martes 16 de abril del 2024

Mónaco y Nadal, enemigos íntimos

Los protagonistas del primer duelo de la final de la Copa Davis se conocieron a los 15 años en Barcelona. La historia de una amistad inquebrantable.

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Se conocen mucho. Han transitado los años que llevan de carrera juntos, con resultados y experiencias disímiles, pero siempre apoyándose. Durante los meses de competencia, se divierten en los ratos libres: entrenan, charlan de tenis, fútbol y hasta de mujeres. Miran juntos los partidos de Estudiantes, del Real Madrid y hasta se consolidaron como una dupla imbatible en la Play Station. Sin embargo mañana, cuando a las 10 de la mañana arranque la final de la Copa Davis con ellos como protagonistas, el encuentro en la cancha de La Cartuja, Sevilla, será a “cara de perro”.

Juan Mónaco y Rafael Nadal estarán frente a frente dentro del court. Para Pico el de mañana será “el partido de su vida”, con la bandera Argentina en el pecho y con la ilusión de aportar para llevar a casa la primera Ensaladera de Plata. Por eso, poco le importará su cercana relación con el manacorí, el chico que conoció a los 15 años cuando comenzó a dar sus primeros pasos como tenista profesional en la Academia Sánchez-Casal de Barcelona -donde vivió tres años antes de volver a Tandil- y con quien forjó una relación de apoyo y contención que fue creciendo con los años.

Elogios cruzados. "Es uno de los países con los que menos me dolería perder, porque a los que están enfrente los considero amigos", aseguró Nadal en una entrevista a la agencia DPA sobre esta nueva final de Copa Davis. "Mis amigos en el circuito son por supuesto los españoles, pero enseguida vienen siempre los argentinos. Mónaco es de mis mejores amigos sin lugar a duda. Es igual o más amigo mío que muchos españoles", agregó Rafa sobre su primer contrincante en La Cartuja. Pico también ha sabido resaltar su relación con el número 2 del mundo: “Es mejor persona que tenista”, destacó a la prensa.

Fútbol, virtual y real. Los tenistas pasan prácticamente diez meses del año fuera de sus casas y, entre los entrenamientos y los partidos, hay que buscar actividades para entretenerse. El Pro Evolution Soccer de la Play Station es, quizá, una de las actividades más populares y en ese rubro a la dupla Mónaco-Nadal es muy difícil ganarle. Para que quede demostrada su habilidad con el fútbol virtual, el español colgó en su Facebook oficial hace pocos meses un partido que, junto a Pico, le ganó a su compatriota Ferrer durante el Masters 1000 de Montecarlo.

Amantes también del fútbol real, Pico ha convertido a Nadal en un hincha más de Estudiantes de la Plata, el club de sus amores. Tal es así que el español vivió con el tandilense la emoción de la consagración del Pincha en la Copa Libertadores 2009 y la decepción, luego, en la final del Mundial de Clubes. El balear tiene la camiseta del Pincha, como también le han regalado la de Boca. Pero, a la hora de elegir, no duda: “La de Estudiantes me tira un pelín más”, dice.

Nadal conoce muy bien el juego de Pico, sus puntos fuertes y sus debilidades. Lo mismo sucede a la inversa. Durante las giras, el español y el argentino suelen entrenar juntos y, cada vez que lo necesitan, se aconsejan mutuamente e intercambian información sobre los futuros rivales de cada uno. Mañana, en La Cartuja, todo será diferente: sin importar cuan cercano sea el tenista de enfrente, Rafa y Pico serán, por un rato, enemigos íntimos.

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