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Ángel Di María tiene una historia muy particular con las finales de la Selección. Así como comparte con sus compañeros la frustración de las derrotas en el Mundial de Brasil 2014 y en la Copa América de Chile 2015, para él tiene el sabor aún más amargo por las lesiones.
Está claro que le puede pasar a cualquier futbolista después de una larga y exigente temporada pero a él le ocurrió tres años seguidos y eso en la cabeza pesa. No pudo disputar la final ante Alemania en el Mundial y salió reemplazado ante Chile el año pasado. A pesar de no estar al cien por ciento en lo físico, hoy tendrá la gran oportunidad de cambiar la historia. Para eso, tiene un ángel que lo cuida desde el cielo.
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