martes 19 de marzo del 2024

Argentina, la ingenuidad y la altura

La altura es uno de los condicionantes más importantes de un partido histórico para una Selección Argentina en la cuerda floja. Cómo afecta.

442

Se define la Eliminatoria al Mundial Rusia 2018 y Argentina tiene su última chance de clasificar. El equipo dirigido por Jorge Sampaoli visita a Ecuador, en la altura de Quito, con la obligación de no perder y la necesidad imperiosa de ganar para garantizarse no quedar eliminado. Será a las 20:30hs, en el Estadio Olímpico Atahualpa y con el arbitraje del brasileño Anderson Daronco. La altura y un rival que juega sin presiones, son los dos condicionantes más importantes de un partido que tiene tinte de definitorio para la historia del fútbol argentino.

La impronta del cuerpo técnico (de rotación frenética de los jugadores durante los entrenamientos) hace que no tenga sentido detenerse en analizar las posibles formaciones: son tantas y tan variadas que se hace imposible hipotetizar. Tampoco, que entre Enzo Pérez por Ever Banega o Eduardo Salvio por el Papu Gómez cambiará radicalmente la postura del equipo ni modificará las premisas básicas de control del terreno y posesión del balón que han sido constante desde la asunción del entrenador. Una posible formación sería: Sergio Romero; Mercado, Fazio, Otamendi; Salvio, Biglia, Mascherano, Pérez/Di María y Acuña; Messi, y Darío Benedetto. Pero es sólo eso, una probable formación.

Argentina deberá obtener un resultado positivo y revertir una racha complicada, frente a Ecuador en la altura de Quito (2.850 mts). Tres derrotas, un empate y una victoria es el historial de las últimas cinco Eliminatorias. No es un mito, “que en la altura, la pelota no dobla” como en su momento aseveró Daniel Passarella y muchos se burlaron: es un hecho fáctico que puede comprobar cualquiera que patee el balón a más de 2500 mts. En la altura, hay variantes que afectan el juego y que condicionan su desarrollo. Cuánto y cómo les afecta a los jugadores, es una cuestión individual.

Resulta que a nivel del mar, la presión atmosférica es de 760 mm Hg. Subiendo a los 1.000 mts., se reduce a 674 mm Hg y en los 2.850mts. de Quito alcanza apenas los 540 mm Hg. Como la concentración porcentual de oxígeno sigue siendo aproximadamente la misma, la presión parcial en el aire disminuye. Lo que se traduce en una caída de la presión de oxígeno a nivel pulmonar (alveolar) y su consecuente menor difusión a la sangre para luego ser repartida en los tejidos. Algunos de los síntomas de la exposición a la altura son las cefaleas, la fatiga y los trastornos en el sueño: motivo por el cual los jugadores descansan en el llano de Guayaquil y viajan en las horas previas. En la performance física, el deterioro del consumo máximo de O2 (VO2) ya es evidente a partir de los 1500 mts. y se estima que desciende un 1.5% cada 100 metros de ascenso.

Jugar en la altura, especialmente al mediodía, es de las peores sensaciones que se puede sentir dentro de una cancha: inicialmente, antes de empezar, uno puede pensar que está todo bien, pero luego de un par de esfuerzos es imposible cambiar el aire: da la sensación de que no hay forma de recuperarse. La percepción de falta de aire se exacerba con cada pique y se acumula en el transcurso del partido. Algunos reaccionan mejor que otros pero todos, indefectiblemente todos, sufren sus efectos. Estrategias para combatir la altura hay muchas: el oxígeno puro, para mejorar la difusión tisular; la cafeína, como estimulante; el viagra, como vasodilatador pulmonar; etc. Nada compensa las diferencias.

“Factors affecting home advantage in football World Cup qualification (Factores que afectan la localía en Eliminatorias mundialistas)” de Richard Pollard y Vasilis Armatas es un artículo publicado recientemente en el “Journal of Performance Analysis in Sport”. Tiene como objetivo analizar los resultados de local y visitante en los seleccionados de fútbol durante las últimas tres etapas clasificatorias mundialistas. En África y en Sudamérica, se vieron las mayores diferencias y Bolivia fue el país con mayor ventaja deportiva del mundo: obteniendo el 69% de los puntos jugando en casa. Después de comparar la potencialidad de los seleccionados y cotejando los efectos de otras variables, se llegó a la conclusión que: las mayores diferencias de puntos conseguidos de local se relacionaron significativamente, en primer lugar, con la altitud del estadio de disputa y, en segunda medida, con el número de zonas horarias cruzadas por el equipo visitante. No hubo un efecto significativo en la distancia recorrida por el equipo visitante (dentro de poca variación horaria) o la densidad de público.

"No hay que hablar de la altura. A los jugadores hay que decirles: 'No pasa nada. No pasa nada. No pasa nada'. Eso lo tienen que decir en las radios, en la televisión. Para que se convenzan de que la altura no influye. Pero influye eh, influye. Está comprobado” recomendó públicamente y de forma risueña Carlos Bilardo, en su charla con Super Mitre deportivo, como si los jugadores fueran inexpertos, que no probaron las sensaciones de hipoxia, o ingenuos incapaces de darse cuenta de la realidad. Una ingenuidad similar a la del hincha que cree que la clasificación argentina para Rusia 2018 peligra por la impericia de un centro delantero o la ingenuidad de todos nosotros, que no podemos concebir lo que estamos viendo. Llegado a este caso, recemos.