jueves 25 de abril del 2024

Falcioni, por lo que Bianchi no pudo

Con la rotación de jugadores como eje, Boca intentará ganar el torneo local y la Libertadores a la vez, algo inédito en su historia. El secreto del DT.

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Ciento dos días. El Boca volcánico escupía lava interna en un vestuario histérico por el empate sin goles ante el microscópico Zamora; la venezolana noche en Barinas había puesto al entonces club de la pelea de cara a un estallido; la patológica reducción del conflicto, Falcioni versus Riquelme. Ciento dos días atrás en los que Boca, además, arrastraba una clasificación penosa en la Copa Argentina al superar por penales al casi anónimo Santamarina de Tandil, del Argentino A; y un triunfo sin brillo contra Olimpo en la Bombonera, en el inicio del Clausura.

“Hoy vamos por todo”, declama Falcioni. Una obviedad o verdad de Perogrullo o frase de ocasión/demagoga/lógica/protocolar. Una revelación, ciento dos días después. Este Boca va por lo nunca visto. Por lo que ni Bianchi, el gran ganador, pudo. Primero en el torneo local, único equipo argentino semifinalista en la Libertadores y todavía en pie en la Copa vernácula, Falcioni quiere el bronce: empujar a Boca a la trilogía, a lo inédito. A ganar todo lo posible en el rato que dura este periplo, que empezó el 2 de febrero en Tandil.

Rotación. El cansancio es el veneno contra el que tendrá que luchar Boca para llegar sano a las instancias decisivas. Sólo por Copa Libertadores ya dio media vuelta al mundo, en esos 21 mil kilómetros de sus dos viajes a Río de Janeiro, su visita a Barinas y su cruce a Santiago de Chile en octavos de final para enfrentarse a Unión Española. A la capital chilena deberá volver para jugarse su pase a la final, ante la U. Entre el mapa de rivales de equipos de Primera, de ascenso y los internacionales, Boca mezcló nombres y sistemas. El preparador físico de la era Bianchi, Julio Santella, le aporta a PERFIL: “No es conducente un equipo de memoria; es una definición primaria. Tampoco poner todos los suplentes”. El ahora coordinador de los PF juveniles de Boca detalla: “Hay que atender el momento de cada jugador, ésa es la clave. Bianchi anotaba todos los minutos que jugaba cada uno, evaluaba cómo estaban emocionalmente y recién entonces decidía; no importaba si habían jugado seguido o no. Por ejemplo, todo el mundo le pedía a Neri Cardozo, que la rompía, pero en la Copa lo ponía a Caneo. Tenía que ver con el nivel de maduración; Caneo era emotivamente el más parejo de los dos”. Santella, además, relativiza el promedio de edad. En ese rubro Boca cuenta con viejos DNI: el equipo titular, con un promedio de 30,2 años, es el mayor del Clausura. Javier Sanguinetti, ayudante de Falcioni, explica: “Dependemos de las capacidades físicas y mentales de los jugadores. En el día a día, se nivelan individualmente las cargas. Pero son tres torneos, no es fácil la planificación”. En el recorrido, el último campeón del fútbol argentino sufrió este año lesiones que le complicaron la planilla; Colazo, Ledesma (en recuperación), Somoza, Riquelme, Clemente Rodríguez, Cvitanich, Silva, Erviti y Roncaglia se perdieron partidos por problemas físicos. Son nueve de los 34 futbolistas ya utilizados por el entrenador que intentarán completar la saga de tres títulos en cinco meses. Lo que ni Bianchi hizo.

Por un récord. Los números indican una efectividad del 67,8 por ciento. Entre las tres competencias, Boca armó un currículum con 16 triunfos, 9 empates y tres derrotas. Una catarata de puntos cosechados que implica un análisis a futuro para Falcioni: “En este momento debo tener la mente fría para tomar las decisiones correctas”. Mouche, la figurita de moda que se quejó por no jugar ni un minuto en la revancha de cuartos de final contra Fluminense, es un ejemplo de la foto que mira el entrenador. El delantero no es un jugador complementario. En efecto, es el que más jugó: 26 partidos entre las tres competencias (marcó goles en todas). Sin embargo, el DT prescindió de él para el último choque. Mouche es, también, un caso testigo para Santella: “No es el mismo de hace seis meses. Antes no jugaba casi nunca y ahora, casi siempre. El técnico sabe si un jugador está en el piso o el techo de sus posibilidades”. El rubio delantero, que pidió disculpas por quejarse de ser suplente, fue tema para Schiavi. Ayer el defensor polemizó: “Mouche no puede decir lo que quiera, ya lo hablamos con él y admitió su error. Pero se habló mucho más de lo que dijo él que de nuestro pase a semifinales. Fue más importante lo que logramos”.

Solamente en dos partidos del Clausura (empate ante Rafaela y victoria frente a Racing) Boca fue una versión complemente B. Ya en la recta final, el Xeneize transita un recorrido contra la historia. La vez que Bianchi estuvo más cerca del doble título torneo local/Libertadores fue en 2003: campeón en la Libertadores y segundo en el Clausura, a cuatro de River. Al año siguiente volvió a ser subcampeón de River, a idéntica distancia. Pero perdió la final de Copa contra Once Caldas.

Quizás a Boca le haya llegado el tiempo de las revanchas. Tiene todos los frentes abiertos. Y la chance de sumar tres estrellas en un puñado de días. En muchos menos que los ciento dos que pasaron de aquel amague de renuncia de Falcioni.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.