viernes 29 de marzo del 2024

Messi, lo único que une a dos "enemigos íntimos"

Mourinho y Guardiola son opuestos que se necesitan. El portugués busca ser el antihéroe en esta historia. Sólo hay una cosa en la que concuerdan: Leo es el mejor del mundo.

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Josep Guardiola y José Mourinho forman parte de un selecto grupo de entrenadores de elite. Ubicados en las antípodas de los estereotipos, expuestos al contraste, terminaron convirtiéndose en “enemigos íntimos”. En la mayoría de los casos fue el portugués, quien buscó ser la antítesis del catalán (el antihéroe), siempre encontrando una excusa para posicionarse del otro lado. La última fue hace unos días, tras consagrarse campeón de la Premier League con el Chelsea.

“Podría haber sido más inteligente y, como otros, haber elegido un equipo de un país donde es fácil ser campeón, donde se puede disfrutar con calma del éxito. Pero he elegido un país en el que es difícil ganar y un club sin una gran tradición de títulos de Premier League (el último fue en 2010). Yo opto siempre por un trabajo difícil”. A buen entendedor, pocas palabras. Para quien no lo sabe, un par de días antes, Guardiola había obtenido la Bundesliga con el Bayern.

Para la Real Academia Española, el “antihéroe” es “un personaje que, aunque desempeñe las funciones narrativas propias del héroe tradicional, difiere en apariencia y valores”. En el fútbol no hay mejor antihéroe que Mourinho. Con Guardiola luchan por el mismo objetivo (grandes gestas deportivas sólo al alcance de contados elegidos) pero, en ese largo camino hacia el éxito, uno busca ser políticamente correcto y el otro es capaz de valerse de cualquier método (alguno de dudoso nivel ético/moral) con el fin de alcanzarlo.

Aunque cueste creerlo, el antihéroe no es lo opuesto al héroe. El antihéroe es un tipo de héroe distinto, muy concreto, capaz de ser considerado por momentos como un villano pero que despierta cierto encanto. Donde Guardiola se viste de pacifista, Mourinho quiere incendiar el escenario. Cuando Guardiola dice que lo importante de un entrenador “no son los trofeos conseguidos, sino lo que sus jugadores aprenden de él”, Mourinho exige que se lo juzgue exclusivamente por sus resultados. Mientras Guardiola no para (en las conferencias de prensa) de alagar a sus rivales, Mourinho es especialista en amedrentarlos, es un maestro en el uso de los medios para desestabilizar a través del mensaje.

Pensar que, en los noventa, ambos compartieron el plantel del Barcelona y durante varios años. “Pep” fue el capitán de aquel equipo y “Mou” el ayudante de campo: primero de Bobby Robson y después de Louis van Gaal. Es probable que el punto de inflexión para el portugués haya sido en 2008, cuando el Barcelona se inclinó por un inexperto entrenador del filial (Guardiola) para reemplazar al holandés Frank Rijkaard, en lugar de buscar a un técnico con experiencia en Porto y Chelsea.

Con el correr del tiempo, Guardiola y Mourinho se acostumbraron a no coincidir en nada, salvo en el hecho de compartir el nombre (Josep/José) y de considerar a Messi como el mejor jugador de la actualidad. Luego del Mundial, Mourinho salió a defenderlo de las críticas, aduciendo que había sido capaz de sacrificarse por el equipo, cuando otros no lo hacen (una crítica indirecta a Cristiano Ronaldo). A comienzo de año, intentó llevarlo al Chelsea. A pesar de nunca haberlo entrenado, cada vez que puede, lo ubica junto a Pelé, Maradona y Di Stéfano, entre los más grandes.

Del otro lado, para Guardiola “es imposible frenar a Messi, no hay defensa que pueda pararle”. Ayer, en la previa de la primer semifinal entre el Barcelona y el Bayern, tuvo el contacto habitual con la prensa y no paró de elogiarlo. “Es demasiado bueno, no hay entrenador ni sistema defensivo que le pare. Hay que limitarle de otra manera: hay que procurar que no reciba, buscar ayudas, tapar pasillos interiores, pero aún así, la magnitud de su talento no se defiende”.

El mundo del fútbol se paraliza porque el hijo pródigo de Santpedor regresa al Camp Nou para eliminar al Barça. Enfrente estará Messi, su niño mimado, al que le dio todo y por el que se fue del equipo para no pelearse. Mourinho, para completar el terceto a kilómetros de distancia, seguirá lamentándose por la eliminación tempranera, injusta e inesperada. Seguro que igual se sentará a ver el partido por televisión desde su casa. Como usted y como yo, que buscaremos cortar con todas las actividades para ver esta apasionante semifinal de la Champions.