viernes 29 de marzo del 2024

River ascendió y festejó en La Boca

En 1908, el club venció a Racing en la final de Segunda División y logró así su ingreso a la A, siete años después de su fundación.

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River ya ascendió. No, no es futurología, ni una investigación para decir “fue un adelanto exclusivo de diario PERFIL”, ni nada parecido. Pero River ya ascendió, una vez. Hace mucho, mucho tiempo: en 1908. Aquel año se ganó una plaza en Primera División, hasta que la abandonó el año pasado. El fútbol era distinto al de estos días. No era profesional, los defensores eran backs, los delanteros eran forwards, los goles eran goals y los teams jugaban en fields sin césped. Es una situación, la de ascender, que River ya vivió pero no recuerda. Puede repetirse este fin de semana. Aunque el contexto es diferente: aquella vez fue para subir a un lugar desconocido, desde el que se hizo grande; ahora es para recuperarlo.

El ascenso. El 27 de diciembre de 1908, el día del partido por el ascenso, el diario La Nación anunciaba: “... este club (River) se presentará a jugar el match protestándolo por anticipado...”. El rival era Racing. River ya le había ganado 2 a 1 en tiempo suplementario, y logrado el ascenso, el 13 de diciembre, pero todo fue anulado por el Consejo de la Football Association. Los hinchas invadieron la cancha para festejar con los jugadores el segundo gol y la protesta de Racing tuvo su efecto: el partido debía jugarse nuevamente. “En cuanto a la resolución del Consejo de que si el field fuese invadido se declarará desierto el campeonato... ...pero bueno es que los referees tengan presente que el que juega con fuego se expone a quemarse”, advertía aquel anuncio.

En el diario La Argentina, el capitán del equipo, Julio Abaca Gómez, le dedicaba una carta al director de la Football Association, rescatada en un informe del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF): “Por último Sr. Director, hago saber que no tengo el menor inconveniente en aceptar partidos con el Racing, no una, sino cuantas veces se me invite, para ofrecerles la ocasión de comprobar quién vence a quién”.

Entonces el momento de la revancha llegó. El país tenía como presidente a José Figueroa Alcorta y era el año que se inauguró el Teatro Colón. Y el fútbol no tenía la trascendencia mediática del presente. El field designado para el match era el de Gimnasia y Esgrima, en Palermo. Fue ante un público “numerosísimo”, según consignó el diario El País. No los había frenado ni el clima: el día anterior la lluvia había castigado a Buenos Aires. La cancha, igual, estaba “en condiciones aceptables”, seguía la crónica. El público pagó un peso la entrada a la tribuna oficial y 50 centavos la popular (Dios sabrá a cuánto equivale en la actualidad). Para llegar a ese partido definitorio, River había ganado su zona (eran cuatro) y vencido en la semifinal a Ferro por 5 a 1. Racing, en esa instancia, había superado 1 a 0 a Boca.

A jugar, otra vez. Y en la final River, parece, dominó de principio a fin a su rival. “El Racing inició por consiguiente el juego, pero sus forwards no lograron conservar por mucho tiempo la pelota, que bien pronto pasó a poder de los jugadores contrarios, y acto seguido éstos se colocaron a la ofensiva, hasta que a los cinco minutos, merced a un centro de García, Grifero abrió el score con un shot fuerte y bajo”, dice la crónica de La Nación. El primer tiempo finalizó con una ventaja de 3 a 0 para el equipo boquense. Sí, de La Boca, porque River nació allí y jugaba en el field que tenía en la Dársena Sud.

El segundo tiempo arrancó con un hecho curioso: el arquero de Racing, Lamour, no quiso seguir jugando. “Reanudado el juego, el Racing se presentó en el field con sólo 10 hombres, por no haber querido continuar jugando Lamour”. J. Ohaco ocupó su lugar. Con un hombre de menos, la supremacía fue mayor. Hasta llegar a los siete goles finales, que pudieron ser nueve si el árbitro, Rodrigo Campbell, no anulaba –mal, parece– dos goles. “El match fue en general bueno. Sin embargo, el desequilibrio de fuerzas que se notó desde un principio le quitó mucho del brillo que se esperaba.”

El fin de la crónica del partido de 1908 podría ser la misma –con algún retoque– que la de mañana, domingo 17 de junio de 2012. “El match de ayer hace esperar que, reforzados aquellos puntos que se notan más débiles, el River Plate tendrá una buena actuación en la temporada próxima, dentro de la Primera División.”

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.

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