martes 19 de marzo del 2024

El mal clima, el enemigo histórico del Dakar

La novena etapa se canceló por posibles inundaciones en Bolivia pero nadie se altera. En África eran las tormentas de arena y en Sudamérica, la lluvia.

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El rally Dakar volvió a tomarse un respiro en su actividad debido a la cancelación de la novena etapa entre la ciudad boliviana de Tupiza y Salta, ya en suelo argentino.

El motivo de la decisión tomada por los organizadores fue la amenaza de mal clima sobre territorio boliviano, que en caso de concretarse podía complicar el arribo a tiempo de los equipos de asistencia y la instalación de los campamentos en Salta.

"Sabíamos que esta etapa iba a ser la más delicada por este tema (las condiciones meteorológicas) y preferimos no arriesgarnos. Venimos con una buena dinámica, con un Dakar en estado puro y es preferible ser conservadores hoy y no tomar ningún riesgo para que la carrera siga en la etapa 10 (entre Salta y Belén) al máximo nivel", explicó el español Marc Coma, director deportivo de la carrera.

Coma, que fue cinco veces ganador de la competencia en motos, indicó que la organización pudo "haber creado una nueva (carrera) especial" para la novena etapa, pero prefirió "enviar toda la caravana de asistencia, competidores y logística hasta Salta y a partir de ahí continuar de manera normal", agregó.

El mal clima se había hecho sentir el domingo en el vivac de Tupiza, el último en Bolivia. La superficie asignada para los equipos quedó anegada por las lluvias de los días anteriores y, en consecuencia, las estructuras se ubicaron en la zona de ingreso utilizando parte de la Ruta Panamericana 14, algo que entorpeció el tránsito de las personas ajenas a la carrera.

Desde que el Dakar llegó a Sudamérica en 2009 sufrió la cancelación de varias etapas. En la primera edición fuera de África se anuló la número 11 entre Copiapó (Chile) y Fiambalá (Argentina) por la dificultad que presentaba en ese momento del año cruzar los Andes a través del Paso San Francisco, que une Atacama con Catamarca y que está a más de 4.700 metros sobre el nivel del mar.

Algo similar ocurrió tres años después, aunque en sentido inverso porque la sexta etapa de aquel Dakar 2012 era entre Fiambalá y Copiapó.

En 2013 la crecida de un río provocada por las lluvias de los días previos entorpeció la octava etapa entre Salta y Tucumán, en territorio argentino. Algunos participantes de motos, quads y autos lograron pasar, pero otros quedaron atascados, mientras que para la categoría camiones, directamente se anuló la especial.

Las lluvias también complicaron el inicio del Dakar 2016 con la etapa entre las argentinas Rosario-Villa Carlos Paz. En este caso, las pésimas condiciones climáticas les impidieron volar a los helicópteros de la organización y los médicos. No obstante, los competidores tuvieron que unir los dos puntos en enlace y, como sucede siempre ante estas situaciones, los más complicados fueron los motociclistas que sufrieron frío durante gran parte de la travesía.

El de 2017 fue el Dakar que más padeció las adversas condiciones climáticas: se redujeron buena parte de las especiales disputadas en Bolivia y en el norte de la Argentina. Los contratiempos ocasionados por estas situaciones motivaron que la organización cancelara la novena etapa entre Salta y Chilecito para realizar un reagrupamiento, debido a que algunos equipos y competidores les habían costado salir de Bolivia. Con esta decisión se perdió uno de los tramos más atractivos de aquella edición.

Este tipo de percances estuvieron siempre presentes en la historia de la competencia, por eso ningún integrante de la caravana se preocupa ni se altera.

En África eran las tormentas de arena y en Sudamérica, la lluvia. Sin embargo, el Dakar jamás baja los brazos.

Fuente: DPA (Lucas Rocca)