jueves 28 de marzo del 2024

San Lorenzo: el infierno de los Santos

Un presidente enfrentado con sus vices, un pasivo que aumenta, un plantel sin figuras y un promedio apremiante empujan al desastre. El espejo de River.

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Carlos Abdo hace silencio. “A veces me llevo mejor con la oposición”, suelta, de pronto. La pregunta de PERFIL apuntaba a su relación con los vicepresidentes Carlos Datria y Jorge Aldrey. En San Lorenzo, el presidente es el hombre sin pasado. Lejos de la militancia en el club, desembarcó con la chapa de empresario exitoso y sumó aliados políticos en su recorrido electoral. Al cabo, una cabeza puesta en un cuerpo gigante, sostenida por pies de barro.

“A mí me ofrecieron un lugar importante dentro de la comisión directiva. Y me dijeron: ‘Hacemos que éste ponga la plata, después lo corremos en diez minutos’”, revela en off un allegado a la dirigencia. La referencia es hacia los actuales laderos de Abdo. En efecto, coinciden oficialistas y opositores en que el presidente le aportó al club de Boedo “mucho dinero”. Sobre la supuesta teoría del complot interno, la evidencia puede advertirse detrás de las maquilladas palabras del hombre que toma las principales decisiones: “No es momento de enojarse con nadie; tengo que contar hasta diez”. En tanto, Aldrey reconoció ayer: “Tenemos diferencias en el día a día, pero estamos de acuerdo en el criterio general”.

San Lorenzo tiene por los techos su propio riesgo país; el mundo azulgrana sufre de números rojos, de un plantel con escasa jerarquía, al que el promedio le aprieta los pies; y lo peor: los capitanes de este barco que va directo hacia el iceberg no se ponen de acuerdo en cómo esquivarlo.

Desprolijidades. El diagnóstico de crisis arrastró a los dirigentes a pensar un equipo en condiciones de economía de guerra. Esta nueva versión de Camboyanos tratará de reinventarse futbolísticamente, mientras el club va por la proeza aún mayor de ordenarse. A un paso de la zona de Promoción, el Ciclón se hamaca entre su interna y sus deudas: el pasivo heredado de la gestión de Rafael Savino era de 102 millones de pesos; actualmente sería de 130 millones, según la estimación de Abdo. Algunos opositores estiran la cifra a 140 millones. “La situación económica es muy complicada y esta conducción no la ha mejorado”, se queja un miembro de la comisión directiva.

La foto pixelada del panorama del club pierde más nitidez con algunos puntos oscuros. “El Malevo (Ferreyra) me dijo que quisieron cobrarle plata por el pase, cuando estaba dispuesto a venir gratis a San Lorenzo”, cuenta una fuente cercana al club, que prefiere mantener su nombre en reserva. Ergo, el volante firmó contrato con Independiente.

Además, hay quienes le apuntan al grupo de “notables”, los ex futbolistas y entrenadores que asesoran a la mesa chica. Héctor Veira y Victorio Cocco analizan los posibles refuerzos. Dentro de las cuestionadas incorporaciones del torneo pasado se encuentra la del peruano Giancarlo Carmona, por quien San Lorenzo compró el 50 por ciento del pase en 500 mil dólares. “Fue recomendación del Bambino”, se justificó Abdo. El ojo está puesto sobre las coincidencias; el representante del jugador y de Veira es el mismo: José Cosentino.

Que sí, que no. No es una pose. Quienes más lo conocen aseguran que Abdo no está bien, que el escenario lo supera. “Tengo la obligación de levantar esto, pero la estoy pasando mal”, le reconoce el propio Abdo a este diario. Un opositor lo describe: “Tiene un nivel de bipolaridad fuerte. O está bien o, de repente, se acongoja porque piensa en el lío en que metió a la familia”.

El presidente de los 230 días –asumió a fines del año pasado– aboga por la “unidad”. Lo reconoce Horacio Arreceygor, alguien del arco opositor: “Es una conducción que escucha”. Sin embargo, hay voces que cuestionan el pulso de Abdo: “En estos momentos se necesita una línea férrea, que sepa hacia dónde va, y él no la tiene”, analiza otro.

Encima, el techo del club que conduce gotea por todos lados. Los casos más recientes son los de Cristian Tula y Jonathan Bottinelli. El ex defensor de Ferro pidió la inhibición vía Agremiados el jueves, el mismo día que San Lorenzo le iba a cancelar otro 25 por ciento de la deuda. “A Tula no lo entiendo”, se resignó el presidente. El defensor contraatacó ayer, en radio Del Plata: “Me quieren dejar como el malo de la película por reclamar algo que es mío”.

Mientras, Bottinelli ayer reconoció en declaraciones a TyC Sports: “Si es lo mejor para mí y San Lorenzo, aceptaría irme a Europa”. El jugador bandera es la moneda de cambio para una institución que necesita liquidez. Es que San Lorenzo también tiene compromisos impagos con la Sampdoria, dueña del pase del futbolista.

¿El futuro, sin futuro? El déficit operativo mensual es de 2 o 3 millones, según el tono político del dirigente consultado. La coincidencia radica en la búsqueda de recursos genuinos para revertir el proceso. Arreceygor le apunta al dilema: “No tenemos activos”. Con mirada revisionista, Abdo repasa: “Durante mucho tiempo no hubo inversión en inferiores”. El desafío es reconstruir un club al borde del abismo. Y una de las apuestas es el fideicomiso que está a punto de concretarse con el Banco Nación. Por lo pronto, San Lorenzo debe afrontar deudas por 14 millones de dólares en los próximos tres meses. En el medio, el descenso ya no suena a una palabra lejana.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.

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