martes 23 de abril del 2024

La última curda: cuando la pasión por un trago salta a la cancha

El alcohol como protagonista en los mundiales. Whisky a uruguayos para evitar el Maracanazo, el árbitro borracho y la pasión del seleccionado inglés por la cerveza.

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La cerveza, el vino o el fernet con gaseosa cola son fieles compañeros de muchos hinchas que disfrutan del Mundial de fútbol arrellanados sobre sillones o sentados a mesas estratégicamente acomodadas frente al televisor. Sin embargo, la pasión del trago refrescante excede al espectador y, muchas veces, salta a la cancha.

Para la Copa del Mundo de Inglaterra 1966, los jugadores franceses viajaron con un equipaje compuesto por camisetas, botines, pantaloncitos y mil botellas de vino. El incentivo alcohólico, empero, no causó el efecto deseado: la escuadra "blue" quedó eliminada en primera ronda sin ganar ningún encuentro. En ese mismo torneo, el técnico argentino Juan Carlos Lorenzo sólo permitió a sus muchachos un vaso de vino tinto por comida. Mas la noche que el equipo venció a Suiza y se clasificó para cuartos de final, estuvo un poco más generoso: como premio, autorizó a los futbolistas a beber dos vasos.

Durante el choque Perú-Italia del Mundial de España 1982, el árbitro alemán Walter Eschweiler se mostró muy errático y poco conocedor del reglamento. Una empleada del hotel México de Vigo, donde se alojaba el referí, comentó a un periodista: "Hombre, como para dirigir bien: cuatro horas antes del partido, durante el almuerzo, bebió no menos de tres litros de vino él solo".

La noche del triunfo de Uruguay sobre Suecia en el Mundial de Brasil 1950, en San Pablo, la delegación celeste fue invitada a una fiesta de despedida organizada por funcionarios locales. Los jugadores fueron recibidos por un ejército de mozos con bandejas cargadas de vasos con whisky, bebida escocesa muy apreciada en la nación oriental. Al ver tanto ir y venir de camareros, y que sus compañeros empezaban a empinar el codo más de la cuenta, el capitán Obdulio Varela olfateó rápidamente lo que en verdad se perseguía con tanta generosidad: Debilitar a los futbolistas que, un par de días más tarde, debían jugar la final en Río de Janeiro. Varela, veloz de reflejos, se paró en medio del salón y gritó: "Señores: o se termina el whisky, o nosotros nos volvemos a Montevideo". La fiesta continuó muy bien regada, pero con dulces gaseosas y sabrosos jugos de fruta.

Durante la Copa de México 1970, los mexicanos tomaron como un insulto que el plantel italiano no bebiera agua con las comidas y sólo consumieran el vino que ellos mismos habían llevado desde su patria. Varios periodistas divulgaron que los italianos despreciaban su agua por temor a que les causara daño o hubiera sido adulterada. Sin embargo, el médico de la selección azzurra, de apellido Fini, puso fin a la polémica con un toque de sarcasmo: "Ninguno de nosotros toma agua en las comidas. Desde pequeños nos acostumbramos al vino. Eso no quiere decir que no sintamos respeto por el agua: es de gran utilidad para bañarse".

¿De dónde sale eso de que a los ingleses les gusta beber mucho? En mayo de 2002, la selección de Inglaterra hizo una pretemporada de tres días en Dubai, de cara al Mundial de Corea y Japón. En sólo esas 72 horas, los gastos del bar ascendieron a unos 55.000 dólares. Según el matutino Sunday Mirror, cada uno de los 120 miembros de la delegación, incluidos los jugadores, tomó cerveza por 135 dólares diarios. Cada "pinta" costaba 6,40 dólares, de modo que cada dirigente, entrenador, utilero o futbolista bebió veinte medidas, equivalentes a diez litros de cerveza... ¡por día! Un verdadero récord "mundial".

(*) Autor del libro “Historias insólitas de los Mundiales de Fútbol”

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