viernes 19 de abril del 2024

Gran homenaje a las leyendas del surf

En Mardel se organizó el Quiksilver 80’s, evento que juntó a surfistas top con las leyendas. Anécdotas de apasionados que siguen arriba de las olas. Video

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“Las sociedades avanzadas son reconocidas por cómo tratan a sus mayores, por cómo los respetan y usan como fuente de sabiduría”. La frase no es de un filósofo aunque Santiago Aguerre a veces se le parece. El Ratón estaba feliz en el balneario Honu Beach compartiendo el mar y la playa con otros pioneros del surf en el país. Es que la marca Quiksilver organizó, con el apoyo del surfshop Ala Moana, un evento que reunió a los surfistas legendarios de la Argentina, todos subidos a tablas retro especialmente diseñadas para la ocasión. La competencia por equipos fue ganada por los Delfines, integrado por Lucio Eyras, Santiago Di Pace, Agustín Bollini y Santiago Muñiz. A nivel individual, en Leyendas se impuso Aguerre, en Master se coronó Di Pace y en los profesionales lo hizo Lucas Santamaría. Pero el torneo fue una excusa. En realidad se trató de una celebración de época que revivió los años dorados y agasajó a los más grandes, como pidió Aguerre.

Santiago (56 años) aún recuerda el día que vio surfear por primera vez y se enamoró. “Fue en el Torreón del Monje en 1969. Yo había ido a juntar cangrejos, miré y vi alguien que venía parado arriba de una tabla con los brazos abiertos. Parecía Jesucristo caminando por el mar... Me enloquecí y con mi hermano volvimos locos a mis viejos para que nos compraran una tabla y así arrancamos… El surf es mágico, fijate que hay tipos como Sandy que lo siguen practicando a los 70…”, explica quien es el hermano de Fernando, máximo referente de Argentina en el mundo del surf al ser el presidente de la Internacional Surfing Association y responsable de estar cerca de empujar a este deporte hasta los Juegos Olímpicos.

Sandy es Errecaborde, quien acaba de competir contra él en el primer heat del torneo. Tiene 69, pero parece de 55. “Voy tres veces por semana al gimnasio y dos días corro 18 kilómetros. Así me mantengo entrenado y en el mismo peso que cuando tenía 20 años. Todo para seguir surfeando a esta edad. En otros países, cuando me ven en el agua, no lo pueden creer y me hacen notas”,  cuenta quien arrancó en el 64 luego de que se rompiera la lancha con la que hacía ski acuático y unos amigos le dijeron de probar unas tablas. “En esa época éramos 20 tipos, todos vistos como bichos raros. Se nos relacionaba con la droga y teníamos problemas con la Policía. Prefectura no nos dejaba surfear, nos sacaban las tablas y hasta metían presos. Luego todo cambió en los 70 y 80. Hoy disfrutamos de una jornada única, recordando viejas épocas”, recuerda quien goza de surfar con su hijo y su mujer. “Es lo lindo del surf, compartir con los tuyos. Viajamos por todo el mundo. En el 2015 fuimos a Indonesia y Galápagos”, comenta.

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Javier Echegoyen (55) sabe de lo que habla Sandy y asiente con la cabeza cuando ve venir a sus hijas. Agustina (26) y Clara (25) comparten la pasión y lo han acompañado por el mundo. “Yo era de Buenos Aires pero cuando descubrí el deporte decidí venirme a vivir a Mardel luego de finalizar el secundario. Estudiaba, sí, pero estaba todo el día en el agua”, cuenta quien llegó a correr en un Mundial de Longboard (tablas más largas). Javier, quien surfeó por primera vez en la misma playa que se hizo el torneo, se recibió de arquitecto y es director de un colegio, pero lo que siempre será es un surfista. “Es una atracción inigualable”, describe y los ojos celestes se le iluminan.

La pasión puede más y Aguerre saca una cuenta impactante que refleja lo que han hecho en el agua. “Calculá que yo me meto al mar unos 250 días al año, por una hora y media. Tomás 15 olas y para eso remás unos 4 kilómetros. Son 800 al año y si sumás mis 45 años en el surfing, son 40.000 kilómetros, más que el perímetro de la Tierra. Es la vuelta al mundo remando”, tira un sonriente Santiago, quien como todo loco del surf tiene una historia apasionante. “Yo, de chico, disfrutaba de una vida acomodada: auto, novia, padres con trabajos muy buenos… Pero no quería ser abogado o ingeniero, soñaba con vivir del surf y por eso me fui a California a los 21 años”, explica quien en el 84 logró un hito con su hermano. “Fundamos Reef, la única marca reconocida mundialmente que no fue fundada por anglosajones, quienes dominan el surf. Somos argentinos y de Mardel… El surf lo puede. Es una pasión distinta y cuando te atrapa, es para siempre”, se emociona Santiago. Leyendas que han dejado una huella y que un día, en Mardel, tuvieron su día.

Fuente: Julián Mozo, prensa Quiksilver

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