martes 23 de abril del 2024

Matthysse, el que odia la fama

El boxeador que busca el título mundial superligero tiene un perfil bajo y hasta se enoja cuando lo llaman campeón. Conocé a La Máquina.

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Es una paradoja su vida. No le gusta el ruido ni el lujo de Las Vegas. Le escapa a las luces de la fama y a las entrevistas. Se enoja cuando lo llaman campeón y lo tratan como celebridad. Es esquemático y luchador constante. Ama la caza y la pesca. Es sanguíneo en el ring, amable y pícaro en la vida. Detesta el histrionismo y la obsecuencia… Así es Lucas Martín Matthysse. Así es el campeón mundial interino superligero CMB, que esta noche (23.30), en el MGM Grand de Las Vegas, afrontará la pelea más importante de su carrera: ante el norteamericano Danny García, campeón regular CMB-AMB, como preliminar de un choque de lujo: Floyd Mayweather vs. Saúl “Canelo” Alvarez.

Lejos de las luces mediáticas, Matthysse se abrió un camino promisorio en el escenario grande del boxeo. La prestancia y la convicción con que despacha a sus rivales, más allá de la injusticia de algunos resultados, lo consolidaron como una figura admirada.

El sabe dónde ponerse los guantes y cómo exhibir el cetro de campeón que porta desde 2012, cuando derrotó al nigeriano Ojose Olusegun. Poco le importa que los medios especializados lo hayan nombrado como el mejor 140 libras del momento y que la revista The Ring lo vea como el único capaz de derrotar al propio Mayweather.

“La máquina Matthysse”, como lo apodó el famoso presentador Jimmy Lennon Junior, cuenta con un récord de 34 victorias (32 KO), dos derrotas y un match nulo. En los seis años que la promotora Golden Boy, de Oscar De La Hoya, manejó su destino en los Estados Unidos, el argentino combatió con una docena de boxeadores de fuste, entre los que sobresalen Vivian Harry, Huberto Soto, Lamont Peterson, Zab Judah y Devon Alexander; estos dos últimos le ganaron en fallos polémicos.

El empresario norteamericano Al Haymon, líder en representación de figuras musicales, compró parte de su contrato al promotor Mario Arano y se constituyó junto a “Money” Mayweather y Adrien Broner en uno de sus protegidos. Y ellos implicarán ventajas a la hora de concretar los grandes espectáculos.

Más allá de la expectativa del combate ante el supercampeón unificado Danny García, invicto en 26 peleas ganadas (16 KO), y de la reputación que adquiere por formar parte de la gran cartelera del año, las ganancias del argentino no superarán el millón de dólares y serán mucho menores que las del estadounidense. Según los portales especializados en apuestas, Matthysse es favorito sobre Danny García, un boxeador estilista pero sin fortaleza, en la proporción 3 a 1.

Dueño de una paz interna envidiable y devoto de una soledad que contrasta con el esplendor de los rings en los que se presenta, Matthysse escapa a la media de los grandes campeones y prefiere preparar sus combates en Junín. Allí, durante tres meses, se levantó a las 5 de la mañana y corrió todos los días con una sola compañía, la de su perro Pirata, bajo la supervisión de Cuty Barrera, su técnico desde hace ocho años. “Estados Unidos es lindo para venir a boxear y rajar. Yo extraño mucho a mi hija Priscila”, aduce.

Lucas es de los muchachos que llevan el boxeo en la sangre. Su relación con ese mundo tiene poco de azar: su papá Mario y su tío Miguel Steimbach, fueron boxeadores profesionales en las décadas del 70 y 80; su hermano, Walter, peleó por la corona mundial superwelter; su sobrino Ezequiel es boxeador amateur; su hermana Soledad peleó hace poco con la Tigresa Acuña; y hasta su madre, Doris, se calzó los guantes como aficionada para sentir en “carne propia el rigor de la dura profesión”, tal cual lo relató el pugilista que no tiene el reconocimiento popular que su calidad despierta en el Norte.

(*) Esta nota fue publicada en edición impresa del Diario Perfil.