martes 19 de marzo del 2024

La difícil tarea de ser el “hijo de”

Si decide ser futbolista, al hijo de Messi lo mirarán con los ojos con los que se mira a su padre. Quiénes son los que pudieron superar el legado.

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Si hubiera que proyectar una Selección del futuro, cualquiera apostaría que se tratará de un equipo exitoso. Es que en 20 años, Argentina podría reunir en un mismo plantel a Benjamín Agüero, a Thiago Messi y al próximo hijo de Diego Maradona. Además de la coincidencia generacional, está la herencia: hijo y nieto de crack, Benja tiene tres años y ya se vieron videos de él pateando con el Kun, su papá. Los otros dos serán hijos de dos hombres considerados como los mejores de la historia.

Sin embargo, son contados los casos de futbolistas que siguieron los pasos de sus padres y lograron superarlos. De hecho, ya hay un Maradona junior. Diego Sinagra es un caso que derriba eso de que hay continuidad genética: nunca se destacó y su último club fue el Quarto de la Serie D italiana.

En la actualidad hay uno que mejoró lo hecho por su padre. Se trata de Gonzalo Higuaín, el Pipa bueno. El Pipa delantero que dejó atrás el recuerdo del Pipa defensor rústico. En su carrera, Jorge ganó sólo un título, en la temporada 89-90, con River. Con 24 años, Gonzalo ya ganó tres Ligas españolas, dos Supercopas de España y una Copa del Rey.

Jorge además de padre es representante. Y está orgulloso del hijo que lo superó en el fútbol. Una muestra: cuando Gonzalo viajó para sumarse al Real Madrid le dijo que iba a a un plantel de figuras, pero que él también era una figura. “Yo hubiese hecho eso: poner un pie en el Real Madrid y decir ‘acá estoy’. Y eso hizo Gonzalo: mal o bien dice ‘acá estoy, confíen en mí’”, le contó el exdefensor hace un tiempo a la revista El Gráfico. El Pipita también es un hombre de Selección y tiene un Mundial encima (en 2010 jugó cuatro partidos y anotó cuatro goles).

Le pasó los trucos. Juan Sebastián Verón nació el día que su padre. Juan Ramón, se enfrentaba en un clásico contra Gimnasia, el 9 de diciembre de 1975. “Jugábamos el clásico, él nació a la madrugada y Bilardo decidió avisarme la mañana siguiente”, contó la Bruja mayor alguna vez. Y dio detalles de cómo Sebastián se construyó futbolista: “Cuando tenía dos años y yo jugaba en Colombia, lo llevaba a los entrenamientos. Fui técnico suyo en Octava, Séptima y Quinta. La portación del apellido es difícil de asimilar, pero Seba lo hizo rápido”.

Superar a Verón padre era complicado: ídolo de Estudiantes, había ganado tres copas Libertadores y dos Intercontinental con el club. El hijo se ubicó en una posición diferente en la cancha: Juan Ramón había sido delantero, él quedó como volante.

Con el Pincha, Sebastián logró el ascenso a Primera en 1995 y en su regreso al club fue campeón en grande. Obtuvo el Apertura 2006 (el club cortó una racha de 13 años sin títulos en Primera) y el Apertura 2010. Además, jugó en Boca, Sampdoria, Parma, Lazio, Manchester United, Chelsea e Inter. Y disputó tres mundiales.

Amor francés. Hijo de Jorge Trezeguet, David empezó su carrera en Platense y enseguida partió al Mónaco. Había nacido en ese país porque su papá, que se inició en Chacarita, jugaba en esa época en el Rouen. En 1977, Jorge volvió a Argentina. Jugó en Estudiantes de Caseros, Almagro, Español, Italiano y El Porvenir. Lo suyo era la marca: era defensor central. Su hijo prefirió los goles. Y le fue mejor. “Me fui joven de Platense, con 17 años, a una aventura nueva. Y tres años después ya era campeón del mundo, y cinco más tarde ya había ganado una Euro”, resumió el delantero.

David ganó dos Ligas con el Mónaco, dos títulos en la Serie A con la Juventus, equipo con el que ascendió de la B a la A en 2006-2007 (además de lograr dos Supercopa de Italia). Y como dijo, fue campeón del mundo con Francia en 1998 y ganó la Euro en 2000.

Potestad. Osvaldo Coloccini tuvo influencia sobre su hijo, Fabricio, que también eligió ser futbolista y también optó por el puesto de defensor. El padre se destacó en San Lorenzo y también jugó en Racing de Córdoba, Velez, Independiente Santa Fe y Unión Magdalena (ambos de Colombia), Argentinos y Talleres. Enseguida asumió que su hijo iba a tener una carrera más destacada: “Ni en toda mi carrera de jugador tuve tanta prensa como la que consiguió mi hijo en un solo partido”, declaró después de que Fabricio debutara en Boca con un gol.

De ese club, Osvaldo lo llevó al Milan a través del uso de la patria potestad. El chico fue campeón mundial Sub 20 en 2001, campeón olímpico con Argentina en 2004. En primera debutó en Boca y pasó por clubes europeos: el Milan, el Alavés, el Atlético Madrid, el Villarreal y el Deportivo La Coruña. Fue campeón con Boca, con San Lorenzo y con el Newcastle, donde está ahora.

Claro, estos casos son contados. Jordi Cruyff no pudo igualar a su padre, Johan. Edinho, hijo de Pelé, fue arquero del Santos. Nunca brilló. Los hijos de Ramón Díaz, Emiliano y Michael, apenas si lograron continuidad en los equipos que dirigió su padre. Leonardo Mas, alias Pininito, no superó a Oscar Mas, Pinino. Norberto Alonso hijo tampoco logró la popularidad de su padre.Y lo mismo ocurrió con Marco Francescoli, el hijo de Enzo, que dejó el fútbol antes de debutar en Primera.

El reloj ya empieza a correr. Habrá que ver cuál es el destino de los nuevos Agüero, Messi y Maradona.

(*) Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.