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Nació en Punta Alta, lejos de Fuerte Apache. De origen humilde y trabajador, con alguna similitud a Carlitos más allá de la posición dentro de la cancha, Juan Manuel Tevez busca ganarse un nombre propio en el Nacional B con Brown de Puerto Madryn a fuerza de sacrificio y goles. “Mis compañeros se matan de risa cuando en los medios me llaman el Apache del sur, pero mi apodo es el Búfalo”, se presenta ante 442 el "Tevez de la Patagonia", goleador del equipo chubutense con cuatro tantos.
A la espera de lo que será un duelo histórico para el club el próximo sábado ante River en Puerto Madryn, Tevez sabe que será un partido más que especial a nivel personal. "Creo que todos los equipos miran el fixture para saber cuándo van a enfrentarlo y más yo que soy hincha de River. Cuando vi que estaba en Promoción no lo podía creer", revela. Sin embargo, se quedará con las ganas: hace poco perdió la titularidad y ante el millonario seguramente arrancará en el banco, como en la victoria frente a Gimnasia y Esgrima de Jujuy.
"A River lo sigo, miro todos los partidos y sinceramente grito los goles. Me compré la camiseta pero no me la puedo poner porque estoy acá en Brown. Pero la tengo colgada en el placard", explica Juan Manuel, quien ya palpita el duelo ante el candidato de todos y avisa: "Por lo que vimos nosotros, los jugadores de River vuelan, pero por ahí haciendo un planteo con más cuidado y jugando de contra, quizás podamos sorprenderlos".
Además, el Búfalo rememoró la única vez que estuvo en el estadio Monumental. Fue en aquella semifinal de Copa Libertadores ante Boca en 2004 con la totalidad de hinchas millonarios, justamente cuando su equipo quedó eliminado por penales. Al margen de su fanatismo, Tevez sabe que si llega a enfrentar al club de sus amores no escatimará en festejos en caso de convertir. "Es obvio que se lo grito. Sería un sueño hacerle un gol a River o a Boca", se entusiasma.
El fútbol siempre fue la pasión de Juan Manuel, quien debió administrar su tiempo entre el trabajo y la pelota. Antes de dedicarse de lleno a los entrenamientos debía cumplir con la jornada laboral en una fábrica de sillones, catres y camas. "Entraba a las siete de la mañana, salía a las cinco de la tarde y dos horas después me iba a entrenar", recuerda el Búfalo.
Antes de su llegada a Puerto Madryn, Tevez hizo las divisiones inferiores en el club Sporting de Punta Alta hasta el 2004. Luego, emprendió viaje hacia un pueblo llamado Maciel, en Santa Fe. Allí, comenzó a jugar en la liga sanlorencina hasta recalar en 2008 a Guillermo Brown, que en ese entonces era dirigido por Leonardo Ramos. "Agarré continuidad en 2009. Entraba en los segundos tiempos y empecé a ser titular una vez que ascendimos", cuenta el delantero de 24 años.
El sueño de alcanzar la segunda categoría del fútbol argentino no es poca cosa y se puede magnificar si se tiene en cuenta la calidad de equipos que compiten en el Nacional B. "El nivel es muy bueno y la división es dura. A nivel personal, era una duda saber si podía desequilibrar o no, pero cuando en un partido te empiezan a salir las cosas tomás confianza y pensás que no es imposible", declara Tevez, quien ya le marcó goles a Deportivo Merlo, Patronato y un doblete a Chacarita.
Al ser el club más austral de la categoría, el equipo de Brown está obligado a recorrer cientos de kilómetros para cada partido de visitante y los jugadores lo sienten. “Los viajes son muy cansadores. Le metemos mucho colectivo, son muchas horas de viaje y te terminan arruinando. Solamente fuimos en avión a jugar con Chacarita y Defensa y Justicia, pero a Rosario, por ejemplo, viajamos en micro”, revela Tevez.
Lleva el mismo apellido que el jugador del Manchester City pero la realidad es que el delantero de Brown tiene su propia impronta y uno de sus referentes a la hora de buscar un parecido futbolístico es Rodrigo Palacio, otro de "la contra". Sin embargo, el hombre de Brown reconoce que mira también los movimientos de Carlitos Tevez. El Búfalo solo quiere escribir su propia historia.
(*) Especial para 442
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