viernes 19 de abril del 2024

Fútbol, violencia y el huevo y la gallina

El mal endémico que aqueja a nuestro fútbol otorga nuevas muestras de su existencia, tanto dentro como fuera de la cancha. La columna de Herbella.

442

En el fútbol argentino, ¿la violencia surgió fuera de las canchas y se trasladó al campo o fueron los mismos protagonistas, por la afluencia del dinero y el negocio, los que la iniciaron y luego se propagó hacia el entorno? Al fin de cuentas esta disyuntiva es una versión remixada del histórico dilema del huevo y la gallina. Desde Aristóteles (en el 350 A.C.) en adelante, infinidad de filósofos reflexionaron sobre el antecesor biológico. El fundador de la Lógica sentó una corriente de opinión que apoyaba la preponderancia de la gallina, Stephen Hawking y Christopher Langan hace un par de años fundamentaron el origen primigenio del huevo: hasta el momento no hay una conclusión irrefutable que sostenga alguna de las dos posturas. En relación a la violencia en el fútbol argentino, pasa algo parecido.

El mal endémico que aqueja a nuestro fútbol, semana tras semana, otorga nuevas muestras de su existencia, tanto dentro como fuera de la cancha. En una realidad que ya aparenta ser anárquica por la habitualidad y el descontrol, el viernes pasado se transformó en un día emblemático. Casi al mismo momento, en dos escenarios diferentes, se vivían situaciones potencialmente violentas y completamente irracionales.

En Avellaneda hay una lucha interna para manejar la barra. El histórico líder, Pablo Bebote Álvarez, viene anunciando desde hace tiempo que recuperará su liderazgo y amenaza abiertamente por las redes sociales a la barra brava “oficial” que encabeza César Loquillo Rodríguez. En la previa del partido frente a Unión se produjo la detención de treinta y cinco integrantes de la barra “oficial” que preparaban una emboscada, cerca de la puerta 4 del estadio Libertadores de América, apertrechados en una vivienda abandonada con cuatro armas de fuego y diez facas. El APreViDe, teniendo en cuentas los antecedentes cercanos (uno de los referentes del barrio 4 de junio había sido agredido físicamente, habían baleado el Peugeot 408 que manejaba Loquillo y las amenazas de Bebote en Facebook: “Vamos a ir a tu casa, no jodas más con la gente del Rojo, falso, traidor, buchón”), decidió suspender el partido para evitar más incidentes.

De esta manera, el interés de la mayoría de los hinchas de Independiente y de los que disfrutan del fútbol, fue postergado en beneficio de un grupo minúsculo, claramente identificado en una asociación ilícita, al que el poder político no se anima a controlar: ya sea por temor o por complicidad. De más está decir que como todos esperábamos, horas después, la totalidad de los apresados fueron liberados y están a la espera del momento oportuno para dirimir las  cuentas que siguen teniendo pendientes.

En el mismo momento, a unos dieciséis kilómetros de distancia, en el estadio Diego Maradona, se vivía una nueva trifulca violenta entre dos individuos que ya se han habituado a protagonizar sucesos de estas características dentro de un campo de juego: el DT Ricardo Caruso Lombardi y el árbitro Saúl Laverni.

Sólo enumerar la cantidad de enfrentamientos de RCL se llevaría toda la columna, él se peleó con todos: con otros entrenadores (Asad), con ayudantes de campo (García), con jugadores rivales (Domínguez), con jugadores propios (Schiavi y Placente), con árbitros (Walter Díaz), con representantes gremiales de árbitros (Marconi), con dirigentes (Luis Segura - Pte Argentinos), con periodistas (Elio Rossi) y así podríamos continuar enumerando hasta el agotamiento.

Saúl Laverni no llega a igualar los palmares de Caruso Lombardi pero tampoco se queda atrás. A un promedio de un incidente por año, el rosarino es uno de los árbitros más polémicos de la actualidad y además ostenta el privilegio de haber hecho renunciar a un presidente de un club. En septiembre de 2008, Raúl Ulloa (Pte de Gimnasia de Jujuy) luego de un partido entre GyEJ y Argentinos arbitrado por Laverni declaró: “Renuncio. Dejo mi cargo porque no quiero estar más en el fútbol mientras Laverni siga dirigiendo. No sólo dirigió mal, también nos discriminó tratándonos de bolivianos”. Las principales acusaciones sobre Laverni no recaen sobre su criterio arbitral sino sobre sus malas maneras y su trato soberbio.

En la tarde del viernes, luego de tres años, se volvieron a cruzar Laverni y Caruso Lombardi. El arbitraje de Laverni tuvo errores importantes pero no superó la media habitual que se observa en el fútbol argentino, la reacción inicial de Caruso con algunos bemoles también estuvo dentro de la habitualidad pero lo que era probable que ocurriera, aconteció: se cruzaron la soberbia de Laverni y la ira de Caruso Lombardi, y lo que era un reclamo común de partido terminó transformándose en un mamarracho teatral, donde el entrenador se cansó de injuriar al árbitro (inepto, mala persona, corrupto, paciente psiquiátrico, etc) y el juez “sentado arriba de su pedestal imaginario” le presentó una demanda judicial.

Germán Delfino y su impecable actuación en el Superclásico, sobreponiéndose a las condiciones atípicas (su antecedente en el Boca- River, las declaraciones previas de Ramón Díaz y la afluencia exclusiva de público local) y al trámite del partido, dejan entreabierta la puerta para avizorar un escenario mejor, pese al entorno desfavorable. Sigue sin estar claro si viene primero el huevo o la gallina pero para que el producto mejore hay que cuidar a los dos.