Si hay algo que se valora del fútbol es que siempre da revancha. Eso lo hace tan impredecible como atractivo. Y Huracán, en el último año, lo vivió en carne propia, y no una vez sino varias.
En junio de 2014 perdió una final para ascender a Primera ante Independiente. Meses después deambulaba por la B Nacional hasta que se hizo cargo del equipo Néstor Apuzzo. Y ese año que había tenido mucho de amargura y sufrimiento terminaría con festejo por partida doble: el Globo ganó la Copa Argentina y volvió a la máxima categoría.
Hace sólo cuatro días, Huracán recibió un golpe durísimo al perder en Venezuela y quedar eliminado de la Copa Libertadores. Pero hoy, y ante un poderoso como River, se dio el gusto de levantar cabeza y una nueva copa.
Esta vez no hizo falta llegar a la tanda de penales para resaltar su figura. Marcos Díaz se lució durante los 90 minutos dando seguridad a sus compañeros y sobre el final se ganó los aplausos y, por si hiciera falta, acrecentó su idolatría con dos atajadas que tienen el valor de un gol.