martes 19 de marzo del 2024

El Patón Bauza es el término medio

El camino del flamante entrenador de la Selección Argentina. Su pasado como defensor goleador y su lado político.

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Cuando Carlos Timoteo Griguol le dijo que fuera a calentar para entrar, sintió que era el mejor momento de su vida. Iba a debutar en la primera de Rosario Central en reemplazo de un compañero que valoraba mucho. Iban 24 minutos del segundo tiempo y Central goleaba por 4-0 a Quilmes en la cancha de Newell’s. Un tanto del brasileño Jair y un triplete de Luis Andreuchi definieron el juego, un rato antes del ingreso de Edgardo Bauza, que andaba por los 19 años y toda la ilusión a cuestas. Jugó poco menos de media hora, pero le alcanzó para tutearse con el gran Jorge José González, un lateral histórico del Canalla al que admiraba.

Jugó de zaguero central, el puesto que quiso porque en las inferiores centralistas había superpoblación de mediocampistas y aunque a él le gustaba ser patrón de la mitad de la cancha, entendió que tendría pocas chances. Llegó el Metro de 1978 y con Griguol al mando, tuvo pocas chances pero en el final del torneo encontró una mínima regularidad. Incluso, se dio el gusto de hacer su primer gol, cuando cabeceó un centro de Agonil y derrotó a Borzi, en la victoria canalla por 1-0 ante Huracán, en Parque Patricios.

Con Ángel Tulio Zof sorprendió a todos mostrando ductilidad para ser volante derecho en aquel buen Central de 1979, antesala del equipo campeón del Nacional de 1980, donde logró algo sensacional. Siendo ya zaguero central hizo 12 goles en 20 partidos, con la salvedad de que 10 los hizo de penal. El día del 5-1 a Racing en Arroyito metió tres (dos penales) y fue Bertero el único arquero que le paró un penal en ese torneo. A los 21 años era el especialista en ejecutarlos, cuando estaban Víctor Marchetti, Félix Orte, Jorge García y Omar Palma en el mismo equipo.

La campaña del Patón fue generosa en los números, pero en un aspecto que lo destacó por encima de sus colegas. Eximio ejecutor de penales, Bauza metió 80 goles en Primera A, algo que solamente han superado Daniel Passarella y Juan Domingo Rocchia. Un único tanto lo hizo en Independiente, cuando al regresar del fútbol colombiano (jugó para Junior de Barranquilla tres temporadas), logró vencer a Vidallé en la cancha de Ferro.

Llegó el campeonato de 1986/87 y Bauza formó parte del equipo que ganó el torneo, otra vez bajo la sabiduría serena de Zof. Siguió siendo Canalla, se fue para Veracruz en México y volvió para retirarse, con la camiseta de siempre. Su último partido lo jugó y perdió contra Newell’s, en marzo de 1992 y encima con tarjeta roja. No importó: es el jugador que más goles le hizo al rojinegro con la camiseta auriazul y además es el escolta de Mario Kempes en la historia de Central desde 1939 en el fútbol de AFA.

Su imagen con buzo largo celeste y remera azul festejando los penales contra Italia en el Mundial de 1990 (donde lo convocó Bilardo y no jugó) se mantiene inalterable. Los abrazos sellaron una epopeya y le abrieron camino a su carrera de entrenador. Siempre con la lectura a cuestas, inculcada en las tardes/noches de concentración rosarina, aprendiendo a interesarse por la historia argentina y mundial, los personajes que hicieron camino al andar y cambiaron realidades trágicas en algunos países, le abrieron la cabeza.

Años después, ya con un recorrido considerable como entrenador, comentó que aquellas primeras novelas policiales compartidas con Craiyacich y Van Tuyne en las esperas de los partidos le sirvieron de mucho y lo impulsaron a seguir leyendo. Vino el interés por la obra y el sufrimiento de Nelson Mandela, un modelo a seguir y vino también la tentación de participar en la política santafesina. Hubo un ofrecimiento y la aceptación para ser candidato a concejal en Granadero Baigorria por la lista del Partido Socialista Popular, aquel que creara Guillermo Estévez Boero. Fue sexto en la nómina, no entró al Concejo, pero siempre ha definido aquello como una aventura que valió la pena.

Tras haber pasado varias peripecias en su carrera iniciada en 1998 como entrenador, le llegó el momento de conducir a la Selección Argentina. Atrás quedaron los inicios y los primeros éxitos conduciendo a Central en torneos locales y copas, los pasos por Colón y Vélez con su regreso a Santa Fe, la festejada coronación con Sporting Cristal en Lima, el enorme ciclo con la Liga Deportiva Universitaria de Quito que le permitió ser campeón local, ganar la Copa Libertadores y la Interamericana. Fueron siete años de trabajo fecundo, adaptándose a las distintas realidades del equipo y llevando muy arriba su nombre. Hubo un tiempito en Arabia Saudita, pero rápido regreso a Ecuador.

Llegó el tiempo de San Lorenzo, la consagración esperada, la Copa Libertadores en el bolsillo y una enorme asignatura pendiente que se saldó con el título. Después se hizo lo que se pudo frente a Real Madrid y la última etapa en Sao Paulo, con una aceptable actuación en Copa, pero poco y nada en el Brasileirao. El llamado, el viaje para juntarse con Armando Pérez, el deshoje de la margarita hasta que hubo fumata blanca y finalmente, el nombramiento. Ahora es su turno. Quedan atrás tantos goles y triunfos auriazules, los éxitos internacionales con la Liga o el Ciclón, la adaptación al fútbol brasileño.

Ahora importa a qué jugar, qué confianza darle a los jugadores que deberán repechar la cuesta y volver a sentir la exigencia de ser seleccionados argentinos. Convencer a Messi de volver a motivarse, pensar en el momento de Dybala, resolver si Mascherano será zaguero o mediocampista central, buscar nombres adicionales para reforzar posiciones que tienen algún déficit y pueden seguir las menciones a cuestiones que se tienen que arreglar.

Lo que no está claro es algo que parece básico, pero aún no tiene definición. ¿Bauza modificará su estilo cauteloso ante la presencia de grandes delanteros?, ¿Bauza tendrá que arriesgarse por un planteo que no le gusta demasiado? No hay pistas, se necesita trabajo y conocimiento mutuo, entre el técnico y sus dirigidos. ¿Será Bauza un término medio entre el riesgo que proponían Bielsa o Sampaoli y un estilo más agresivo pero con menos fútbol como el que llevan adelante Simeone o Miguel Russo? Se verá. Aunque importan las formas, la prioridad está clara: la clasificación al mundial de 2018 y la confianza –que es mayoritaria- en el hombre elegido. Aquel que debutó en la primera canalla hace 39 años y creyó que era el mejor momento de su vida.

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