No puede más con su cuerpo. Ni con su alma. Es lógico. El quería para su cumpleaños 37 el mejor regalo posible, que era dar el batacazo contra el subcampeón del mundo y meterse por primera vez en los cuartos de final en el handball olímpico. Pero no pudo ser. El poderío, a poder de billetera, de Qatar fue mucho para Gonzalo Carou y Los Gladiadores. Por eso, el capitán no pudo contener las lágrimas y sacó a relucir el dolor de no poder cumplir el sueño.
No puede hablar. Llora y se apoya en la baranda. Se desahoga. Merecidamente. El 15 necesita sacar un poco el dolor que tiene en el pecho. Que es mucho, y es muy grande.
"Estuvimos cerca otra vez. Nos marcamos objetivos grandes y dejamos todo otra vez. Luchamos mucho para estar acá. Duele mucho no llegar. Nos vamos con bronca". La voz se entrecorta. No puede hilvanar más de dos frases seguidas.
Respira. Profundo. Y analiza un poco la actuación de Los Gladiadores: "Sabíamos que había tres partidos que teníamos chances de ganar que eran Croacia, Túnez y Qatar. Ganamos el de Túnez, el de Croacia lo tuvimos ahí y hay que ver si le ganábamos nos alcanzaba para clasificar. Pero lo bueno es que estamos ahí, para jugar. En los sudamericanos crecimos mucho y pensábamos que tendríamos chances. Llegamos al final del grupo con chances, pero con el desgaste lógico de jugar con potencias que son más grandes y más fuertes".
El futuro del handball argentino: "Ojalá seamos como fueron el Pichi Campana, Milanesio, para lo que terminó siendo la Generación Dorada, que coronó lo que hizo con esfuerzo. Nosotros somos una selección que sigue teniendo una liga amateur y se hace a pulmón. Que se consigue las cosas a cuenta gotas, que no tiene sponsors. Ojalá se sumen los chicos a esto".
El llanto sigue. Le impide seguir con fluidez. Carou lo siente de verdad. Pero dentro del dolor tiene un aliciente: "Es una selección que representa bien al país y ojalá sirva para que el día de mañana los que vengan se vayan con una sonrisa".
(*) Enviado especial desde Río.