viernes 29 de marzo del 2024

Umtiti, el héroe inesperado que le dijo no a Camerún

En 2015, el astro africano Roger Milla lo tentó para que jugara para su país de origen. El defensor se sentía francés y quería vestir la camiseta azul. Su historia.

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La inmigración ocupa un lugar central en la agenda política durante el verano europeo.  El plan migratorio de Angela Merkel, la canciller alemana, promete mayores restricciones para los refugiados. Europa enfrenta una crisis que pone en duda sus valores de libertad y solidaridad.

En este contexto, la selección de Francia clasifica a su tercera final del mundo en veinte años. Lo hace gracias a un gol de Samuel Umtiti, el defensor nacido en Yaoundé, capital de Camerún. Umtiti es uno de los 17 de los 23 futbolistas franceses que son hijos de inmigrantes de primera generación.

Los padres del defensor de Barcelona dejaron África en 1996. Umtiti tenía dos años cuando le tocó mudarse a las afueras de Lyon. Luego de unos meses de incertidumbre, la familia se instaló definitivamente en Menival, barrio del quinto distrito de esa ciudad.

Su biografía deportiva es calcada a la de miles de jóvenes marginados: los comienzos en un club barrial, el Menival FC; el cazatalentos de equipo profesional que logra detectarlo, Lyon; el debut en Primera; la selección nacional; el fichaje estelar a un gigante europeo como el Barcelona.

En diciembre de 2015, tres años después de su debut en Lyon, su familia recibió una visita muy especial. Roger Milla, legendaria figura del fútbol de Camerún, se presentó en su casa y fue recibido por su madre y uno de sus hermanos. El objetivo de Milla era claro: quería convencerlo para que vistiera los colores del país africano.

La familia recibió al astro por cortesía. Umtiti se sentía francés y quería jugar para Francia. Seis meses después, Didier Deschamps lo mandó a la cancha por primera vez.

Su debut fue ante Islandia, por los cuartos de final de la Eurocopa 2016. El defensor Adil Rami era baja por sanción, el entrenador recurrió a él, que por entonces era señalado como el refuerzo desconocido del Barcelona.

Francia le ganó 5 a 2 a Islandia y los hinchas culé empezaron a conocerlo. Semanas más tardes se mudaría a Cataluña.

En las últimas décadas, la extrema derecha de Francia  puso sus ojos en el seleccionado. Jean Marie Le Pen, quien obtuvo un 17% de los votos en las elecciones presidenciales de 2002, llegó a decir que "el equipo no se ve lo suficientemente francés".

Le Pen perdió esas elecciones con el reelecto Jacques Chirac. La izquierda y las agrupaciones políticas del centro y derecha moderada instaron a votar por Chirac, alarmadas por las proclamas racistas del fundador del Frente Nacional.

Quince años más tarde, Marine Le Pen, hija de Jean Marie, perdió las elecciones presidenciales con Emmanuel Macron. A diferencia de su padre, a ella la votó un tercio del electorado en segunda vuelta.

Marine, líder de la Agrupación Nacional (antes Frente Nacional), encabeza el espíritu nacionalista de su país. Antes de los últimos los comicios fue consultada por el caso de Karim Benzema, futbolista de ascendencia argelina.

Benzema estaba envuelto en un escándalo por extorsión que le valió su salida de la selección: "Nunca debió haber sido llamado. Es de esa clase de jugadores que no cantan la Marsellesa, que todo el rato y en las entrevistas manifiestan desprecio por cualquier forma de patriotismo".

El próximo domingo, Francia buscará su segundo título mundial. Además de Umtiti, entre los titulares habituales están Blaise Matuidi (Angola), Paul Pogba (Guinea) o N'Golo Kanté (Mali), Kylian Mbappé (Camerún/Argelia).

Ya en 1998, luego de la final con Brasil, un diario ironizaba sobre el color de la bandera, proponiendo un cambio del rojo por el negro. Negra, blanca y el azul, un término medio para representar a los árabes y a los africanos del norte.

La prensa francesa, como Le Monde, ve a este equipo como un símbolo de la integración y la unión del país.

Una frase del periodista argentino Andrés Burgo, viralizada a través de Twitter, sirve para resumir ese contrapunto entre el fútbol y la política: "Lo que la política no quiere, al fútbol le conviene".

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