viernes 19 de abril del 2024

"El corazón no me preocupa"

Fabricio Oberto volvió a vestir la camiseta de la Selección tras su retiro y sueña con los Juegos Olímpicos. "Sólo me pasaron de nafta a diésel", dijo.

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Cuando Fabricio Oberto decidió retirarse, en noviembre de 2010, su conciencia estaba tranquila. Si bien le interesaba la idea de seguir en la NBA, ya había cumplido casi todos sus objetivos deportivos.

Por eso él dice que no extraña la competencia de clubes. Lo que nunca le terminó de cerrar fue eso de dejar la Selección. Así que, por las dudas, empezó a entrenarse en silencio. Tres meses después de anunciar su salida definitiva de Portland. Y se hizo estudios y habló con Julio Lamas. Y de pronto, se encontró trabajando a pleno para volver.

Hoy Oberto sorprende a sus compañeros de toda la vida en las prácticas, con un nivel que disimula perfectamente la inactividad. “Nunca dejé de hacer laburos físicos. En el último tiempo le metí más intensidad. Por eso ahora estoy bien. Disfrutando el momento”, aclara.

Lo cierto es el cordobés de 36 años se encamina de lleno al Preolímpico de Mar del Plata, el torneo que siempre soñó en la sede en la que supo debutar en la mayor en 1995. “El destino es raro a veces”, acota.

-¿En algún momento sentís dolores o molestias? No es lo mismo volver de un desgarro que padecer una arritmia…

-Los síntomas son positivos, cuanto más me pongo en forma, menos saltos tengo en el corazón. Pero ya estoy acostumbrado. Es como una molestia más. Desde que empecé a correr a este momento, la evolución es considerable. Hay días en que estoy más cansado, obvio. Pero el corazón no me preocupa, sólo me pasaron de nafta a diésel.

-¿Y no te da un poco de miedo?

-No, ni me planteo que algo malo me pueda pasar. Yo lo único que quiero es entrenarme y sumar trabajo para llegar bien, no sé en qué nivel andaré, trato de poner la cabeza en este tema. Soy consciente de que ya no tengo 22 años, así que me cuido un poco más. Pero tampoco tanto. Si en estos días me pasa algo, chau, se me puede complicar mucho.

Oberto no lo va a reconocer, pero si Argentina se clasifica, él ya va a soñar con estar en Londres. El problema es que, si no retorna a la actividad, seguramente no será llamado, y él no anda con demasiadas ganas de afrontar una competencia durante ocho meses. No obstante, si tiene que bailar, lo hará en la Liga y en Atenas.

-¿En cuánto influyó para tu regreso el apoyo público, de tus compañeros y amigos del grupo?

-Ellos me incentivan para que siga adelante porque dicen que soy importante. Y eso a mí me pone muy contento. Son muchos años juntos y uno se siente querido y respetado. Es muy difícil no sentir las ganas de estar en este equipo.

-¿Qué le dijiste a Lamas cuando te convocó?

-Que si no estaba a la altura, me bajaba solo.

-¿Y estás a la altura?

-Mi exigencia a veces me juega en contra en esta previa. Pero necesito no lesionarme. Después, no es que me olvidé de jugar. Tantos años de experiencia me han dado algo.

-¿Creés que puede llegar a cambiar tu rol a raíz de la inactividad?

-Yo siempre fui un jugador más cooperativo, de dar una mano en lo que haga falta, con las ayudas, con los bloqueos, con lo que sea.

-¿Por qué repetiste que no querías que nadie te regalara nada?

-No quiero que me regalen nada; no me interesa que me den un lugar por mi trayectoria y porque tengo un nombre. Tengo respeto por este equipo. Es un orgullo representar a la Selección. Tanto para los nuevos como para los que llevamos muchos años. Acá hay que venir y entrenar olvidando todos los laureles.

Esta nota fue publicada en la Edición impresa del Diario Perfil.