viernes 29 de marzo del 2024

El oscuro mundo de las apuestas

En la Argentina, los juegos deportivos por dinero vía internet son ilegales. Los futbolistas reconocen el negocio y un árbitro está bajo sospecha. Cómo es este sistema millonario.

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“En la Argentina, nunca recibí un incentivo de otro equipo para ir para adelante. Pero sí de gente que hace apuestas. No voy a dar detalles, pero yo jugaba en un club al que venía siempre un italiano que nos decía a mí y a mis compañeros que si ganábamos 2 a 0 el partido siguiente, había tanto dinero; que si ganábamos 1 a 0, tanto, y así. Pertenecía a un grupo de tanos que apostaban en el fútbol argentino. Era muy buena plata, pero un día, los más grandes del equipo dijeron que no querían saber más nada, porque tenían miedo de que los tanos les pidieran ir para atrás.” La anécdota es de Cristian Fabbiani y la contó en el programa Marca y presión, de TyC Sports, a fines de junio.

Las apuestas futbolísticas vía Internet en la Argentina, por no estar legisladas, son ilegales. Sin ir muy lejos, en el juzgado en lo penal y contravencional y de faltas número 5 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se tramita la causa 28.185/06 contra la empresa Bwin.com, “el líder mundial en apuestas deportivas on line”, según se jacta en su página web oficial.

En abril de 2010, durante una reunión con 16 diputados, el presidente de la AFA, Julio Grondona, exigió que se legislara el Prode bancado que legalizaría las apuestas on line, a la vez que estalló, según se publicó en Parlamentario.com: “¿Por qué no hay problemas con Bwin, que organiza apuestas clandestinamente?”.

En un seminario organizado en abril por la Asociación Mundial de Lotería Corporación Iberoamericana de Loterías y Apuestas del Estado y la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos Estatales de la Argentina, se estimó en 150 millones de dólares anuales los beneficios netos de los operadores sin licencias en la Argentina.

El inframundo. Los apostantes que incentivaban a Fabbiani no salían de atrás de un cactus, de la nada. Por el contrario: además de apostantes individuales, en la Argentina se radican consultores que trabajan Argentina para empresas de apuestas extranjeras. Perfil dialogó con uno de ellos, aunque argentino él. “El fútbol de Primera División y el de la B Nacional –desasna tras exigir un estricto off the record– genera millones en apuestas que, sin embargo, nunca pasan por acá, ya que las apuestas se realizan en países en los que la regulación es muy deficiente. En Asia, por ejemplo.”

El sistema funciona así: un apostante en serio (sea una persona o una empresa) recolecta información a la que cualquiera (a través de un diario, una radio, la televisión, etcétera) puede acceder. La ventaja, para el apostante, es que después la procesa matemáticamente (“un apostante –subraya la fuente– que no tiene conocimientos de matemática, no es un apostante en serio”).

Ejemplo: en el juego Football Manager, el resultado de un partido es la consecuencia de un análisis de probabilidad que contempla una serie (limitada) de variables. Esa escala simple– la metodología que utilizan los apostantes, que después van y, para continuar con el ejemplo, apuestan en Asia, donde también (o sobre todo) apuestan aficionados que, en palabras de la fuente, “le van a Ferro porque la camiseta es verde”. De lo que se trata es de apostar millones en una competencia X, atraer a los apostantes aficionados (que se entusiasman con lo que se paga allí) y ganar a costa de ellos gracias a la información privilegiada de la que se disponía.

La rueda en marcha. El temor de los compañeros de Fabbiani no era infundado. Vaya un ejemplo familiar. El sábado 1 de junio, Nigeria destrozaba 4-0 a Argentina en Abuja. El árbitro del partido, el nigeriano Ibrahim Chaibou, que había adicionado cinco minutos, cobró a los 53 del segundo tiempo un penal para Argentina, que Mauro Boselli marcó. Entonces, la FIFA detectó una catarata de apuestas en las casas asiáticas durante el partido: las más, de las llamadas, en jerga, over (por caso, más de cuatro goles).

La investigación todavía continúa. Por cierto, Chaibou ya había protagonizado otro arbitraje escandaloso en la previa del último Mundial, cuando le concedió tres penales a Sudáfrica en un amistoso ante Guatemala, que terminó 5-0. Después, en septiembre, había arbitrado en otro amistoso impresentable en que Bahrein venció 3-0 a una falsa selección de Togo. Por lo demás, la FIFA todavía no pudo encontrar al tal Chaibou...

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil