jueves 25 de abril del 2024

Una copa que tiene futuro

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Al margen de las intenciones estrictamente comerciales que han tenido los patrocinantes de la Copa Argentina para que la final fuese una reedición del Superclásico entre Boca y River, el torneo llegó para quedarse y ha demostrado que puede ser un proyecto con vida futura. En un país donde siempre cuesta programar y pensar en el mediano y largo plazo, la Copa Argentina se instaló con una idea distorsionada de lo que sucede en Europa, pero alcanzó a ser un paliativo para muchísimos clubes que ven pasar el dinero y la competencia importante por sus narices y nunca pueden, por distintas razones, competir en un nivel más exigente.

No importa que haya habido mayoría de suplentes en casi todos los equipos, porque fue una buena oportunidad para que los habituales integrantes del banco alternativo -y aquellos que terminan jugando el preliminar o desde la platea a sus compañeros- tuvieran que defender al club en partidos oficiales ante equipos que, en muchos casos, no habían enfrentado nunca. Fue la ocasión que les permitió a varios clubes pequeños y poco conocidos del ascenso metropolitano y del interior mezclarse por un rato, aunque más no fuera, con equipos populares.

No fueron demasiadas las sorpresas, pero vale la pena refrescar algunas: Excursionistas eliminó por penales a Huracán, Barracas Central hizo lo propio con Lanús, Atlético Policial de Catamarca dejó afuera a Instituto, Sportivo Italiano se cargó a Godoy Cruz, Patronato sentenció a Newell’s, Sarmiento de Resistencia hizo lo mismo con Arsenal y Sarmiento de Junín eliminó a Colón. Ni que hablar de la gran campaña de Deportivo Merlo, que mientras conseguía los puntos necesarios para mantenerse en la Primera B Nacional por cuarto año consecutivo con el mismo plantel luchó y accedió a las semifinales. Allí, fue Boca quien lo venció por penales tras una dramática definición, con Riquelme, Silva y compañía.

Quizá falte algo más: ¿por qué jugar en canchas neutrales y bien alejadas de los lugares donde muchos clubes tienen sus localías? ¿Por qué no darle la chance a las entidades más chicas de ser locales como sucede en otros países? ¿Por qué tanto cambio de fechas atendiendo muy solícitos el pedido de los equipos más poderosos? Son pequeñas cuestiones que se pueden rever y modificar.

En definitiva, los organizadores repartieron buen dinero. No se jugará la final soñada por ellos, pero no deja de ser un clásico entre grandes: Boca y Racing, con seguridad lo jugarán con sus mejores hombres. Boca es el mejor equipo del país y Racing intentará un premio consuelo después de tanta irregularidad. Un triunfo, quizá, pueda permitirles a algunos de sus futbolistas renovar su contrato, hoy puesto en duda por bajas prestaciones.

En posteriores ediciones, seguramente la clasificación para la Copa Libertadores y el anzuelo que significan los premios económicos obrarán como estímulo para que todos contribuyan en armar equipos más competitivos y mejor calidad de juego. No ha sido casualidad que el 41% de los encuentros se hayan definido por tiros penales. En el ítem  técnico, hay evidente ausencia de brillantez, algo que alcanza por igual a todos los campeonatos argentinos. Por lo demás, el saldo es positivo y con correcciones, el futuro puede hacerlo más interesante aun.

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