Lesión ante Lanús 24 de agosto de 2008

El salto de Martín en la mitad de cancha para ganar la pelota de cabeza era intrascendente. Del fondo llegó el rechazo y cuando el nueve saltó, ni se imaginaba que la caída iba a ser tan dura. La rodilla derecha que se había lastimado hacía ocho años volvía a traerle problemas: otra vez los ligamentos cruzados rotos. Fueron seis meses en los que Palermo revivió una de las peores épocas de su carrera. Ese año Boca fue campeón del torneo al vencer en la final a Tigre y sus compañeros le dedicaron el título.

Gol 195 1º de marzo de 2009

Una nena se estira por el palco y tacha el número 195. Martín grita su gol bajo la lluvia. La imagen es de película. El goleador venía de una rotura de ligamentos y nadie esperaba que pudiera volver a su nivel. Pero Palermo empujó un centro dentro del área de Huracán y, con ese tanto, se convirtió en el máximo goleador de Boca en la era profesional; uno más que Francisco Varallo.

Gol de mitad de cancha de cabeza, a Vélez 4 de octubre de 2009

Como si todavía le hubiera faltara algo por conseguir, el delantero se convirtió en el primer jugador en marcar el gol de cabeza de mayor distancia de la historia del fútbol. El segundo tanto a Vélez, que le dio el triunfo a su equipo, lo anotó desde 38,9 metros después de un rechazo de Sessa. Palermo puso la cabeza y le apuntó al arco. Además, con ese gol llegó a convertirse en el décimo futbolista de la era profesional del fútbol argentino en marcar doscientos tantos.

Gol 219 – 2 de abril de 2010

La imagen de Palermo mirando desconcertado a Riquelme quedará grabada. El diez le había dado el pase-gol al nueve que con un toque anotó su gol número 219, ese que le permitía alcanzar a Roberto Cherro como máximo goleador de la historia de Boca. Pero Román se fue corriendo y lo dejó solo. Palermo se abrazó con los suyos y Riquelme quedó a un costado. La relación nunca fue buena y ese día quedó demostrado. Después llegó el segundo. Y mientras se besaba el tatuaje con el nombre de su fallecido hijo, Stefano, su otro hijo, Ryduan, entró a la cancha a abrazarlo con la camiseta con los goles en la espalda.

Ultimo gol a River 15 de mayo de 2011

Antes del comienzo del campeonato, Martín aseguró: al final de torneo, se retiraba. Muchos pidieron para que siga, pero no. Por eso el clásico con River en cancha de Boca iba a ser el último de su carrera. Y los hinchas xeneizes esperaban que el Titán marcara. El no defraudó. Con un cabezazo por encima de Carrizo puso el 2 a 0, resultado final. Fue su último grito ante River. Una costumbre que los hinchas millonarios sufrieron mientras Martín jugó al fútbol. Ya van a poder respirar aliviados.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil

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