viernes 19 de abril del 2024

¿El principio del fin?

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Todos los grandes equipos de la historia tuvieron un punto de inflexión. Todos, inexorablemente todos, vieron cómo en determinado momento se apagaba su hegemonía deportiva. Nadie puede conocer con antelación cuando llega ese día, ni los propios protagonistas se percatan a ciencia cierta pese a poseer más información que los de afuera.

Esos grandes equipos que hicieron historia y que quedaron en la memoria colectiva, no desaparecieron de un día para el otro. El declive fue progresivo, lento, pero mirado a la distancia, se pudieron apreciar algunos hitos o pequeños indicios que quedaron en el recuerdo porque marcaron el principio del fin, marcaron un antes y un después.

Para el histórico Real Madrid su punto de inflexión fue la derrota ante el Inter de Helenio Herrera por la final de la Copa Europa del 64, luego el equipo siguió ganando pera ya no fue el mismo. Lo mismo pasó con el Ajax del Totaalvoetbal y su último gran partido en la final europea frente a la Juventus en Atenas y la posterior partida de Cruyff al Barcelona. La derrota ante el Olympique de Marsella en la final de 1993 para el Milan de Sacchi/Capello surtió el mismo efecto. En la búsqueda por mencionar algunos ejemplos de Sudamérica podemos escoger a la derrota por penales (frente a Vélez) del mítico Sao Paulo de Telê Santana (en la década del 90) o del Boca de Bianchi ante el Once Caldas (en la década pasada).

El Barcelona de Guardiola ha transformado al fútbol moderno. Su gravitación no sólo es objetiva en cuanto a títulos, sino también en cuanto a las modificaciones que generó en el inconsciente colectivo. ¿Hace cinco años quién se preocupaba por conocer el porcentaje de tenencia del balón antes de analizar un partido? Gracias a su devoción por la posesión absoluta, la innegociable búsqueda por la apertura del campo y la presión alta, el Barça modificó dos patrones de juego que prevalecían en la época: la reducción de espacios hacia atrás para salir rápido en contragolpe y la maximización del recurso de la pelota detenida.

En el rubro del haber quedará en un sitial de excelencia y difícilmente pueda ser superado. El registro de 13 títulos sobre 16 posibles, desde el arribo de Pep a mediados del 2008 hasta la conquista del Mundial de Clubes en diciembre del 2011 (sólo se le escaparon dos Copas del Rey y una Champions League que obtuvo el Internazionale).

En esta última semana, sucedieron una serie de eventos que sorprendieron a propios y extraños. La expectativa del público (en la semifinal frente al Chelsea) estaba centrada en el Barcelona, principal favorito para alzarse con la Champions League. A eso se le sumaba el sprint final en la Liga española, que lo había puesto a tiro del Real Madrid en la previa al clásico en el Camp Nou, y lo dejaba al acecho del título.

En el primer partido en Londres hubo posesión del balón y desequilibrio, el equipo generó una decena de situaciones de gol pero falló en la puntada final, algo poco habitual en estos jugadores. En el partido frente al Real Madrid también acaparó el dominio del balón pero fue inefectivo para perforar el bloque de 10 jugadores en 30 metros que le propuso Mourinho, y terminó perdiendo: el partido y la Liga. En la vuelta ante el Chelsea hubo posesión, desequilibrio y gol, la semifinal estaba sentenciada con el 2 a 0 y el hombre de más, pero ocurrió lo que nunca le había pasado: le dieron vuelta la eliminatoria en casa.  

Al Barcelona aún le queda la Copa del Rey (frente al Athletic de Bielsa) para cerrar una temporada atípica de la mejor forma posible. Esta ha sido la peor semana en la era Guardiola como entrenador del conjunto catalán. A la incertidumbre generada por la caducidad de su contrato, se le suman sus declaraciones post-partido donde deja la puerta abierta para una eventual salida.

Negar la importancia del resultado es anacrónico. El fútbol profesional se fundamenta en la retribución al éxito, pero lo alcanzado por este equipo va más allá de una “mala semana”. Dentro de unos cuantos años, cuando muchos de estos jugadores ya hayan abandonado la actividad, los amantes del fútbol podremos mirar hacia atrás y probablemente lleguemos a la conclusión de que hubo un antes y un después de esta semana. El tiempo pasa para todos pero algo permanecerá inalterable: el sentimiento de gratitud por las emociones generadas.

(*) Médico, periodista y ex futbolista. Especial para 442.

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