viernes 29 de marzo del 2024

Belgrano: sin copa y sin entrenador

Temperley le ganó en Alberdi y lo dejó sin chances de clasificar a un torneo internacional. Al término del partido, Lavallén anunció su renuncia.

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Fue la derrota menos pensada. Y también la más dolorosa. Ni el más pesimista hincha de Belgrano podría haber imaginado que el partido ante el descendido Temperley, el último de la Superliga 2017/2018, lo dejaría anoche sin invicto como local, fuera de la Copa Sudamericana 2019 y sin entrenador.

“Fue mi último partido. Les agradecí a los jugadores y hablé con la dirigencia. Todavía hay una cierta resistencia a la idea y me parece que el club necesita un poco más de tranquilidad para los jugadores cuando están en la cancha. Hoy no los vi cómodos, los noté bajo presión. La gente silbaba cada vez que jugábamos la pelota para atrás”, dijo Pablo Lavallén en la conferencia de prensa posterior a la derrota 3-2 ante el Celeste bonaerense.

“En cinco minutos hoy me di cuenta de cuál iba a ser la reacción de la gente con la forma que yo quería jugar el próximo torneo”, apuntó el DT, cargando las tintas sobre los hinchas.

La renuncia sorprendió a propios y extraños, y se pareció demasiado a una excusa. Los silbidos que se escucharon en el Gigante de Alberdi no tuvieron precisamente como destinatario a Lavallén o a su pregonada idea, que ayer brilló por su ausencia.

El arquero Lucas Acosta, muchas veces figura del equipo en el presente campeonato, fue el destinatario de la reprobación del público local. Dos graves errores lo pasaron al bando de los villanos en un poco más de media hora de juego.

Temperley, con mucha más determinación que el local y una pizca de fortuna logró una ventaja impensada que le dio la tranquilidad que necesitaba para hacer una despedida digna de la máxima divisional de la AFA. Belgrano recién despertó cuando estaba en desventaja y con todo el estadio “en llamas”.

Mostró un poco de vergüenza deportiva y se lanzó a la búsqueda del arco adversario, que en contrapartida tuvo un cuidapalos lúcido y seguro, tal fue el caso del experimentado exBoca Josué Ayala.

El descuento de Jorge Marciano Ortiz, en el arranque del segundo tiempo, le dio impulso a Belgrano para intentar la heroica. Había que ganar sí o sí para sostener hasta último momento, aunque dependiendo de otros resultados, la chance de clasificar por cuarta vez a una competencia internacional.

Temperley se abroqueló en su campo y jugó cuando pudo, o cuando la pelota llegó a los pies de Federico Fattori, el rubio de la camiseta 35, un volante de cuya claridad conceptual ya tendría que haber tomado debida nota la dirigencia de Belgrano. Esperó agazapado los embates del Pirata y trató de lastimar de contragolpe, mientras el local buscaba infructuosamente llegar a la igualdad.

En una de esas réplicas, la visita puso el partido 3-1 y todo pareció liquidado. Pero Belgrano siguió empujando, exigiendo a Ayala y maldiciendo a los palos. Un nuevo descuento llegó a través de un penal de Cristian Lema (¿otro que se va?), pero ya no hubo tiempo para más.

El empuje y las ganas, totalmente exentos de claridad, no alcanzaron para dar vuelta el marcador, sostener la ilusión copera y cambiar el mal humor del hincha, del que -apresurada o rápidamente - se hizo cargo Lavallén.

“Logramos un objetivo, que era alcanzar los 40 puntos en el campeonato para poder mejorar en la tabla del descenso, pero parece que eso no tiene demasiado valor”, se quejó el DT.

De repente, la incertidumbre se instaló en Alberdi. De las certezas con las que se contaba de antemano para la próxima temporada, ya no están la segura continuidad de Lema, las buenas atajadas de Acosta y la “idea” de Lavallén. Queda un promedio flaco y bastante tarea pendiente para una dirigencia cuya gestión deportiva hasta ahora tiene saldo negativo.

Bajo la lupa

Bien. La determinación que mostró Belgrano en el segundo tiempo. Aun fue una reacción tardía y el equipo no mostró demasiadas ideas y se expuso mucho al contragolpe.

Más o menos. El mediocampo del Pirata perdió claramente el duelo con los volantes de Temperley, que por momentos hasta se animaron a toquetear la pelota con cierto desparpajo.

Mal. Lucas Acosta tuvo una noche para el olvido. Dos errores suyos condicionaron a la “B” y predispusieron mal al público en un partido que era decisivo para la suerte del equipo.