viernes 29 de marzo del 2024

Daniel Osvaldo, el mediático que hacía goles

Después de una noche de furia en Montevideo, el Cuerpo Técnico y los dirigentes de Boca decidieron echarlo el club. Una carrera repleta de polémicas.

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Osvaldo juega, Osvaldo no juega, Osvaldo hace goles, o hacía, Olé no menciona a Osvaldo, Jorge Rial sí, Osvaldo se lesiona feo, la ex pareja de Osvaldo habla, la actual pareja de Osvaldo habla, la futura pareja de Osvaldo habla, Osvaldo va a ver a La 25, en el minuto a minuto le va bárbaro, en la cancha no tanto, se filtran en internet fotos de Osvaldo desnudo, parece que Osvaldo vuelve con su ex pareja, parece que Osvaldo vuelve a jugar y también parece que Osvaldo fuma.

Osvaldo hacía goles. ¿Y Boca? Ah, cierto, Daniel Osvaldo es un delantero que volvió a principio de esta temporada para que la rompiera al lado de su amigo Carlos Tevez.

Dame fuego. La catarata mediática sepultó al jugador. Cuando Osvaldo regresó a Boca en febrero de este año los dirigentes se pusieron firmes con dos cuestiones: le exigieron que bajara su nivel de exposición y que evitara los recitales de rock. Tenían la secreta esperanza de que @danistone25 sólo fuera noticia por sus goles. No pudo ser.

Este jueves volvió a jugar después de la lesión que lo tuvo parado 52 días. En Uruguay, contra Nacional y por la Libertadores. Uno de esos partidos para regresar con gloria. Pero Osvaldo lo hizo de nuevo. Escándalo, es un escándalo.

La seguidilla de disparates arrancó antes de que entrara. Le gritó el gol de Boca a los hinchas de Nacional que estaban en la platea baja y tuvo que intervenir el preparador físico Javier Valdecantos para pedirles disculpas. Después, mientras elongaba los músculos le pegó una piña al banderín del córner. Así, fastidiado, entró por Cristian Pavón cuando faltaban cinco minutos para que terminara el partido.

Tocó tres pelotas. Se retiró del campo de juego solo, mientras el resto del plantel se juntaba en el círculo central para saludar. Cuando sus compañeros entraron al vestuario lo encontraron fumando. Y para cerrar la media hora de furia, dijo con ironía que se había sentido bien los cinco minutos que había jugado.

Todo en una noche. Demasiado. Para Guillermo fue intolerable. Para sus compañeros también. Del rocker simpático que había caído muy bien en el vestuario no quedaba nada. El técnico les dijo a los referentes que tenía decidido separarlo del plantel.

Tevez, Orion y el Cata Díaz coincidieron. Entre todos le bajaron el pulgar. Sin el aval del cuerpo técnico ni de los jugadores, ocurrió lo que tenía que ocurrir: los dirigentes decidieron rescindirle el contrato. El segundo ciclo de Osvaldo en Boca ya es historia.

Ex goleador. Este mes se cumple un año del último gol que Osvaldo hizo en Boca. Fue el 28 de mayo contra Huracán Las Heras, un equipo del Federal B, por la Copa Argentina. En el estadio del Bicentenario de San Juan hubo 18 mil privilegiados que hoy podrían decir: “Yo estuve”.

Después jugó un partido más con la camiseta xeneize, pasó al Porto, de Portugal, y en 12 encuentros convirtió un solo gol. Volvió a Boca, jugó cuatro partidos y se lesionó.

Pasado en limpio: más allá de la lesión que lo marginó durante casi tres meses, en el último año disputó 17 partidos y metió un solo gol.

La última buena racha de Osvaldo fue en 2012, en la Roma: consiguió 28 goles en 57 partidos. A partir de esa temporada, el curriculum marca una pendiente. Muchos clubes, pocos goles. Pasó por Juventus, Southampton, Inter, Boca, Porto y otra vez Boca.

La carencia de festejos fue inversa a los escándalos personales. Fue tema de todos y cada uno de los programas de chimentos por sus vínculos con Ana Oertlinger, Jimena Barón, Benedetta Mazza, Militta Bora. Tuvo más presencia en las planillas de rating que en las tablas de goleadores.

La estadística es demoledora: en los últimos tres años jugó 77 partidos y convirtió 21 goles. Un promedio de siete goles por año. Uno cada 3,66 partidos.

En deuda. Cuando Osvaldo llegó a Boca en febrero del año pasado, el club pagó cerca de 500 mil dólares por cuatro meses de contrato. En ese primer ciclo jugó 16 partidos y convirtió 7 goles, dos de penal.

Cumplió, pero hasta ahí. No colmó la expectativa que había generado tras jugar cinco años en clubes de Europa y en la Selección de Italia. No deslumbró. Sólo eso: cumplió. Para concretar el retorno, Boca pagó casi un millón y medio de dólares por un año y medio de contrato. Nunca justificó la inversión.

Ahora que se cerró la segunda parte (que nunca fueron buenas, ya lo anticipó el dicho) a Osvaldo le queda una mancha más, otro conflicto para sumar a los que tuvo en casi todos los clubes donde jugó.

De agarrarse a las piñas con compañeros, discutir con los hinchas y críticar por Twitter a los técnicos, pasó a fastidiarse como un divo y a prender un pucho en el vestuario.

Fin de la historia. Nunca más, desde el jueves a la noche en Montevideo, va a jugar en Boca. Algo que seguramente lamentará más Luis Ventura que cualquier hincha.

“Colapso extra futbolistico”. Jonathan Osvaldo, hermano de Daniel, salió a bancar al ahora ex jugador de Boca a través de la red social Twitter. “Triste final con lo sucedido ayer. Hay gente que quiere que a mí Hno le vaya mal, y de la mano a Boca. Todo afecta. Colapsa porque vende”, publicó ayer en el primero de los once tuits que le dedicó al episodio que protagonizó su hermano.

Y justificó: “Y créanme que lo conozco, jamás se cagó en lo hinchas ni nada, está colapsado. Desde la entrada en calor que le gritaban de todo. Es humano”.

En medio de la seguidilla tuitera, @johnnieosvaldo escribió que “desde que llegó a primera que le decía a su repre voy donde quieras pero prométeme que en algún momento voy a Boca” y recordó que “fracturado ofreció no cobrar su sueldo, por todas las mentiras que se dicen. Y en fin, así estamos. Con un negocio de TV que anti-educa”.

Para finalizar, Jonathan insistió con el argumento: “Y si es la mejor decisión para Boca. Esta perfecto, pq el club es lo primero. Pero créanme que es todo fruto del colapso extra futbolístico.”

(*) Nota publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.