viernes 29 de marzo del 2024

Las 'luces' y 'sombras' de Sabella en la Selección

Qué dejó el liderazgo del entrenador en el Mundial de Brasil. Respetó a todos y no se la creyó en la peor, ni en la mejor tarde, pero mostró cambios lejos de sus gustos.

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Rápido como un rayo, el futuro se instala hoy. Se traga el presente, las expectativas, las sensaciones, deja todo atrás, lo convierte en pasado. Exige tener planes, analizar los caminos recorridos, aceptar lo acontecido, avanzar con un proyecto. En ese análisis, el liderazgo de Sabella dejó "Luces y sombras", frases, acciones y un contexto de dudas o certezas que conviene repasar.

Lo que viene por delante en este grupo que jugó el Mundial, se relaciona por arriba o por abajo, consecuencia directa del papel que jugó Sabella, como líder de ese proyecto, su cabeza visible.

Pachorra, mostró imágenes, rostros de un liderazgo marcado en su personalidad, que lo ubicaron como coordinador de éste grupo en dos orillas bien distintas:

Arrimó "Luz", cuando estuvo medido en sus palabras. En el armado del grupo humano, la esencia que representa a un país en el exterior. Serio, detallista, atildado, ordenado, respetuoso hasta en el enojo. Se reveló pensante, manejando los tiempos sin apretar la marcha. Respetó a todos y no se la creyó en la peor, ni en la mejor tarde.

Planteó un grupo con orden, de perfil bien bajo. Quiso en ese producto, estipular roles nuevos, marcar un camino en la cancha y fuera de ella, -hubo reticencia de algunos-, lo logró a medias.

El técnico lleva marcados, códigos de genética de temperamento y estirpe, ayudante de Passarella y jugador de Bilardo. Hombre de pocas palabras, justas en general. Vivió como ganador con la pelota en el pie y al borde de la cancha, en Estudiantes y River. Conoce una formula, la tiene estudiada, digerida y encima le gusta, lo hizo ganar muchas veces. Es mérito tener la lección aprendida, estar convencido de una idea, no venir con cualquier libreto, de ocasión.

Quizás las" sombras", inesperadas, aparecieron dentro del mismo grupo, generadas por su impronta, en pleno mundial. Obligado, mostró cambios lejos de sus gustos, su matriz, y hasta en su nariz los jugadores dieron su veredicto en contrario del planteo. Proponía para esa etapa, según se vio; orden defensivo, ocupar espacios en retroceso organizado, moverse con repliegue rápido hasta de delanteros/marcadores, y salir de contra para lastimar.

No pudo ser. Messi y los fantásticos, agotaron las cámaras y quisieron otra cosa. Una sombra de duda lo hizo cambiar y el equipo se desdibujó, salvado por Leo en minutos finales y nerviosos, reflejo de potrero más que jugada de pizarra, con pase o agónica jugada personal trocada en gol.

Así fuimos pasando de ronda, a los tumbos. Equipo agónico, partido, sin equilibrio, con Mascherano y la bandera atada al brazo, contagiando esfuerzo o sacrificio, desparramando liderazgo positivo, temple.

Antes de flamear en sus convicciones, Sabella demostró que ama el equilibrio, lo busco con ahínco, nunca lo encontró del todo en este equipo.

Buscaba un equipo corto, elástico para el quite, sereno para la posesión, versión mejorada que se vio solo contra Holanda en semis, aunque en el final del pleito nos salvó Romero, con su fino esgrima en penales.

¿Armó el técnico un grupo con mentalidad ganadora? ¿Supo transmitirles sus ideas claramente? ¿Logró convencerlos para que adhieran a "ese", su sistema, seguros del camino o el método? ¿Lo hará si sigue en este proceso?

Un líder de proyecto positivo, coordina un equipo logrando que cada integrante de lo mejor que tiene, el 100 %. Genera compromiso con sus ideas o proyecto, contagia entusiasmo, desparrama energía positiva, en cada integrante, en cada acción. Sabella, llegó hasta acá, sin desatar pasiones con su equipo.

Más vale hubo; jugadas individuales a cuentagotas de Messi por talento o patriadas individuales como la de Mascherano o Di María, arreando, levantando pasión en sus compañeros por contagio, que algunos sintieron como propia y respondieron.

Solo al final del torneo, su equipo pareció entender y tararear la música que al técnico le gusta escuchar en la cancha. Un rato, nada más, para encender ilusión y alegría merecida para la gente, que festejó el subcampeonato.

Ahí va Sabella técnico. Un líder prolijo y sensato, que piensa cada paso. Tratando de no perder su cuidado equilibrio.

Para estas batallas tan duras, dirá la jerga en otra mitad de biblioteca, pudo existir quizás más rebelión , guapeza, espíritu rebelde, determinación (tipo Mascherano), audacia frente al desafío final, el último, para buscar entrar en la historia. Encima, Messi lo dejó vestido y sin cumpleaños en el último partido.

(*) Periodista y Coach Deportivo.