Desde que Jorge Bergoglio fue investido como nuevo Papa en el Vaticano, abandonó la Catedral porteña, dejó a su familia y sus amistades en Buenos Aires; sin embargo, llevó consigo su pasión por San Lorenzo.Al tanto de cada noticia del club, Francisco se cruzó en la Plaza San Pedro con un integrante de la Subcomisión del Hincha y le manifestó su inquietud por la evolución del proyecto para volver a Boedo y su deseo de comprar un metro cuadrado.
Ante la consulta del Sumo Pontífice sobre la situación del regreso al barrio de Boedo, el representante cuervo afirmó: "Muy bien, ya tenemos como 19 mil metros cuadrados pagos por la gente y estamos por firmar un acuerdo con la empresa propietaria".
La respuesta provocó una ocurrencia de parte del Papa que lo dejó atónito: "¡Y qué pasa con lo mío, quiero comprar un metro!", soltó.
En todo momento, el Papa le adelantó al miembro de la Subcomisión que bendecirá las gestiones y el acuerdo que el club procura sellar con la empresa Carrefour, para que la empresa francesa venda los terrenos.
En otra muestra de su carisma, Francisco desplegó la remera que representa el sueño de la vuelta a Boedo, con la leyenda “Volvemos a Avenida La Plata” y rememoró cuando concurría al Viejo Gasómetro con su padre.
Además, se dio el gusto de ojear los tres libros de Adolfo Res, el historiador de San Lorenzo, titulados “El Glorioso San Lorenzo”, “Avenida La Plata nos Espera” y “Los Matadores”.