Hace 30 años, un joven Mike Tyson escribía su nombre en la historia grande del boxeo cuando vengó a la leyenda Muhammad Alí y noqueó al jamaiquino Trevor Berbick en apenas dos rounds.
Con tan sólo 20 años, cuatro meses y 21 días, el estadounidense se había convertido en una máquina de boxear y ya mostraba una combinación de potencia y velocidad pocas veces vista entre los pesados.
Berbick lo sufrió desde el comienzo y nunca tuvo respuestas en un combate que duró apenas cinco minutos porque el árbitro de la pelea se apiadó del jamaiquino, que ya le costaba mantenerse en pie, y evitó que continuara la golpiza.
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Esa noche del 22 de noviembre de 1986 significó la aparición masiva de un Mike Tyson que con el tiempo, y pese a una vida rodeada de escándalos, se convertiría en uno de los mejores boxeadores de la historia.