martes 23 de abril del 2024

Reparto de poder y fumata blanca en la AFA

Claudio Tapia será el presidente y Tinelli comandará la Superliga, según el pacto que hubo entre los “cancilleres”. Angelici quedó apartado. Galería de fotosGalería de fotos

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Repartir el poder. Con esa premisa se reunieron ayer, en el predio de Ezeiza, los tres dirigentes que están liderando las negociaciones para reconstruir, sin que se fracture la AFA, toda la estructura del fútbol argentino. Los llaman, desde este semana, los “cancilleres”: los que pudieron pacificar una negociación que al principio de la semana parecía el origen de una guerra interna.

El representante del moyanismo es Daniel Ferreiro, vicepresidente de Nueva Chicago y representante de la Primera B Nacional; el del tinellismo es Eduardo Spinosa, presidente de Banfield; y el tercer hombre en cuestión, que actúa como mediador y nexo entre un lado y otro, es Hernán Lewin, el titular de Temperley, de buena relación con las dos partes.

A diferencia de lo que había pasado el lunes, cuando la AFA estuvo a punto de balcanizarse en al menos dos facciones, con una amenaza explícita de Daniel Angelici que repercutió hasta en Zurich, del encuentro de ayer salieron contentos todos: saben que si las conversaciones continúan como hasta ahora, todos podrán decir que ganaron.

Hasta aquí existe un consenso para que Marcelo Tinelli sea el presidente de la Superliga, algo que tomaría forma en una reunión que se hará el martes con un número mayor de directivos; y que Claudio Chiqui Tapia se convierta en el sucesor de Luis Segura en la AFA. También existe acuerdo para que la Superliga, que tendría el apoyo de los clubes chicos, se haga dentro de la órbita de la AFA.

Organizar este nuevo súper torneo –que tendría nueva comercialización y administraría sus propios recursos económicos– por fuera de la AFA implicaría, según le reconoció un dirigente a PERFIL, entrar en un conflicto con la FIFA, que ya anunció que no aceptaría una escisión de los principales clubes en la entidad madre de la pelota nacional.

La recomendación llegó a través del mismísimo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que esta semana se reunió con el titular de River, Rodolfo D’Onofrio, y con el coordinador de Fútbol para Todos, Fernando Marín, enviado por el Gobierno para trazarle el panorama institucional del fútbol en Argentina, y para indagar sobre cómo reaccionaría la FIFA ante una posible intervención a la Asociación (algo que no ocurrirá).

Sin embargo, mientras Marín estaba en Suiza, en Ezeiza las principales fuerzas políticas de la dirigencia del fútbol firmaban su propio Tratado de Tordesillas, en el que se repartían la Superliga para unos, y la AFA para otros. “Los asambleístas de Chiqui Tapia y de Tinelli suman 63, sobre un total de 75. Si hay un consenso entre ellos, todos pueden quedar conformes”, aseguró uno de los conciliadores.

De mantenerse este acuerdo, el 30 de junio no habrá una, sino dos asambleas: en la primera, a las 15 o 16, se votaría la creación de la Superliga y se nombraría a su presidente (Tinelli); en la segunda, cerca de las 19, se elegiría al sucesor de Luis Segura para que se siente en el sillón que durante 35 años ocupó Julio Humberto Grondona. Todos apuestan a que ése será Tapia.

¿Y Moyano? Dentro de Ascenso Unido, el grupo que lidera Tapia, dicen que el sindicalista era su carta para seducir a algunos clubes de Primera en caso de que Tinelli quisiera disputar el poder de la AFA.

“Hugo nunca estuvo subido a ninguna candidatura”, argumentan sus allegados. “No tiene definido nada todavía. Se están diciendo muchas mentiras”, aseguró ayer su hijo Pablo Moyano.

Con este acuerdo entre tinellistas y moyanistas en estado avanzado, Moyano le dejaría el lugar a su yerno, que pasaría de gobernar Barracas Central, a gobernar la entidad que nuclea a todo el fútbol nacional. Un buen motivo para estar feliz.

A Angelici lo sacaron de la cancha. Aunque la negociación entre los dos grupos más representativos del fútbol argentino parece haberse encaminado, esta semana de roscas e idas y vueltas dejó como saldo un tendal de heridos políticos en AFA.

El primero y el más evidente de todos ellos es el presidente de Boca, Daniel Angelici, quien después de cruzarse con varios dirigentes y con todo el bloque de Ascenso Unido, quedó al margen de las negociaciones. “Lo sacaron de la cancha porque con él adentro, era muy difícil negociar”, le dijo a PERFIL un dirigente que está en la mesa de diálogo.

El lunes, el día en que la AFA estuvo a punto de fracturarse, Angelici se posicionó como el líder de un grupo –entre los que estaban River, San Lorenzo y Racing– que pretendía formar la Superliga por fuera de la AFA. La excusa fue el calendario (algunos querían votar la creación de este torneo el 9 de junio, y otros pretendían hacerlo el 30), pero de fondo había un mandato político: había que debilitar al moyanismo dentro de la AFA.

(*) Nota publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.

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