martes 19 de marzo del 2024

De quintetos, tercetos y duplas

De la máquina riverplatense a las duplas que hoy representan Bou y Milito. Un repaso por la historia de los goleadores y los cambios de estrategia a través del tiempo.

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De tanto leer y mirar fútbol, uno va aprendiendo nombres que quedan en la memoria y vienen a la cabeza cuando se discute o se charla con amigos o futboleros cercanos. Yendo muy atrás en el tiempo, algunas delanteras se instalaron en el imaginario popular, desde la máquina riverplatense (Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau) pasando por Imbellone, Farro, Pontoni, Martino y De la Mata o siguiendo con Belén, Canteli, Pontoni, Morosano y Ferreyra, y por qué no también Maril, De la Mata, Erico, Sastre y Zorrilla o Salvini, Méndez, Bravo, Simes y Sued. Así podríamos seguir sumando quintetos, lo que estuvo de moda hasta los años cincuenta y después se fue perdiendo con los cambios tácticos y la llegada masiva del miedo a las mentes de los entrenadores.

Asomaron los tercetos como Bernao, Yazalde y Tarabini; o también Ponce, Curioni y Ferrero, o Pedro González, Fischer y Veglio, sin olvidarnos de Luna, Wehbe y Nogara o quizá Miranda, Bulla y Valdez, sin desdeñar a Marcos, Orife y Neumann, o Ibáñez, Cano y Candau. Podríamos seguir sumando apellidos en el recuerdo, lo cierto es que los esquemas trajeron ese conservadurismo, esa búsqueda de mantener el arco invicto a cualquier precio y el promedio de gol por partido descendió tanto como la temperatura en invierno.

Hoy, el fútbol argentino continúa teniendo el triste privilegio de ser la liga importante con menor cantidad de goles hechos por partido. Apenas sobrepasado el 2,10, el recuerdo de otros tiempos es inevitable. En cambio, hoy se habla de duplas de atacantes y se larga la discusión: ¿Cuál es la mejor dupla goleadora del momento? Podemos anotar varias: Mora y Teo, Teo y Cavenaghi, Bou y Milito, Caraglio y Pavone, Cerutti y Carrillo, Acosta y Melano, Triverio y Gamba, Marco Ruben y quien lo acompañe, Scocco y Maxi Rodríguez, Daniel Osvaldo y quien lo asista (el Burrito Martínez, Calleri, Chávez, Carrizo, Pavón), hay de todo y para todos los gustos.

Los números reflejan verdades, pero también se pueden utilizar para distorsionar una idea o reafirmarla. Veamos: la dupla formada por Diego Milito y Gustavo Bou fue decisiva para que Racing ganara el Torneo de Transición y hoy sigue siendo fundamental para afirmar a la Academia en la lucha por seguir adelante en la Copa Libertadores. En el torneo que ganó, Racing dispuso de 16 goles que hicieron ambos sobre 30, en el actual torneo de Primera llevan 4 y en la Copa hicieron 11 de los 15 goles convertidos (Bou 7, Milito 4).

La verdad es que la presencia de Diego Milito revitaliza a todo el equipo. Su capacidad para liderar el juego, los movimientos que hace y demuestran que aprendió mucho en Italia y lo han ubicado en el rol de caudillo, emblema del plantel y referente. Su aporte tranquiliza. La explosión goleadora de Bou lo ha convertido en el compañero ideal para atacar defensas de cualquier clase. Son la mejor dupla por estos tiempos. Quizá les falte algún acompañante que pueda convertir, ya que Gabriel Hauche se fue a México.

River Plate tiene tres delanteros de excelencia. La dupla Mora-Teo Gutiérrez es la que más se ha lucido, a pesar de las últimas irregularidades del equipo. En el torneo local hicieron 14 goles siendo subcampeones de Racing. Hoy llevan 9 de 24 en el actual campeonato y en la Copa se han despachado con 5 de las 8 conquistas. River tiene más variantes, por lo que el aporte ofensivo del uruguayo Carlos Sánchez y los cabezazos de algunos defensores (Mercado, Pezzella, Funes Mori, Álvarez Balanta) siempre suman en la hora final. El otro delantero es Fernando Cavenaghi, encendido en el campeonato (lleva 6 tantos y es el goleador del club), ideal para ser el sustituto de cualquiera de los dos.

Boca dispone de un menú de variantes único en nuestro medio. Además, a la vieja dupla ofensiva de Carlos Bianchi, el estilo del vasco Arruabarrena lo modificó para jugar con tres hombres en función de ataque: el cambio de Daniel Osvaldo por Gigliotti (se fue a China), favoreció el juego asociado y creativo. La llegada del oriental Nicolás Lodeiro potenció las mejores armas de delanteros livianos y muy veloces como Palacios, Pavón, Carrizo (adaptado a su nueva función) y Calleri, que mostró condiciones como para salir de una posición fija, además de Martínez y Chávez, ya viejos conocidos.

Hoy Boca parece tener ventaja porque triunfa sin despeinarse. Tuvo un grupo fácil en la Copa y lo ganó con absoluta comodidad. En el torneo local demuestra la misma contundencia y sobre todo, da la sensación de que con cualquier trío delantero o dupla más un volante creativo como Lodeiro, tiene un potencial superior al resto. Su dirigencia incorporó mucho, pero lo hizo bien y eso se nota.

Quedan menciones para Enrique Triverio –excelente presente en Unión- que hizo goles de todas las maneras posibles y se complementa muy bien con el mendocino Gamba; para Lautaro Acosta que, casi en soledad, disfruta de un momento brillante aunque Lucas Melano aún no llegó donde puede para acompañarlo y Wanchope Ábila, que ha convertido ocho goles entre Copa y torneo local, pero pide a gritos un acompañante, lo mismo que Mauro Matos en San Lorenzo, Marco Ruben en Rosario Central, Rubén Ramírez en Quilmes y Lucas Albertengo en Independiente.

Es lo que hay. Lo que puede tener el fútbol criollo por la cuestión económica. ¿Alcanza? Sirve para ilusionarnos, pese a que varios de estos delanteros ya han sido vistos por los que hablan en otros idiomas. Tendrán que aparecer más chicos con hambre de gol como Guido Carrillo, Pablo Vegetti, Leandro Fernández y Lucas Alario, que le vienen muy bien al fútbol argentino.

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