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A esa altura, con menos de 20 minutos por jugarse la eliminatoria ya estaba sellada y los cuatro goles que necesitaba el Mónaco para ser finalista parecían más que una utopía pero de todas formas ninguno regalaba nada y el polaco Kamil Glik aprovechó para dejarle un recuerdo a Gonzalo Higuaín en su pierna derecha.
El Pipita quedó en el piso retorciéndose de dolor y enojado tanto con el árbitro por no haber cobrado nada como con el futbolista del Mónaco por su acción que el delantero argentino consideró innecesaria y desleal.
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