martes 23 de abril del 2024

Argentina, el fútbol y la debacle que no miramos

Luego de la temprana eliminación de los Juegos Olímpicos, salieron a la luz las críticas, pero hay un trasfondo que nos obliga a mirar el pasado.

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El fiasco de la selección argentina de fútbol, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, ya está consumado. Para encontrar una eliminación tempranera (en fase de grupos) de semejante magnitud en un Juego Olímpico, hay que remontarse a Tokio 1964. Por detrás de esas falencias observables a simple vista, de los análisis tácticos sesudos y de las declaraciones “culpogénicas”, hay un trasfondo mucho más grave. Un trasfondo que para ser visto obliga a prescindir de la mera actualidad y centrarse en el pasado.

“Había una expectativa muy grande y eso también duele, porque el fútbol da alegría a la gente y sé que muchos estaban pendientes de nosotros. Quiero pedir perdón, no pudimos llegar al objetivo” expresó Julio Olarticoechea, entrenador bombero de un equipo fantasma, que hasta unos días antes de la competencia no tenía conducción ni futbolistas. Recriminarle a él, por como conformó su equipo de trabajo o por un planteo táctico, es absurdo.

Parta el titular del Comité Olímpico Argentino (COA), Gerardo Werthein“fue la desidia de la AFA” y apuntó sus cañones a los dirigentes: “es la derrota de la improvisación y del abandono, no podemos pasar de campeones a quedar eliminados en primera ronda”. Aduciendo que esta realidad fue pura y exclusivamente fruto de los últimos meses de desgobierno afista, con la renuncia de Gerardo Martino incluída. Lo cual no deja de ser cierto pero es un análisis incompleto.

Entre todas las opiniones, siempre indefectiblemente destaca la de Maradona. No por coherencia, ni por fluidez lingüística sino por contenido. Salvando las distancias conceptuales, de público conocimiento, Diego termina siendo al mundo del fútbol; lo que Elisa Carrió, es a la política argentina. Sin posibilidades ya de tirar del carro, son como el tábano de Sócrates que aguijonea y molesta, persuadiendo y reprochando, a través de verdades que muchos desconocen y otros prefieren callar: “Corremos riesgo de no ir al Mundial de Rusia (2018). Le deseo la mejor suerte al Patón (Bauza), pero arriesgamos en esta. Va a ser complicado. Y ni hablar de la que viene. Las inferiores son un desastre. No hay. Estamos muy mal”.

Para entender lo que pasa, hay que sentarse y repasar antecedentes: es la diferencia entre sacar una foto o mirar un video. Si bien es cierto que Argentina fue campeón olímpico en Atenas 2004 y Beijing 2008, como bien dijo Werthein; esos ciclos no fueron sólo producto del Olimpismo. Previamente, varios de esos jugadores habían obtenido muy buenos resultados en los torneos Sub 20.

Artífices del campeonato en el Sub 20 Argentina 2001 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fueron: Javier Lux, Fabricio Coloccini, Nicolas Burdisso, Andrés D´Alessandro, Javier Saviola y Willy Caballero, entre otros. Todos jugadores que han tenido una destacada carrera en Europa.

Lo mismo podría decirse sobre los campeones en el Sub 20 de Holanda 2005 y en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008: Oscar Ustari, Ezequiel Garay, Fernando Gago, José Sosa, Sergio Agüero, Pablo Zabaleta y Lionel Messi.

Llegado a este punto, si usted no es muy futbolero, ya se estará preguntando (porque probablemente no lo recuerde) como salió el seleccionado juvenil Sub 20 en el Mundial de hace tres años. Bueno, le cuento que no lo jugó porque no clasificó: no fue capaz de terminar entre los cuatro primeros de un torneo sudamericano organizado en Argentina (Mendoza y San Juan) y del que sólo participaban diez equipos.

El fútbol argentino está estancado, mientras los demás progresan. El deterioro es grande. Las competencias en divisiones inferiores no son lo que eran. Los chicos cada vez juegan menos, menos en cuanto a cantidad de partidos disputados y menos en cuanto a disposición colectiva en el terreno, manejando la pelota a ras del piso y priorizando el trabajo de la técnica. Así como viene la situación, sería bueno que empecemos a pedirle a Messi & cía que sigan jugando hasta los cuarenta; porque dentro de un par de años, llegar a tres finales en tres años va a ser un quimera.