Se llama Carola Malvina López Rodríguez y nació en Córdoba el 17 de abril de 1982, en medio de la guerra por las Islas. Se llama Malvina, es taekwondista y quería triunfar en Londres. "No creo que sea casualidad que me llame Malvina. Quizá acá, en Inglaterra, pueda hacer historia", dijo ella tras ganar por 1-0 en su debut ante la marroquí Sanaa Atabrour. Quería hacer historia, pero esta vez no pudo.
La derrota en cuartos de final de la categoría hasta 48 kilos contra la croata Lucija Zaninovic por 13-4 (y la posterior eliminación de su rival), dejaron a Carola afuera de un posible repechaje y la cordobesa se tuvo que conformar con un diploma olímpico. Antes de competir, la joven de 30 años había sentado posición: "Tengo mi opinión formada al respecto de la guerra, pero los Juegos Olímpicos son netamente deportivos e inclusive el COI obliga a hacer una tregua con estos temas", dijo ella en una charla con el programa de Radio Metro Basta de Todo.
Su historia. Su papá quería ponerle Soledad de primer nombre, pero a su mamá le pareció mucho, así que optaron por Carola por un tema de Leonardo Favio. Con Malvina, sin embargo, no hubo dudas. "Me lo pusieron en honor a las Islas porque eso fue muy impactante para ellos. Mi papá me dijo que aquel 2 de abril la gente salió a la calle, y había más gente que en el Mundial del 78", contó la deportista . "Mi papá lo hizo como homenaje a los soldados que habían ido a luchar por lo que estaba sucediendo, pero no tienen ningún tipo de relación militar ni política, son ciudadanos comunes y corrientes”, aclaró Carola.
El deporte como defensa. Carola es cordobesa, pero se crió en Neuquén. Allí, ya de muy chica, comenzó a practicar artes marciales. La decisión fue en gran parte de su madre, que buscaba en el karate, además de disciplina, un método de defensa para sus hijas ante la inseguridad. A los nueve años, Carola se inclinó por el taekwondo: en ese momento nació su pasión. Con esfuerzo llegó al número cinco del ránking mundial en 2005, y pese a que podría haber representado al país en Beijing 2008, decidió dar un paso al costado. Es que un conflicto que arrancó en 2007 entre la Secretaría de Deportes y la Confederación Argentina de Taekwondo la dejaron sin recursos, y la falta competencia le quitó el estimulo.
Tres años duró la ausencia de Carola dentro del circuito competitivo. Decidió en ese momento hacer la carrera de Contadora Pública y se puso a trabajar. Pero las pasiones son difíciles de silenciar, y Carola se dio cuenta que el taekwondo era lo suyo. Volvió en los Juegos Odesur 2010, y encontró en el ENARD el apoyo que nunca había tenido. Luego de caer en cuartos de final, explicó que la ayuda del organismo estatal fue fundamental para estar en los Juegos. "El ENARD nos ha dado mucho apoyo, pero recién hace dos años que empezó. Ellos apuntan a Río y me imagino que serán muy buenos los resultados que tendrán en cuatro años”, dijo ella a La Voz del Interior. Malvina no pudo hacer historia en Inglaterra, pero ya piensa en Brasil.