jueves 28 de marzo del 2024

¡Fiesta, fiesta, efe eme i...!

Boca Juniors se consagró bicampeón del fútbol argentino, vuelve el Fondo Monetario Internacional y encima ¡también festeja Straus-Khan!

442

‒Por qué aceptó hacer este rol?

‒Lo hice porque no me gusta esta gente. No confío en ellos. Los odio.

‒¿Puede interpretarlos aunque los odie?

‒Por supuesto. Prefiero actuar aquello que no me gusta.

‘Welcome to New York’ (2014), dirigida por Abel Ferrara. En la escena inicial, Gérard Depardieu habla con periodistas sobre su papel como Deveraux, claramente Dominique Strauss-Khan.

“Todo, todo, es tan fugaz”, escribía Cátulo Castillo en La última curda, la letra dedicada a Troilo que le llevó a su departamento de la calle Paraná en una agobiante noche de febrero de 1956 para que pusiera música. Tres años antes, en Introducción a la Metafísica, Martín Heidegger advertía: “Cuando el tiempo solo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia de los pueblos…”.

Pensar que ninguno de estos dos genios fue producto de esta Argentina ultra-cortoplacista, donde todo es ahora, ya, después vemos. Celebrar al ganador, subirse al carro triunfal y cuando sea posible, despedazarlo; que es lo que más nos gusta hacer.

Los que creían que para Defensores de Macri, el equipo de Angel Easy, este bicampeonato local tenía sabor a nada, sobre todo en una coyuntura tan delicada en el frente externo donde dependen de otros para sobrevivir, han hecho pipí a kilómetros del tarrito.

Aunque uno nunca sabe si lo piensan o no realmente, porque en la televisión son todos personajes; clowns más o menos ilustrados, construcciones para entretener. Al fin y al cabo, es solo fútbol.

El Boca de Guillermo jugó bien muy poco, y de manera errática la mayoría de los partidos; con Tevez desinflado y Pavón siendo Garrincha solo en la Bombonera. Un reproche estético que se exprime hasta el hartazgo solo porque hay que hablar y llenar espacios sobre el club que más vende. A los diez minutos de empezar, todos sabían que ganarían su segundo título, y también estaba claro quién descendería. Sin esa polémica interminable, forzada, no había de qué hablar, casi. La Super Liga debutó con el torneo más aburrido y previsible de la hist…

‒Uh uhh…

Ay, ése saludito francés. Recuerdo haber visto cómo lo hacían caballeros anchos como rugbiers, de una tribuna a la otra en Roland Garros. Yo era chico y me sorprendí mucho, porque los gritos en la tribuna de Racing tenían otro tono. En fin. ¿Quién es este señor canoso parado frente a mi escritorio? Barba blanca muy corta, camisa y pantalón claros, buen porte pese a sus casi 70, estilo high class. Ya está sentado, sin pedir permiso. Parece habituado al poder.

‒Savez vous qui je suis?

‒Bueh, Gérard Depardieu no, aunque se le parece.

‒¡Depardieu hizo lo posible para parecerse a mí en esa película fille de pute de Abel Ferrara y vaya lo logró! Mire Asch, como diría Maradona, ése debutó con un pibe. Me niego a hablar de él. Mucho gusto, soy Dominique Strauss-Khan, antecesor de Christine Lagarde como presidente del Fondo Monetario Internacional, y casi presidente de Francia, de no ser por esa encerrona que me hicieron en Nueva York.

‒¿Qué encerrona? ¡Usted violó a esa camarera del Sofitel y después la arregló con una pila de euros!

Hice un gesto ampuloso y aproveché el impulso hacia atrás para pegarme al respaldo del sillón y no darle la mano. ¡Qué tipo! Vi Welcome to New York varias veces. Un film crudo, genial, absolutamente veraz. Da asco.

‒¿Qué hace aquí, Strauss? Las chicas de NiUnaMenos lo van masacrar. ¿No sabe el despelote que hay?

‒Oiga, no se emocione Asch. Sé que dirigió Playboy. ¿Mantiene contactos con el mundo de las modelos y escorts?

‒Olvídese. La historia me reconocerá como el director de Playboy virgen. Quería hacer una revista de fotos artísticas y traté a todas como a María Kodama y desnudé a Bocca y Cassano, una pareja de bailarines clásicos. Igual acá tiene un montón de relacionistas públicos que se dedican a hacer fiestas, sobre todo de ésas que le gustan a usted. ¿De verdad le parece que hay cosas para festejar, acá?

‒Qué amargo es, Asch, no parece de Racing. Hay mucho que festejar, sí. ¡El bicampeonato de Boca y su segurísimo pase a la próxima fase de la Copa Libertadores, por ejemplo! Doble vuelta: la de ellos y la del FMI. ¡Siempre hay motivos!

‒Strauss, ¿No era que había cambiado y ahora lleva una vida más tranquila en Marrakech, con Myriam L’Aouffir, su nueva mujer?

‒Bueno, sí. No sea vigilante, ¿quiere? Son agasajos de rutina. No se olvide que antes de esa señora alta, elegante y fría como un témpano, era yo quien manejaba el FMI. ¡Qué cambio! A mí los países me recibían con mucha alegría, especialmente los funcionarios cercanos. Tengo contactos con hinchas de Boca en Argentina, como Cavallo. ¿Lo conoce al Mingo? Mire, es una picardía que no celebren la vuelta del FMI. Si les va bien, tendrán dinero, orden, visitas trimestrales, control estricto y nuestra línea austera de recorte brutal del gasto de toda la vida. Tómelo como una ayuda humanitaria a un país que solo no puede. ¿No está feliz?

‒¡No, qué feliz! Con usted debió ser todavía peor: relaciones carnales, en todo sentido. Por suerte, en su época nunca vino a la Argentina. Les pagamos toda la deuda en 2005.

‒Sí, una pena. Porque el Fondo no presta para que se le devuelvan. Presta para… ¿Vio el final de Casablanca? Para que ése sea el inicio de una larga y hermosa amistad.

Quise ser cínico y me ganó. Se confesó hincha del PSG, pero sospecho que es porque gana siempre. También nombró al KAC Marrakech, un club que tuvo su momento de gloria en los 90. Justo.

Le dije que la película de Ferrara me había encantado, y que también me había dado náuseas, por él. Strauss sonrió, divertido. Después saludó y se fue. Le rebotan todas las balas. Estos hedonistas sin culpa, solipsistas de manual, son así, naturalmente. Amorales.

Como monos con navaja, divirtiéndose, mientras salpican la sangre de los otros.

(*) Nota publicada en el diario PERFIL.