viernes 29 de marzo del 2024

Arruabarrena: "Prestigio da el partido con Vélez"

El tecnico de Boca no pierde el foco, a pesar de las presiones. Como conductor, dice que el secreto es no mentirle al plantel. A horas del primer Superclásico, la entrevista con PERFIL.

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Mueve las manos, arranca la mayoría de sus respuestas con un “a ver” –como si la muletilla acentuara su necesidad de ser claro– y sus ojos no se quedan quietos. Son las dos de la tarde y Rodolfo Arruabarrena se presta al mano a mano con PERFIL. Después de un final de año difícil, eliminación de la Sudamericana a manos de River mediante, los partidos de verano no arrancaron de la mejor manera. Sin embargo, el Vasco está tranquilo y mientras prueba y arma el equipo, mantiene firmes sus prioridades. Con la derrota frente a Racing y el empate con Vélez en el pasado, aparece otra vez River en el camino. Arruabarrena no sucumbe ante la tribuna: mantiene firme la idea de que el partido más importante es el del miércoles ante el Fortín.

—¿Las presiones por ganar un superclásico modifican el planteo de tus objetivos?

—Trato de que no. Boca viene de dos años sin títulos y un año en el que no ha podido ganar un clásico. Las presiones están. Depende de nosotros cómo manejarlas y cómo desenvolvernos, sobre todo con el entorno. Vamos a tratar de hacer las cosas bien, pero prestigio da el partido contra Vélez. Significa dinero al club y a los jugadores y la chance de entrar a la Libertadores en forma directa. Eso lo tenemos bien claro.

Un cambio generacional. El nombre del Vasco integra la lista de la nueva camada de técnicos protagonistas del torneo local. Sabe que es parte de un cambio, aunque asegura que la entrada de entrenadores jóvenes a escena no es “ni bueno ni malo” per se.

—¿En qué aspectos notás el cambio?

—De los jóvenes, la gran mayoría jugó en Europa. No es bueno o malo, aunque vienen con otras ideas. De todas formas, los resultados, seas viejo o joven, son los que mandan. Si hacés las cosas bien te mantendrás en tu puesto. Si tenés la suerte de hacerlas mucho mejor tendrás un nombre. Y si no te salen te irás a la calle. No hay mucho secreto.

—¿La diferencia generacional no afecta?

—En el fútbol ha cambiado todo: jugadores, entrenadores, periodistas, representantes y dirigentes. No pasa por tener más o menos años. El secreto está en tratar de que el jugador vea que sos claro, que vas de frente y que no le mentís, en llegarle y que se comprometa con lo que querés dentro de la cancha.

—¿Con ese objetivo contrataste a una coach?

—Ya la había tenido en Tigre, y cuando llegué a Boca creí que era el momento idóneo. Hoy ya no está más. Un entrenador tiene que estar pendiente de 30 tipos que pueden no rendir por cuestiones extradeportivas. Muchas veces son chicos cerrados y tenés que tratar de entrarles. A veces podés hacerlo con tus ayudantes, otras no y entonces necesitás un profesional. Es un tema tabú en el fútbol argentino porque se relaciona con lo que es el trabajo de una psicóloga, pero es totalmente diferente. El jugador tiene dudas, no sabe si lo que habla se lo van a contar al entrenador o al dirigente. Entonces tenés que tratar de que note que vos no le mentís.

—Es un espacio que antes no existía.

—Sigue siendo difícil. Cuando uno es jugador sabe cuándo está bien y cuándo no. Hoy esa ayuda es importante porque la mentalidad tiene un porcentaje muy alto en el rendimiento.

Pasado xeneize. Hincha antes que jugador, campeón antes que técnico, Arruabarrena tomó hace seis meses las riendas del equipo de un club al que conoce bien. Y eso, entre partido y partido, figura en la lista de los “pro”.

—Llegaste a un lugar muy distinto al que dejaste cuando te fuiste.

—Es otra la responsabilidad. La asumo, estoy cómodo y aprendiendo. Viene un año político, más o menos sé con qué situaciones voy a tener que lidiar y estoy tranquilo. A mí los resultados son los que me bancan en el puesto, y hay que tratar de mejorar lo hecho.

—¿Te gustaría hacer una campaña larga en Boca?

—Hay ir partido tras partido. Mi objetivo, sobre todo, es que los jugadores sepan que soy sincero y voy de frente.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil