jueves 25 de abril del 2024

Tevez es el que apaga los incendios

Boca no termina de dejar una imagen compacta, más allá que lidere el campeonato. Y Carlitos salva a todos. La dependencia del "10" xeneize.

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No han pasado dos meses desde la llegada de Carlos Tevez a Boca Juniors y está claro que ha sido –ampliamente- la incorporación más rutilante y más beneficiosa para un equipo en nuestro ajetreado y discutido torneo de treinta clubes. El Apache ha mostrado su evolución como hombre de ataque, un despliegue físico impresionante y una tranquilidad que lo ubica a resguardo de altercados o provocaciones rivales, condimentando su actualidad con una presencia aclamada en cualquier lugar del país por hinchas propios y extraños.

Tevez es, claramente, uno de los pocos futbolistas que ha superado la línea del bien y del mal. Siendo hombre de Boca desde siempre, identificado plenamente con la camiseta xeneize, no ha perdido ocasión de demostrarle su amor al club. Sin embargo, tiene la adhesión de la gran mayoría de los simpatizantes de los otros equipos, que muy pocas veces han manifestado semejante fervor, sobre todo tomando en cuenta que los boquenses no generan adhesiones más allá de su propia hinchada.

Juega y hace jugar, arenga o estimula a sus compañeros, da indicaciones tácticas y cuando el juego termina y se inician los reportajes “con las pulsaciones a mil” es el más tranquilo e inteligente para declarar que hay que protestar menos y jugar más, que hay que atacar y buscar el arco rival con variantes, que no hay que quedarse estático en un lugar del campo sino colaborar. Haber tenido a Carlos Bianchi y a Marcelo Bielsa y haber hecho la maestría entre el fútbol brasileño, el inglés y el italiano, modifican el razonamiento, la lista de prioridades y si se lo sabe aprovechar en beneficio propio como Tevez, mucho mejor.

En este momento, Carlitos es quien hace de extinguidor de incendios. Es que Boca no termina de dejar una imagen compacta, más allá que lidere el campeonato palo y palo con San Lorenzo, su rival dentro de una semana. El Vasco Arruabarrena ha perdido cierta frescura en sus planteos, no ha encontrado aún ninguna línea en el equipo que le ofrezca toda la firmeza y ductilidad que el equipo necesita.

Los errores de Orion y sus expulsiones lo han debilitado y la discusión por la posesión del arco con Sara ya son habituales. La defensa tiene un pilar (Daniel Díaz) y tres jugadores que hoy son titulares pero podrían salir en cualquier momento. Peruzzi tiene buen manejo y es veloz, pero marca poco, situación similar a Colazo, de gran pegada. El uruguayo Rolín y el repatriado Tobio no terminan de conformar.

En el medio se supone que Pablo Pérez y Erbes tienen sus puestos asegurados. El problema es Fernando Gago. Buen pasador, elegante, tiene poca marca y se queja mucho en casi todos los partidos. Hace rato que no está en un gran nivel. Si bien la presencia de Pérez lo ha ayudado mucho en el juego por abajo y tener a Erbes cerca le permite desentenderse en algunos lapsos de la marca.

Tevez es el nexo de todos. Enganche, asistidor, ejecutor de las infracciones, centreador, goleador, ahora pateador de penales también. Juega en todos lados y en ninguno puntualmente. Encabeza las contras, selecciona los momentos para dar una mano a sus defensores, parece infatigable. Ha establecido una buena sociedad con Jonathan Calleri, que parece haber madurado hasta convertirse en un delantero temible. El tucumano Palacios parece aislado, intermitente, sin terminar de entender su tarea.

Se han ido diluyendo jugadores que llegaron para ser titulares y han tenido una cobertura mediática como si fueran ídolos antes de jugar. Uno fue Daniel Osvaldo, que dejó el equipo ocupado en demasiados temas extradeportivos que lo desenfocaron; otro es el oriental Lodeiro, que está yendo de mayor a menor y justificando las razones de su permanencia en el banco de suplentes.

En cambio, Meli está siempre listo, lo mismo que Chávez, que sabe esperar, lo mismo que Marín o el chico Cubas. Encima, la presión popular y mediática es mayor porque según parece “Boca tiene el deber de ganar el campeonato”, según lo han declarado su presidente, su técnico y personajes influyentes cercanos. Hay elecciones a fin de temporadas y la pelea está más candente que nunca.

Allí se juega mucho. El Macrismo de Angelici contra la oposición variopinta, dirigentes alineados en otros tiempos que hoy se separan y se vuelven a amigar, hasta diferencias que parecen amplias en el apoyo a Marcelo Tinelli en su intento de ser presidente de AFA. Todo suma para que Boca no esté tranquilo, ni dentro ni fuera de la cancha. Más allá que sea muchas veces, superior a sus rivales y lidere el torneo. La receta es sencilla: que Tevez frote la lámpara y guíe el camino al éxito. Con él, nada es imposible. Incluso para este Boca.

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