viernes 19 de abril del 2024

El formato es una excusa

Los dirigentes de los clubes más poderosos del fútbol argentino quedaron en evidencia cuando protestaron por la ratificación del futuro campeonato. Qué es lo que les importa.

442

Los dirigentes de los clubes más poderosos quedaron en evidencia cuando protestaron por la ratificación del futuro campeonato de treinta equipos, una vez producidos los insólitos diez ascensos y avalados el martes 25 de manera definitiva por el Comité Ejecutivo de AFA. Con Boca, River y San Lorenzo haciendo punta, los más grandes en convocatoria y en títulos quisieron imponer sus criterios de continuidad con veinte equipos en la Primera División, algo totalmente lógico, pero que no fue mencionado cuando votaron alegremente la propuesta que esbozó Julio Grondona hace unos meses.

Esa idea, el engendro de treinta clubes en un mismo torneo como en el período 1927-1930 que terminó con la llegada del profesionalismo, no fue bien recibida pero todos levantaron la mano y avalaron la decisión. Ahora, ratificado el campeonato desde febrero a diciembre, la queja apunta a otro costado del negocio. El dinero que el Estado reparte entre los clubes. Aun no se conoce qué ingresos tendrán aquellos equipos como Unión, Temperley o quienes asciendan en los próximos días. ¿Seguirán cobrando lo mismo que en la B Nacional? ¿Tendrán voz pero no voto en el Comité Ejecutivo de AFA?

Seguramente que el fallecimiento de Grondona envalentonó a los clubes más fuertes, que pretenden volver a tener el control de la AFA sin interferencias. La dirigencia de River, pero especialmente la de Boca se siente perjudicada por la distribución del dinero que reparte el Gobierno y quieren más. No les gusta nada recibir el doble que lo que perciben los equipos más chicos de primera división, como Arsenal, Olimpo o Atlético de Rafaela. Esa distancia entre unos y otros es la misma que ocurre en Alemania: allí, Bayern Munich y Borussia Dortmund, los dos cuadros más poderosos cobran exactamente el doble que Padernborn o Augsburg, los equipos más novatos en la categoría.

Sin embargo, los grandes tienen otros ingresos: publicidad de todo tipo, sponsoreos en otras actividades del club, mayor número de socios, plateistas y público en general, con el agregado de que siempre hay algún dinero de empresas vinculadas a la comercialización del fútbol para ellos. De hecho, tanto Independiente como River siguieron recibiendo el dinero que se les pagaba en Primera A cuando bajaron a la Primera B Nacional. Algo que no sucedió con el resto de los equipos.

Es decir, tienen coronita, pero en realidad la han tenido casi siempre. No hay que olvidar que entre 1934 y 1949 en la AFA existió el voto calificado: los cinco grandes tenían un voto cada uno que se contabiizaba por tres y los otros trece clubes tenían un solo voto. Por lo tanto, los cinco ganaban todas las votaciones por 5-3. Fue en aquel lejano 1949 cuando se dio un intento serio de democratizar el fútbol: se determinó el principio un club, un voto y se modificó de raíz el trabajo de los árbitros, al convocarse a una docena de jueces británicos y marginar a los nacionales, por muchas sospechas en sus desempeños.

Si ustedes se toman el trabajo de revisar las tablas de posiciones entre 1949 y 1952, se darán cuenta del inusual poderío de Racing –que contó con apoyo oficial- de la pésima labor de Boca que lo tuvo al borde del descenso hasta la última fecha, el subcampeonato de Platense en 1949, el famoso desempate entre Racing y Banfield de 1951, la gran campaña de Lanús ese mismo año y varias situaciones adicionales que mostraban la mayor ecuanimidad de los jueces británicos. Fueron ellos los que lograron introducir los números en las camisetas, dado que no sabián quien era Ángel Labruna ni Vicente de la Mata ni Rinaldo Martino ni Tucho Méndez, por nombrar a algunos de los cracks de la época.

Después, volvió todo a la normalidad. Los campeonatos fueron modificados recién en 1967 y allí apareció el Estudiantes de Zubeldía para dar el primer zarpazo. Después, todo fue emparejándose: los clubes rosarinos, Huracán, Vélez, Chacarita, Quilmes, Ferro, Argentinos y los más recientes Banfield, Lanús y Arsenal le pusieron su nombre a distintos campeonatos.

El fútbol argentino se emparejó hacia abajo por la venta masiva de figuras. El circuito tradicional funcionaba así: crack de club chico o del ascenso pasaba a club grande, rendía bien y después de unos años partía hacia Europa. Ahora el circuito es breve: crack o figurita de un club pequeño, salta directamente a Europa. Entonces, los grandes, si no hacen inversiones y convocan a formadores con capacidad en las divisiones inferiores, se quedan sin tantos buenos jugadores.

La condición de país exportador nadie se la puede negar a la Argentina. Eso no cambiará. En el fútbol, no puede pretender volverse a los años 90, cuando las empresas privadas bañaban en dinero a River y Boca, dejando pocos pesos para los demás. La distribución de la plata de la TV debe mantenerse como está, sin descuidar a quienes asciendan porque de lo contrario se atentaría contra el equilibrio deportivo que tanto costó conseguir. Aunque chillen los que creen ser los dueños del fútbol.