martes 19 de marzo del 2024

Náufragos

La Selección navega en un mar de dudas. A falta de cuatro fechas para el cierre de las Eliminatorias, está en zona de repechaje jugando mal al fútbol. La comparación entre Bauza y Maradona.

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Las preguntas se acumulan y nos atropellan desordenadamente. También las dudas, los cuestionamientos, las quejas. Realmente uno no termina de entender cuál sería el plan para sacar a la Argentina del embudo peligroso en el que cayó y que amenaza con mandar a la Selección al fondo del pozo. Quinta en las eliminatorias sudamericanas cuando faltan cuatro partidos, con una ridícula cosecha de puntos (22 sobre 42) y una anemia ofensiva increíble (15 goles en 14 partidos), el equipo puede quedarse afuera de la próxima Copa del Mundo.

Leyó bien: 15 goles a favor en 14 partidos. Con Messi (4), Higuaín (1), Agüero (0), Di María (2), Pratto (2), Dybala (0), Lavezzi (1) y Alario (0), los delanteros elegidos para lastimar a los contrarios. Apenas seis victorias, con cuatro empates y cuatro caídas. El resumen de tantos que hicieron los delanteros nos abruma: apenas 10, porque Mercado (2), Funes Mori (1) y Biglia (1) completan el panorama.

A esta altura, es elemental comparar este ciclo de Edgardo Bauza con la participación de Diego Maradona como entrenador en las eliminatorias para jugar el mundial de Sudáfrica, en 2010. Hagámosla, entonces: cuando faltaban cuatro fechas para la finalización, la Argentina se ubicaba en la cuarta posición, con la misma campaña que la actual: 6 victorias, 4 empates y 4 caídas. En las últimas cuatro jornadas para el 2010, la Selección perdió con Brasil (1-3 en Rosario), con Paraguay (1-0 en Asunción) y se recuperó venciendo a Perú (2-1 con el gol agónico de Palermo) y el festejado triunfo 1-0 en el Centenario, con aquel remate de Mario Bolatti, ante los uruguayos que debieron disputar el repechaje.

La diferencia la hicieron los delanteros: en 14 fechas, aquel equipo de Maradona sumaba 19 goles a favor, cuatro más que ahora. Y reunía 15 goles en contra, los mismos de hoy. Lo cierto es que la producción ofensiva no fue maravillosa ni mucho menos: ningún jugador argentino estuvo entre los quince principales goleadores de aquellas eliminatorias. Igual que ahora.

¿Bauza es igual que Maradona? Por supuesto que no. Nuestro máximo crack no hizo pie casi en ningún club de los que dirigió y llegó con lo justo al mundial del 2010. Edgardo Bauza tiene una larguísima carrera en diferentes clubes, obtuvo dos Copas Libertadores y varios títulos en el fútbol ecuatoriano con la Liga Deportiva Universitaria. Sin embargo, ambos llegaron por caminos sinuosos para dirigir a la Selección: no eran prioritarios, pero Julio Grondona le había prometido a Maradona que alguna vez dirigiría al equipo mayor y cumplió su palabra. En el caso de Bauza, arribó por descarte ya que ni Marcelo Bielsa ni Jorge Sampaoli ni Diego Simeone aceptaron el ofrecimiento.

La Argentina caótica de aquellas eliminatorias se emparenta con ésta, por la vigencia de varios jugadores: Sergio Romero, Andújar, Zabaleta, Otamendi, Mascherano, Di María, Higuain, Enzo Pérez, Agüero, Lavezzi y el mismísimo Messi. Son once los que se repiten, la mayoría de ellos, titulares en aquel momento y también ahora. ¿Se extendieron demasiado las convocatorias de Higuian, Di María, Lavezzi y Agüero?, ¿por qué no convierten goles como lo hacen semanalmente en las competencias europeas?, ¿la presión los consume y no se bancan la crítica permanente? Son muchas preguntas con escasas respuestas concretas.

Envueltos en la locura resultadista, son (somos) muchísimos los argentinos que pasamos de la euforia a la decepción profunda, de subestimar a Messi porque no canta el himno y que no pone todo con la camiseta albiceleste y a continuación decir que sin Messi no podemos ir a la Copa de Rusia. También, de creer que si nos clasificamos al mundial, por alguna razón somos el principal candidato a ganar la Copa. Insólito, inconcebible, pero real. Nadie termina de explicar si hay un designio divino que nos obliga a ser campeones: algo que no se termina de entender y que vale la pena repetirlo. La Argentina ganó dos mundiales. Uno, con el famoso partido arreglado con los peruanos en Rosario y el otro, con la famosa mano decisiva de Maradona. No jodamos.

¿Lo echan a Bauza?, ¿Mascherano y Messi pidieron a Sampaoli?, ¿La salida de Bauza y la llegada de Sampaoli le costarán a la nueva AFA casi tres millones de dólares? Nadie tiene todavía la respuesta. ¿Los jugadores seguirán sin hablar?, ¿solamente sirven para apuntar al periodismo y se mantienen en la comodidad de no decir nada?, ¿a quién le ganaron? Humildad, sinceramiento, reconocimiento de errores propios y autocrítica profunda. Nada de eso ocurre.

Mientras tanto, la sombra de un papelón deportivo que supere la cantidad de sainetes y operetas que produjo nuestro fútbol en los últimos dos años, está a la vuelta de la esquina. Por ahora, el acorazado albiceleste navega cambiando el rumbo día tras día, confundido, sin entender que tiene que haber una ruta, un programa de navegación, un timonel y muchos marineros que obedezcan…