jueves 28 de marzo del 2024

La quinta defensa, para el viejo

Con un KO en el undécimo, El Huracán Narváez retuvo el título mundial supermosca OMB. Emocionante dedicatoria para su padre fallecido. Fotos. Galería de fotosGalería de fotos

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El chubutense Omar Narváez le tributó en la medianoche del sábado a su padre recientemente fallecido una victoria por nocaut en el undécimo round y retuvo así el título mundial supermosca OMB por quinta vez al batir al mexicano Johnny García en la pelea principal de la velada que se desarrolló en el Luna Park.

"El Huracán" (52 kilos) tiró a su oponente (51,550) en tres ocasiones en ese capítulo que era el penúltimo de los pactados y así le puso el sello a su triunfo.

La mayor experiencia y jerarquía técnica le permitieron al campeón imponerse de un modo indiscutible y con una producción que fue incrementándose a partir del quinto asalto, tras un comienzo deslucido.

El patagónico le dedicó el nuevo éxito a su progenitor Estanislao, quien, a la edad de 61 años, murió el martes último, razón por la cual esta reunión que estaba programada para el miércoles se postergó hasta este sábado.

Narváez, de 37 años, tras la consagración festejó envolviéndose en una bandera de fondo blanco con inscripciones en rojo en la que se leía "gracias viejo, eternamente te recordaremos, tus hijos".

Inmediatamente a continuación, los cuatro hermanos del monarca, también ligados al boxeo, lo levantaron en andas y para completar la celebración y el homenaje también subió al cuadrilátero el primogénito del bicampeón, el pequeño Junior, su ladero inseparable.

El oriundo de Trelew, quien antes de reinar entre los supermoscas se convirtió en recordman argentino al lograr 16 defensas positivas en la categoría inmediatamente inferior, también en el marco de la OMB, pasó a disponer de un registró compuesto por 37 combates ganados, 20 de ellos precipitados, un único revés y dos empates.

Narváez tuvo, tal como es habitual, un rendimiento de menor a mayor. Esta vez los primeros capítulos fueron complicados para el pugilista local.

El desafiante (ahora 16-4-1, 8 kos), quien habìa empezado con mucho respeto, no tardo en lanzarse al ataque en base a su mayor tamaño y potencia.

A Narváez le costaba mucho atacarlo, pero de bloquear los embates del mexicano poco a poco pasó a contraatacarlo en base a su andar idóneo sobre el ring y en la primera mitad de la pelea consiguió una leve ventaja.

Narváez acertaba más y mejor, a pesar de que su retador era quien tiraba golpes frecuentes y violentos.

En el séptimo episodio se sumó la levantada del anfitrión al ahogo del azteca y un cruzado de zurda en la sien le causó una caída al visitante. Sólo le faltó tiempo al campeón para concretar en ese momento la victoria. En el octavo episodio, intentando subsistir, el mexicano aplicó un cabezazo y un golpe bajo, en forma simultánea, por lo que el árbitro puertorriqueño Roberto Ramírez Junior resolvió descontarle un punto.

Desde entonces la incógnita pareció limitarse a saber si Narváez iba a precipitar la conservación de su cetro, ya que cada vez que lo encerraba lograba castigar sin pausa al "Laberinto", pero las tres caídas en el undécimo segmento le pusieron un broche adecuado al tributo para Estanislao Narváez, el padre de la criatura.

Fuente: DyN

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