sábado 20 de abril del 2024

Los Grandes, por la gloria perdida

De los últimos veinte torneos, los equipos más poderosos solo ganaron ocho. Por eso, Boca, River, Racing y San Lorenzo se reforzaron para ser campeones.

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Es la historia de siempre: todo depende desde qué lugar se lo mire. Por eso, una misma situación puede provocar críticas despiadadas o elogios desmedidos. Están los que levantan la bandera de la década ganada, y los que se lamentan por la década perdida. Los que sostienen con argumentos que fueron diez años de crecimiento, y los que prueban que el retroceso fue atroz. Los que se beneficiaron con estos tiempos de cambios, y los que añoran el espejismo de los '90. Pero a no confundirse: estas son páginas de deportes, nadie pretende mezclarse entre candidatos K y de los otros, discutir sobre inflación y dólar paralelo, o aplaudir un modelo de integración. Acá hablamos de fútbol, señores, ese ámbito donde unos pocos grandes se achicaron y muchos chicos se agrandaron.

Las estadísticas son elocuentes. De los últimos veinte torneos sólo ocho fueron ganados por equipos grandes. Y de esos ocho, cinco se los quedó Boca. River apenas festejó dos veces, y San Lorenzo, una. Independiente y Racing ni figuraron. Los más poderosos, qué duda cabe, deberían organizar un cacerolazo de protesta por la década perdida, mientras Banfield, Argentinos, Estudiantes, Arsenal y Newell’s, por ejemplo, podrían exponer desde el programa Fútbol permitido un registro de la década ganada.

De todos modos, este Torneo Final "Nietos Recuperados" que arrancó anoche podría ser el detonador de un cambio. Es que, como no ocurría desde hace mucho tiempo, los grandes se armaron para pelearla en serio. Con Independiente en la B Nacional, pareciera que los otros cuatro poderosos tomaron nota de los años perdidos y se plantaron en serio. Por lo menos en los papeles, incorporaron bien. Se reforzaron como para que el hincha se entusiasmara. Y si bien la pelota todavía no rodó, está instalado que los grandes favoritos son los grandes. El típico jueguito de los candidatos previo al comienzo de cada campeonato, esta vez tiene como protagonistas a los sospchosos de siempre: Boca, River, San Lorenzo y Racing.

La corpo del fútbol hizo lo que tenía que hacer: invertir donde hacía falta. Entonces, por ejemplo, tenemos que Boca apostó a la calidad de Fernando Gago, a los goles de Emmanuel Gigliotti para reemplazar al errático Santiago Silva, y al regreso del Cata Díaz para poner orden en una defensa en problemas. En River, lo mismo: sin David Trezeguet, el dueño del área rival ahora será el talentoso/conflictivo/polémico Teo Gutiérrez, al que el entrenador Ramón Díaz le sumó la técnica de Jonathan Fabbro.

El caso de San Lorenzo es el más resonante. Si bien cerró el torneo Final con un gran desempeño (de los últimos diez partidos, ganó seis y empató cuatro), durante este receso se reforzó mucho y bien. En principio, Juan Mercier, Santiago Gentiletti e Ignacio Piatti renovaron sus contratos, pero además llegaron Martín Cauteruccio, Emanuel Más, Cristian Alvarez, Fabricio Fontanini, Juan Ignacio Cavallaro y Fernando Elizari. Un candidatazo.

El otro grande que cerró la temporada pasada de manera decorosa es Racing. Al principio prometía más, es cierto, y se quedó boyando en cierta irregularidad, pero para este nuevo arranque el entrenador Luis Zubeldía logró mantener a los titulares y sumó refuerzos para La Academia: Rodrigo Battaglia, Mario Regueiro, Valentín Viola, Ismael Quilez y los dos Ibáñez, Nelson y Luis.

La intención de los grandes de retornar a los lugares de privilegio es tan evidente que hasta el propio Juan Román Riquelme tomó nota del asunto y esta semana dijo lo suyo: “Sabemos que para todo el mundo San Lorenzo, Racing y River son los favoritos”. El enganche dejó afuera a Boca, por modestia o por cábala, pero tampoco hacía falta que lo nombrara para que el equipo de Carlos Bianchi se candidatee.

Que los cuatro poderosos que quedaron en Primera son los favoritos es un tema instalado. Tal vez se sumen los prolijos Vélez y Lanús, o Newell’s siga con el envión que dejó el Tata Martino. Pero lo único cierto, en definitiva, es que los grandes se pusieron de acuerdo y van por lo que creen que les pertenece.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.