viernes 19 de abril del 2024

Automovilismo: el sexo también va a toda velocidad

El video de los pilotos Giallombardo y De Benedictis destapó un entramado oscuro de prostitución y trata en el automovilismo. Galería de fotosGalería de fotos

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Las tres promotoras eran parte del paisaje habitual de una carrera de autos. Repartían volantes del boliche Místico dentro del circuito callejero de Santa Fe, durante ese fin de semana en el que parte de la ciudad se convierte en un gran autódromo. En Místico sabían, porque todos lo saben, que en esos días la demanda aumentaría. Por eso fueron a cazar nuevos clientes. Místico, un “night club” que hasta hace unos años estaba incluido en la folletería turística de Santa Fe, fue clausurado el último 13 de agosto por la Agencia de Investigación sobre Trata de Personas de la Policía provincial. En la esquina de ese lugar, Suipacha y 25 de Mayo, fue vista por última vez Natalia Acosta, desaparecida en 2009 y una de las 3.231 mujeres que se buscan en Argentina.

El de Místico no es un caso aislado. Es una pieza más dentro de un oscuro andamiaje que creció, en las últimas décadas, en los márgenes de las principales categorías del automovilismo argentino. Es la parte más oscura de algo que empezó a insinuarse, aunque de modo superficial, luego del video que se viralizó la semana pasada entre una promotora y los corredores Juan Bautista De Benedictis y Mauro Giallombardo.

La fiesta Triple X de Giallombardo y De Benedictis.

“Hay dos modalidades: un hombre que lleva directamente a mujeres al autódromo o la rotación de mujeres en prostíbulos en función de espectáculos deportivos. Porque, aunque suene terrible, los proxenetas o tratantes buscan ‘reforzar’ sus lugares de acuerdo a la demanda”, le explica a PERFIL María Alejandra Mangano, titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas.

Dos pilotos con los que habló este diario, que pidieron no ser mencionados, reconocieron que existe oferta sexual dentro de los circuitos. Pero pidieron no incluir a las promotoras dentro de esa dinámica. El rol de las promotoras podría discutirse, acaso, desde otra perspectiva: son parte de un mensaje que alimenta una sociedad machista y que cosifica a las mujeres con tal de vender marcas, productos y, aunque resulte contradictorio, publicidad política. Porque las gobernaciones e intendencias también publicitan en sus cuerpos en las competiciones de alcance nacional.

Carpas. A Mario Raúl Espíndola lo detuvieron el sábado 5 de septiembre de 2015 en Rafaela. En su Fiat Duna llevaba a tres mujeres que se prostituían en una carpa iglú, dentro del autódromo de esa ciudad. Ese fin de semana se corría la fecha del campeonato de Turismo Carretera. En el operativo intervino la misma agencia que meses más tarde actuó en Místico. A Espíndola lo condenaron, este 7 de septiembre, a cuatro años de prisión efectiva. “Cuando hay carreras, mucha gente paga por sexo en el Barrio Barranquitas y Villa Dominga. Están próximos al circuito y son un paso obligatorio para los que quieren ir”, cuenta el periodista Martín Ferrero, del diario La Opinión de esa ciudad.

Los que frecuentan las pistas del TC saben que la oferta sexual se da, principalmente, en carpas. “Hace unos años, un grupo de chicas estaba ahí hasta que se las llevó la policía. No sé si había alguna organización detrás”, cuenta un piloto que intenta relativizar la cuestión.

Uno de los tantos grupos que organizan este turismo sexual fue desarticulado en 2014, cuando la policía de Entre Ríos detuvo a un hombre y una mujer que obligaban a 14 chicas, entre ellas una menor de edad, a prostituirse. Venían del autódromo de Concepción del Uruguay. Y las llevaban, todos los fines de semana, a distintas carreras de autos. “Había cinco sin ningún tipo de documentación. Una de ellas era una chiquita de 16 años que, en principio, dijo que tenía 18 y dio un apellido falso”, describió el comisario Sergio Rebollosa.

Ese mismo año, en el autódromo de Toay, la policía de La Pampa detuvo a tres hombres, acusados de integrar una red de trata de personas. El operativo, con el que se liberó a once mujeres, se hizo un viernes por la noche en la zona de carpas. La zona donde todo puede pasar.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.