viernes 19 de abril del 2024

Campazzo, un pequeño entre gigantes

Con 21 años y 1.79 de altura, fue el elegido para reemplazar a Pepe y conducir al equipo en Londres junto a Prigioni. "Todavía no caigo", dice. Fotos. Galería de fotosGalería de fotos

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Los Juegos Olímpicos de Londres son el gran objetivo de una Generación Dorada que debió cambiar nombres desde la hazaña dorada en Atenas. A pesar de semejantes ausencias, el semillero argentino debió dar sus frutos para reemplazar a aquellos héroes. Uno de los brotes es Facundo Campazzo, el joven base de Peñarol, quien deberá continuar el legado que dejó Pepe Sánchez y ser el ladero de Pablo Prigioni en la conducción del equipo olímpico.

"Se me pone la piel de gallina pensar que en el último torneo que jugó la Selección estaba Pepe. Pero no me autopresiono, mis compañeros me ayudan muchísimo para ganar confianza porque en la etapa de la preselección estaba algo nervioso y me costaba adaptarme", le reveló el cordobés a 442. 

Joven y ganador. Nacido hace apenas 21 años, Campazzo es promesa y realidad al mismo tiempo, agregándole madurez y cierta dosis de rebeldía a su juego. Así lo demostró en Peñarol, donde consiguió diez títulos, siendo el MVP de las finales de la Liga Nacional. De todas maneras, su rol en esta selección de estrellas no será el mismo que en Mar del Plata y no tomará protagonismo ofensivo. "El técnico me pide que presione a los bases rivales para que no jueguen cómodos. Cuando estoy en cancha tengo que tratar de que el equipo no decaiga y siga manteniendo la intensidad", dijo.

Su talla quizás no sea la ideal para este deporte, pero a pesar de sus 1.79 metros, no existen imposibles para Campazzo. Incluso, en el partido ante el Dream Team en Barcelona, se dio el lujo de enfrentarse de igual a igual contra jugadores más fuertes y hasta le tapó un tiro a Kobe Bryant (1.98), desmitificando a aquellos que lo criticaban por su baja estatura.

El elegido. A medida que se iba acercando el momento de definir a los doce olímpicos, Julio Lamas tuvo que tomar la decisión menos feliz para un técnico y descartar un jugador. El puesto de base estaba entre Campazzo y Nicolás Laprovíttola, a quien Facu respeta mucho, tanto que trató de no exteriorizar demasiado su alegría por respeto a su compañero. "Lógicamente me puse muy contento y los primeros en enterarse que iba a Londres fue mi familia, que siempre me apoyó en todo", confesó.

"Todavía no caigo, no sé si eso es bueno o malo. Pero trato de disfrutarlo al máximo todo lo que me está pasando. Vengo de ganar el tricampeonato con Peñarol y ahora voy los Juegos Olímpicos. Trato de vivir el día a día, mejorar como persona y jugador y sacarle el máximo jugo a todo esto que es muy lindo", sostuvo el base que desde 2007 integra los seleccionados juveniles.

Su espejo, Prigioni. "Soy de mirarlo mucho. Por ahí tenemos distintas características, pero quiero incorporar cosas suyas a mi juego. El es más pensante, maneja muy bien los ritmos de juego, está un paso adelante del resto en las jugadas, sabe que va a pasar y yo soy más revulsivo. El me ayuda a medir los tiempos de partidos y ser un conductor agresivo y tranquilo a la vez", dijo sobre el flamante armador de los New York Knicks.

El domingo será el debut ante Lituania, pero dos días antes será la ceremonia inaugural que abrirá la mega fiesta del deporte. "No sé cómo imaginarme los Juegos, pero me han contado muchas cosas los que ya estuvieron. Va a ser una experiencia muy grande porque van a estar los mejores atletas del mundo".

Con la cámara lista en el bolso, Campazzo ya palpita su aventura olímpica. Sin embargo, no irá de turista a Londres: sueña, como todos, con que el 12 de agosto aparezca en la foto de los diarios con una medalla olímpica.

(*) Especial para 442

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