jueves 18 de abril del 2024

Blatter, a pesar de todo

La crisis no fue suficiente para que el jordano Ali Bin Al Hussein venciera al suizo. Los apoyos de África y Asia, la clave.

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Ni los escándalos de corrupción ni la poderosa UEFA ni siquiera una amenaza de bomba en mitad del Congreso electoral de Zúrich: nada puede derribar al suizo Joseph Blatter de la cima de la FIFA, donde ayer fue reelegido como presidente para un quinto mandato.

Blatter, que ostenta el cargo desde 1998, seguirá al frente del ente rector del fútbol mundial hasta 2019 al imponerse al jordano Ali bin al-Hussein, que renunció a presentarse a la segunda vuelta tras perder en la primera por 133-73. El suizo de 79 años, que se quedó a sólo siete votos de los dos tercios de los 140 que necesitaba para ganar en la primera vuelta, se hubiera impuesto en la siguiente votación con una mayoría simple de las 209 federaciones.

Si completa su mandato, Blatter cumplirá 21 años al frente del ente rector del fútbol, sólo por detrás de su predecesor y mentor, el brasileño Joao Havelange, que estuvo 24 en el cargo. Blatter superó quizá el más explosivo de su extensa lista de Congresos explosivos, después de dos días donde la misma celebración de las elecciones tambaleó bajo titulares sobre redadas, detenciones policiales y sobornos de altos dirigentes de FIFA.

"Unos 1.600 millones de personas participan activamente en el fútbol. Es imposible controlar a todos", se había defendido el jueves el suizo: un argumento incontrovertible si no fuera porque los siete detenidos el miércoles en Zúrich en una operación anticorrupción no eran exactamente unos desconocidos. Dos de ellos eran vicepresidentes de FIFA, el caribeño Jeffrey Webb y el uruguayo Eugenio Figueredo, mientras que el resto ocupaba cargos de alto nivel en federaciones o confederaciones.

La operación de la policía suiza formaba parte de una investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos, en el que 14 personas están acusadas de fraude y lavado de dinero, así como de pago y cobro de sobornos por los derechos de marketing de torneos internacionales.

Si completa su mandato, Blatter cumplirá 21 años al frente de la FIFA.

"Por favor, deja la FIFA. Déjala estar", le dijo a Blatter el francés Michel Platini, jefe de la UEFA (Unión Europea de Fútbol Asociado). Eso fue, según reveló el ex futbolista, el jueves. "Es demasiado tarde", le respondió Blatter, que sabe muy bien que las elecciones en la FIFA no se ganan en la prensa, sino en "petit comité", tejiendo alianzas y traicionándolas, haciendo promesas e incumpliéndolas. Mucho de eso hubo durante la noche anterior al Congreso, en la que los mensajes de Whatsapp estuvieron activos hasta la madrugada en los mejores hoteles de la ciudad.

Las dos regiones golpeadas por el escándalo, la Concacaf y la Conmebol, que habían llegado con la idea de votar en bloque a Blatter, se dividieron en facciones. Unos siguieron fieles al suizo, otros le dieron la espalda. Aunque anoche se supo que Brasil y Ecuador, finalmente, se mantuvieron al lado del suizo.

Los votos que Ali pudo arañar en las Américas no fueron suficientes para contrarrestar el apoyo mayoritario a Blatter en Africa, Asia y Oceanía. Ni siquiera Europa votó unida por el jordano, como dejó claro el jueves el presidente ruso, Vladimir Putin, que salió en defensa de Blatter.

No en vano, el suizo ha sostenido contra viento y marea la sede de los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022, pese a que su polémica elección en 2010 sólo le ha generado problemas. La FIFA exoneró de sospechas de compra de votos a ambos países en una investigación interna, pero la justicia suiza está haciendo sus propias indagaciones.

Sin embargo, ni la redada policial ni una amenaza falsa de bomba durante la pausa para comer pudieron frenar el Congreso electoral, el quinto que supera con éxito el suizo, que llegó al cargo en 1998 al derrotar al sueco Lennart Johansson. En 2002 vivió otro de sus momentos más convulsos, cuando su propio secretario general, Michel Zen-Ruffinen, lo traicionó para apoyar al africano Issa Hayatou. Cinco años después fue reelegido por aclamación, mientras que en 2011 ganó después de que su rival, Mohammed bin Hammam, se retirara entre acusaciones de compra de votos.

Blatter superó la prueba de las urnas, pero sus problemas están lejos de haberse solucionado. La imagen y credibilidad de la FIFA sigue por los suelos y no parece fácil que con el suizo a la cabeza, eso cambie en el corto plazo.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.