viernes 29 de marzo del 2024

La 10

Muchas cosas envuelven a la figura de Lionel Messi. Su fútbol hace que la gente se interese sobre diferentes cuestiones. Su mujer y su hijo Thiago lo hacen volver a un lugar en el cual Messi simplemente es Leo.

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Desde hace un tiempo, los jugadores de fútbol son sex symbols. Jóvenes, con cuerpos entrenados y billeteras abultadas, saltaron cargados de testosterona de los vestuarios a las tapas de revistas.

Muchas chicas preciosas los buscan como pasaporte a la fama, a los boliches caros o, tal vez a una vida mejor. Muchas otras realmente se enamoran, se casan y dejan todo. Se van a vivir la vida del otro a Europa, sin dejar de informarnos –por supuesto– de todas las novedades vía Twitter o Facebook.

Ni unas ni otras están equivocadas, ¿quiénes somos nosotros para juzgarlas si mientras tanto devoramos cuanto escándalo, embarazo o divorcio nos muestran con tanta fluidez y a veces con tanto descaro?

El 24 de junio Leo Messi cumplió 27 años. Su mujer, Antonella, consiguió algo insólito: romper el silencio de manera silenciosa. Sin hablar, sin dar notas, sin sentarse en el living de ningún programa de espectáculos, subió a su cuenta de Instagram un video con nueve fotos de ellos dos y de su hijito Thiago.

Ocho de las fotos nos muestran a una pareja bella y feliz. Pero hay una, la foto número 9, que viene a contarnos una historia. Allí se ve a una nena y a un nene sonriendo. Antonella nos presentó a los niños que alguna vez fueron y nos recordó que ella le había echado el ojo al amiguito de su primo mucho antes de que Messi fuera Messi.

Pasaron los años, los goles, los continentes y Leo se convirtió en el mejor jugador del mundo, pero para la Negra –como todavía le dicen en Rosario–, Leo sigue siendo Leo. Y esa, creo, es su arma más poderosa.

Lo espera a la noche en su casa de Castelldefels en Barcelona con la comida caliente y las carcajadas de Thiago.

En ese nido, Anto –así se mandó a imprimir en la parte de atrás de su camiseta de Argentina– supo construir el único lugar en el mundo en el que Superman se saca la capa, el antifaz y deja de ser un héroe por un rato, para volver a ser el nene de Rosario.

Antonella, con su amoroso clip de fotos, nos prestó por un ratito su historia de amor y hasta mediados de julio nos va a prestar Messi. Porque Leo sólo le pertenece a ella.

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