viernes 29 de marzo del 2024

Magui y Mechi, Leonas de los medios

Aicega y Margalot hablaron con 442 en la previa de la final ante Holanda. Cómo es estar afuera de la cancha. Lucha Aymar y las chances argentinas. Galería de fotosGalería de fotos

442

La actualidad las encuentra nuevamente en el lugar de los hechos, donde sucede lo importante. Ya no en el rol de protagonistas, pero lo suficientemente cerca como para seguir despuntando ese vicio de sensaciones que parece nunca perderse. Las dos construyeron una historia que aún muestra sus ribetes y que tiene un correlato tan vigente que logrará mantenernos este viernes a todos con los ojos pegados a la pantalla durante 70 minutos.

Magdalena Aicega y Mercedes Margalot, dos de las jugadoras más reconocidas de la generación más exitosa del hockey femenino argentino, traspasaron ese limbo que transitan los grandes deportistas que han dejado la actividad y se reconstruyeron en los márgenes. Se han hecho lugar en el universo de los medios a fuerza de dar otra visión; una mucho menos desapegada y más relacionada con la que experiencia de quien ha vivido lo que cuenta con pasión.

Desde Londres, a donde fueron enviadas por ESPN 107.9  -la radio en la que trabajan- las dos ex Leonas hablan con 442 en la previa a la final entre Argentina y Holanda. “Es una sensación rara vivir un Juego Olímpico de esta manera. Como jugadora estaba acostumbrada a hacer las cosas de determinada manera y ahora tengo que hacer lo contrario”, dice Magui Aicega, en medio de un descanso de su trabajo para la cobertura multiplataforma de ESPN. “Hay que aceptarlo, son etapas en la vida. A mí me gustaría seguir jugando y formando parte de todo esto, sin embargo estoy muy contenta porque trabajar en un Juego Olímpico es un privilegio”.

“Es un mundo completamente distinto”, completa Mechi Margalot. “El atleta no tiene parámetro de lo que sucede fuera de la Villa Olímpica, ya que está muy concentrado en la preparación y el rendimiento. De esta manera hay estar informada de todo y enfrentada a todo lo que hay detrás de lo que se ve”. La ex defensora de Las Leonas lo dice con el sentimiento a flor de piel, ya que formó parte del plantel argentino en la preparación previa a Londres, pero se quedó afuera de los Juegos por una lesión. “En mi caso tuve que poner una distancia con el hockey para que no me afecte desde el lado emocional, porque tengo que seguir haciendo las transmisiones y las notas. Cuando vuelva tendré que procesarlo. Acá trato de hacer mi trabajo y de aprender de los que más saben”.

Parte de ese trabajo es emitir opinión sobre el juego de sus ex compañeras y, en muchos casos, de sus amigas, aquellas con las que han compartido infinidad de momentos. “Una siempre va a tener la mentalidad de deportista. Trato de analizar de la manera más objetiva posible, pero ante la duda, termino estando del lado del jugador. Intento de ponerme en su lugar y entender qué le pasa por la cabeza”, dice Aicega. Margalot se suma: “Es difícil. Mucho más para mí que hasta hace poco lo vivía desde adentro y conozco muchas cosas. Peco más por ser reservada que por hablar de más. La gente tiene que entender que no vamos a ser tan críticas como un periodista o un deportista que venga de otra disciplina. Sabemos que hay que encontrar la forma porque en el medio está la credibilidad de cada uno. Pero lo cierto es que terminamos criticando poco.”

Vivir nuevamente el clima olímpico las enfrenta con su propio recuerdo, esos que quedan marcados a fuego. “Se extrañan los partidos y la adrenalina con la que se viven. Pero principalmente se extraña estar en la Villa y compartir todo con todos esos atletas. Eso te tocó y no se vive nunca más”, asegura Magui Aicega. “Cada juego tiene su momento particular que te deja algo imborrable. En Sidney, cuando nos dimos que cuenta de que habíamos leído mal el reglamento y pasábamos de ronda; en Atenas, esa desilusión de haber perdido en semifinales cuando teníamos todo para quedarnos con el oro y en Beijing, el recuerdo de la despedida de un grupo de 16 íntimas amigas”, sostiene Margalot.

Ganadoras, entre otras cosas, de tres medallas olímpicas (plata en Sidney 2000 y bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008), ambas tienen una relación de amistad con Luciana Aymar, la mejor jugadora de hockey de la historia, que por estas horas transita la previa de lo que puede ser su último partido con el equipo. “No sé si este será su último torneo y como amiga tampoco se lo pregunto. Si se retira será una decisión 100% racional, porque la cabeza y el físico le dan para jugar por varios años más. Si quiere esperar y jugar el Mundial, puede hacerlo. Está en condiciones de seguir marcando la diferencia de la misma manera que lo hace hoy”, asegura Mechi. “Realmente no sé qué decisión va a tomar. Si larga todo, el hockey tendrá que acostumbrarse a vivir sin Lucha Aymar. No siempre salen deportistas que marcan tanta diferencia, como es Luciana y alguna vez fue Maradona en el fútbol. Ella tiene que hacer lo que la haga feliz”, sentencia Magui.

Un nuevo salto a la gloria está al alcance de este equipo que sigue elevando la vara del deporte argentino. Ya se aseguró su cuarta medalla en cuatro Juegos consecutivos, pero este viernes a la 16 irá por la única que le falta, la más preciada. En el camino está Holanda, un viejo conocido de mil batallas, al cual Aicega y Margalot enfrentaron en varias ocasiones. “Este torneo fue muy impredecible, cualquiera le podía ganar a cualquiera. Holanda fue superior al resto sin demostrar demasiado. No es el de antes. En la semifinal hizo un partido muy malo. Argentina depende de Argentina. Si hace las cosas bien va a ganar el oro”, asegura Magui. Mechi se hace eco de lo que dice su amiga: “Vi muy bien a Las Leonas en la semifinal. Aparecieron las individualidades y algunos detalles, como el córner corto. De Holanda me sorprendió el bajo rendimiento. Verdaderamente creo que Las Leonas llegan mejor a la final. Esta es la oportunidad más clara que ha tenido Argentina de ganar una medalla de oro en un Juego Olímpico”.

(*) especial para 442

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