martes 19 de marzo del 2024

Loustau: “La tecnología viene a darnos más justicia”

El árbitro habla de los desafíos que traerá la utilización de monitores en las canchas, del trato con los futbolistas y de la AFA de Chiqui Tapia.

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Cada vez que dirige un partido, Patricio Loustau corre entre 11 y 13 kilómetros. Es lo que le marca el GPS que se pone en el cuerpo para medir sus aceleraciones y cada uno de sus movimientos en la cancha. Dice que eso lo ayudó a mejorar su forma de dirigir. Y lo explica en una hoja que garabatea con líneas que se cruzan, que van y vienen en un recorrido imaginario. “El arbitraje es una actividad laboral, pero es netamente vocacional”, aclara mientras toma un café y teoriza sobre algo que para muchos es imposible de teorizar: el arte de arbitrar para que el juego transcurra con cierta normalidad.

Tu elección puede entenderse por tu padre Juan Carlos, que también fue árbitro. ¿Pero cómo llega la mayoría a elegir ese oficio?

Se llega por vocación. Yo me siento con tanta vocación como la generación de mi viejo. Pero ellos hacían un esfuerzo mayor porque no tenían las condiciones favorables de hoy. Es un halago hacia ellos. Nosotros tenemos cinco campos de entrenamiento. Ahora también la tecnología, para mirar y corregir. Dirigimos con un pulsómetro. Y también en la remuneración estamos a años luz.

Hace unas semanas pidieron un aumento en una reunión que tuvieron con Claudio Tapia en AFA. ¿Quieren ir hacia una profesionalización completa?

Trabajar siempre es positivo para el árbitro porque te relaciona con actividades distintas a las del mundo del fútbol. Yo a los chicos más jóvenes los aliento a que tengan su trabajo. Por supuesto que el arbitraje es una actividad laboral, pero es netamente vocacional. Después, a medida que pasa el tiempo, se te empieza a venir encima el profesionalismo. En toda mi carrera fui cabeza de profesional, bolsillo de amateur. Así empecé. Hoy los chicos que comienzan están mejor que en mi época, que cobrábamos un viático. Cuando empecé en Primera B empecé a sentir el profesionalismo. Para nosotros fue muy positivo tener la chance de juntarnos con el presidente de AFA. Sentimos que es alguien contemporáneo a nosotros: a Tapia lo conozco desde la época del Ascenso. Se charló mucho de la cuestión profesional del árbitro argentino. El árbitro argentino de élite, los diez internacionales más sus asistentes, hoy tenemos un sistema de entrenamiento de cinco o seis estímulos físicos. Por eso sentimos que puede haber una mejora en esta fundación de la Superliga. Pero el aumento salarial no fue el tema más importante. Se charló de un plan de trabajo y de mejoras.

Ahora no hay relación entre los ingresos de un futbolista y los que dirigen a esos futbolistas en un campo.

No. Dentro de lo que es el mundo del fútbol en general, el árbitro económicamente es el más bajo. Pero nosotros nunca vamos a ser un futbolista o un director técnico. Ellos son los reales protagonistas del juego. Por ellos la gente paga un ticket. Esto es una cuestión filosófica y personal. El árbitro debe estar e impartir reglas deportivas. Muchas veces la gente pretende que nosotros hagamos justicia como si fuéramos jueces. Tenemos un compromiso social, pero aplicamos una ley deportiva. Nuestra búsqueda es la normalidad del juego. El partido fluye, los futbolistas juegan y demuestran su destreza, yo acompaño. No pagué el ticket, veo a los mejores futbolistas dentro de una cancha, y disfruto de eso.

¿Te queda tiempo para disfrutar en un partido profesional?

En este momento de mi carrera, sí. Los primeros dos años y medio no disfruté: porque estás en la búsqueda de no equivocarte, querés agradarle a todo el mundo, y no se puede. Hasta es positivo que no le gustés a todos: porque ante una decisión antipopular pasa eso. Después del tercer año ya empecé a disfrutar de poder ver una jugada o una gambeta.

¿Has llegado a felicitar a un jugador por una gambeta o una jugada?

Sí. Claro que lo hago. Si tengo la posibilidad de verlo, se lo digo. Como también marco cuando erran un gol muy claro. Estoy contento con haber llegado a eso, de disfrutar de eso. El árbitro es siempre el culpable de casi todo. Pero no puede analizarse un juego sólo en base a errores arbitrales.

¿Y por qué se hace eso?

Creo que es más sencillo analizar la tarea del árbitro que elaborar una opinión sobre la estrategia de un equipo durante 95 minutos. Yo pregunto: quién marcó al wing para que no desborde, quién marcó al nueve, qué tanto pudo hacer el arquero y qué otra cantidad de cosas sucedieron. La posición de víctima es mucho más sencilla que la de protagonista.

A diferencia de lo que sucedió en otros deportes, la tecnología (el sistema VAR) generó dudas y hasta polémicas en sus primeros partidos. ¿Por qué?

Tiene que ver con la típica situación de crisis y de cambio. El argentino más ortodoxo y pasional lo va a ver como un atentado a este deporte. Pero esa misma persona también tiene una sed de justicia absoluta. Entonces, cuando no es penal, cuando no fue mano, se enoja. En la vorágine de este deporte, a veces uno decide mal. Con la tecnología, el árbitro va a tener la chance de poder ver lo que todo el mundo estaba viendo en su casa. Es un desafío muy importante. Ahora tenemos que trabajar mucho en no equivocarnos al ver. Porque una de nuestras defensas era: “Claro, vos me decís que no fue penal porque lo viste 20 veces por la tele”.

¿Los expone más?

Sí. Ahora vamos a estar viendo lo que antes no podíamos ver. Hay que trabajar mucho en ese aspecto: porque el que lo ve está sentado en un sillón, en su living, con un plasma grande y en HD. Tiene un nivel de tranquilidad muy distinto al nuestro, que corremos a 180 pulsaciones por minuto. Hay dos posibilidades: que a vos te avisen desde cabina que hay algo que se puede corregir; o que tengamos la chance de ir a observar a un monitor en la mitad de cancha. Debemos encontrar la tranquilidad para tomar la decisión final como corresponde. Porque si los jugadores o todos van a estar ahí para presionar al momento de la visualización, no se podrá.

¿Y lograr esa tranquilidad, sobre todo por cómo es el futbolista argentino, será más difícil?

Va a ser más complejo que en otras ligas, sin dudas. No sólo en Argentina sino en Sudamérica. Acá se juegan las Eliminatorias más tensas del mundo. Y nuestras copas también. Va a ser un gran desafío para el VAR la correcta aplicación y conservar las formas. Por eso hay que tratar de educar a la gente en esto. Que los hinchas entiendan que el árbitro va a ir a la mitad de cancha a observar, y que tiene que tomar la mejor decisión tranquilo. Tenemos que volver a entender que lo mejor que le puede dar el árbitro a esa situación es justicia. Si estábamos en un grado de justicia y la tecnología viene a mejorar ese nivel de justicia, bienvenido sea. Nosotros queremos eso. Porque el dolor es muy fuerte al día siguiente de un error importante.

¿Después del Boca-River en 2011 sentiste ese dolor?

Esa vez, para mí, la polvareda tuvo que ver con cuestiones personales entre Grondona y Passarella, y con la taquilla, el ráting y la opinión pública que generan esos partidos. Recuerdo un Tigre-Olimpo en el que cometí un error mucho más grosero, y sin embargo nadie dijo nada. A mí, el error me duele en un clásico como en un partido de mitad de tabla. Entonces, si la tecnología viene a darnos una nueva herramienta para que seamos más justos, bienvenido. La tecnología no se va a equivocar. Debemos tener mucho cuidado en no equivocarnos nosotros al ver las imágenes.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.