miércoles 24 de abril del 2024

Bou, la metáfora y el tren de las oportunidades

La frustrada venta del delantero estrella de Racing al fútbol chino le aseguraba el futuro al entrerriano. ¿Habrá otra chance?

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Cuando el fútbol se convierte en un trabajo, las obligaciones crecen y los derechos se reducen. Las decisiones, que en otros ámbitos quedarían dentro del cerrado núcleo laboral, son de dominio público; los motivos y argumentos, cimientos que las justifican, pocas veces son explicitados. En ese bache informativo, el futbolista queda a merced de la dirigencia y expuesto ante el hincha.

Gustavo Bou, según su compañero Ivan Pillud, es el jugador más importante de Racing. Se puede decir, casi con seguridad, que en la Academia ha tenido los mejores dieciocho meses de su carrera deportiva. Recientemente y fruto de una decisión dirigencial, vio frustrado su millonario pase al fútbol chino. Como no podía ser de otra manera, despotricó contra la Comisión Directiva: “Me habían dicho que si llegaba una oferta igual a lo que ofrecieron, me dejaban ir. Tengo todos los comprobantes para demostrar que digo la verdad. El Presidente tuvo un pacto de caballero conmigo y no lo cumplió. En su momento, me pidió que me quedara y me dijo que no podía mejorarme el contrato. Que si llegaba una oferta de 6,5 millones para el club, se iba a hacer. Yo le dije que iba a hacer todo el esfuerzo posible para que ofrezcan 8. La oferta llegó y no aceptó”.

Se cuentan de a miles, las historias de futbolistas que vieron como el tren a Fort Knox les pasaba por delante sin que los dejaran subir; jugadores que no pudieron aprovechar “su momento” y que nunca más recibieron una oferta similar, ni recuperaron su nivel; profesionales retirados que aún siguen lamentando la frustrada posibilidad de hacer la “gran diferencia”; hombres como Bou, a los que el destino les jugó una mala pasada.

“Aquí lo único que importa son las victorias y el dinero”, dijo una vez Oliver Kahn, histórico arquero de la selección alemana, cuando lo consultaban sobre lo trascendente en el fútbol. Aunque pueda sonar mercantilista e interesada, es una opinión con asidero y que no tiene cuestionamientos. Principalmente si se respeta el orden: primero las victorias, luego el dinero. Bou fue un artífice importante de los éxitos de Racing y ahora está reclamando su recompensa: está en todo su derecho.

“De parte mía no queda ninguna fisura con el jugador; de parte de él, espero que tampoco. Gustavo manifestó su idea, dijo que era un buen contrato y que yo le faltaba a la palabra, no hay nada agraviante en eso”, dijo el máximo dirigente de Racing, en un rapto de sincericidio inesperado. “Bou es un profesional que debe dar lo mejor, esta venta era buena para él pero no para Racing. En junio llegará una oferta mejor para todos, solo hay que esperar”, augurando un futuro mejor del que no tiene certeza y trasladándole la responsabilidad al jugador. Sinceramente, Víctor Blanco hizo la lógica, la que tal vez usted y muchos otros hubiesen hecho en su lugar. Al fin de cuentas, el hincha de Racing no va a cuestionar al presidente por retener a su goleador. Todo lo contrario.

Ahora, Bou trabaja apartado del grupo y pensando en su recuperación. El informe médico da cuenta de dos afecciones musculares. Una en el bíceps femoral de su pierna izquierda, lo que lo marginó de los últimos dos partidos por el Torneo y uno por la Libertadores, y una sobrecarga reciente en el cuádriceps derecho. Por el momento, se sabe que está descartado para enfrentar a Boca por la Copa pero el entorno del fútbol no deja de estar expectante ante su regreso: previo a la lesión, en 2016, convirtió 4 goles en los 4 partidos que disputó como titular.

En su vida, Bou demostró una capacidad de resiliencia y superación fuera de lo común: la pérdida de su madre en la adolescencia, la frustración de no poder consolidarse en la primera de River y la entereza para buscar otros horizontes aunque no tuviese las mismas comodidades, el exilio en Ecuador, el descrédito y la burla cuando llegó a Racing.

Cuenta la leyenda que el tren de las oportunidades no tiene marcha atrás; nada dice sobre que esté prohibido correr hacia adelante, sin parar ni mirar atrás, con el único objetivo de poder subirse en la próxima parada. Ya lo mencionó, de forma cruda y racial, Samuel Eto'o en su mejor momento en el Barcelona: “Hoy corro como un negro, para mañana vivir como blanco”. Salvando las distancias, la misma metáfora corre para Bou.

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