jueves 18 de abril del 2024

La interrupción ya es el método en AFA

La máxima de Grondona de respetar los contratos quedó en la nada: Batista quedó desafectado de la Selección. Un repaso de los últimos ciclos truncos en la albiceleste.

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Julio Grondona ya no respeta ni los contratos. Esta vez, aquello de lo que tanto se jactaba el titular de la AFA quedó en la nada. Pero la salida de Sergio Batista no debería sorprender: desde la era Bielsa que un entrenador no logra superar un ciclo completo al frente de la mayor, historia que confirma que los resultados, para el eterno mandamás del fútbol argentino, son más importantes que los procesos a largo plazo.

Marcelo Bielsa es el último DT que pudo mantener el puesto por más de un ciclo completo si se contempla una etapa lógica de Mundial a Mundial. Desde el ’98 al 2004, dirigió al equipo en 85 oportunidades, cosechó 56 triunfos, 18 empates y 11 derrotas. Además, es el único que resistió a una eliminación mundialista desde la era Bilardo: fuera de Corea-Japón en primera ronda, donde llegó tras quedarse con el primer puesto en las Eliminatorias, el Loco sostuvo su trabajo basado en un proyecto serio.

Los logros de Bielsa, además de una inmensa cantidad de argentinos que todavía sueñan con una segunda chance del rosarino al frente de la mayor, incluyen la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y la final de la Copa América 2004, donde cayó ante Brasil. El Loco y José Pekerman, su sucesor, fueron los últimos entrenadores que buscaron imprimir en la Selección un trabajo sólido basado en el orden y la programación.

Pekerman, o el fin de los proyectos. El entrerriano asumió al frente de la mayor en 2004. Conocía bien el paño: había ostentado el cargo de Coordinador General de las Selecciones Argentinas en Corea-Japón 2002 y desembarcó en el cargo con nada menos que tres campeonatos con el Sub-20 (Qatar ’95, Malasia '97 y Argentina '01). Sin embargo, la despedida de Argentina en el Mundial de Alemania en cuartos de final lo llevó a la renuncia, inaugurando la seguidilla de entrenadores que no duraron más de dos años en el cargo. Se despidió luego de dirigir 28 partidos, de los cuales ganó 15, empató siete y perdió seis.

La vuelta del Coco. Alfio Basile tuvo dos oportunidades al mando del equipo. Corría el año ’91 cuando se puso al frente por primera vez de la Selección: en ese momento dirigió 49 partidos, logró 25 victorias, 17 empates y 7 derrotas. Esos números esconden, además, las últimas conquistas importantes de la mayor: la Copa América de Chile ’91 y la que se jugó en Ecuador dos años después. Tras la caída y el escándalo del doping positivo de Maradona en el Mundial de Estados Unidos 1994, renunció al cargo.

Confiados de que la debacle no había sido su responsabilidad, la AFA le volvió a dar otra oportunidad en el 2006. Su segundo ciclo duró 28 partidos (14-8-6), no disputó ningún mundial y se fue con una renuncia que nunca quiso explicar pero que estuvo marcada por los rumores de una distancia generacional insalvable con los jugadores y un complot que lo dejó afuera. Él lo niega.

Santa Maradona. Con el Coco lejos, Grondona creyó que la mística de la generación del ’86 superaría los problemas estructurales de un equipo sin proyecto: puso al frente a Diego Maradona, un hombre que no tenía título de DT pero que podría -creyó Don Julio- contagiar “hambre de gloria”. Tampoco sirvió: en dos años (de 2008 a 2010) ganó 18 de los 25 partidos que disputó y perdió 7. Su salida se selló tras la goleada por 4 a 0 que Alemania le propinó en cuartos del Mundial de Sudáfrica. “Grondona me mintió, Bilardo me traicionó”, sentenció luego de una semana de silencio. Es que si bien en el vestuario tras la derrota el mandamás de la AFA le había prometido continuidad, luego puso condiciones –como la salida de Mancuso y otros integrantes del cuerpo técnico del Diez- para poder seguir.

Historia repetida. Nunca había quedado tan expuesto el juego de Grondona, un hombre que se ha jactado continuamente de respetar los contratos de los entrenadores, hasta la salidas, primero de Maradona y ahora de Batista. El Checho desembarcó en la Selección luego de dirigir la Sub 20 y ganar la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 con un equipo Sub 23. Dirigió 17 encuentros (8-3-6) y si bien arrancó como interino, fue ratificado con un contrato que se firmó hace pocos días. Luego de la caída contra Uruguay, Grondona dejó la decisión en manos del Comité de Selecciones pese a que la sentencia ya estaba escrita.

Con la salida del Checho, su ciclo se convirtió en el más corto desde los tiempos de Vladislao Cap, que estuvo tan sólo once meses antes de que llegará Menotti. En lo que va del último lustro, la interrupción de procesos se convirtió en el método. Todo un síntoma de que lo que importa para Grondona no es el proyecto serio, sostenido y a largo plazo sino una figura que sea capaz de conducir a la gloria a un puñado de estrellas que brillan en sus equipos pero que en la Selección no logran formar un equipo.

(*) De la redacción de 442