sábado 20 de abril del 2024

Oberto: “Estaré ante Brasil”

El cordobés habló de todo en una entrevista con el Diario Perfil. Su recuperación, Magnano y cómo juega la presión.

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Fabricio Oberto baja al lobby del hotel y parece que le pasó una aplanadora por encima. Tiene cinco kilos menos y rastros evidentes de un tipo que la ha pasado mal. En efecto, la ha pasado mal: estuvo tres días en cama, sin poder moverse, por una gastroenteritis feroz que le impidió jugar tres partidos de la fase inicial. De la cama al baño y del baño a la cama. El principio de Juan Domingo Perón, vulgarizado.

“Lo peor es que el doctor (Diego Grippo) me puso en cuarentena. Porque se temía un virus y no querían que contagie a nadie. Entonces estuve encerrado y aburrido en una pieza. Sin visitas. Fueron horas largas. Yo de por sí soy bastante inquieto, por eso no sabía qué hacer. Por suerte ahora que se me fue un poco la fiebre y dejó de caminarme un enano en la espalda, pude levantarme y salir de la cueva, jaja”, comenta.

—Si Argentina salía primera del Grupo y el fin de semana, ¿podrías haber estado?

—Estaba hablado y decidido: me iba a poner los cortos, y a la guerra. Aunque estuviera para atrás. Cuando se juega un partido de cruce, hay que estar. Quizá viniendo del banco y lejos de mi mejor forma física, pero iba a estar. Por suerte tendré unos días más. Y mal no me viene: recuperaré energías. Hoy tiraba diez tiros e iba corriendo a buscar agua. Se me seca la boca a los dos segundos.

—¿Qué es lo que más te gustó del equipo y lo que menos en estos partidos?

—Lo bueno es que más allá de los que faltan, de si venimos jugando mal o no, cuando este equipo tiene que jugar, juega. Es su marca. Somos un grupo experimentado que disfruta las instancias definitivas. O los partidos duros como el de Serbia. En situaciones de definición, limita muchos sus errores. No quiere decir que haya garantías de triunfo. Pero quedó demostrado que en estas instancias, el equipo saca un plus. Y lo que tenemos que mejorar es el pase extra. Los equipos saben que nuestras ofensivas pasan por tres hombres: Prigioni, Delfino y Scola. Se dan cuenta. Por eso, aunque ellos se las rebuscan igual, debemos tratar de descargarles un poco de presión.

—Magnano fue el que te hizo debutar en la Liga. ¿Es especial enfrentarlo?

—Y, sí. Yo comencé con él. Me ha tocado ser dirigido por muchos entrenadores y con ninguno hice la amistad que hice con Rubén. Compartí algunos de los mejores momentos de mi carrera. Sin embargo, bueno, esta vez él va a estar en el banco rival y hay que asumirlo. No lo disfruto, pero son elecciones personales. Yo haré lo mejor por mi Selección y él lo mejor por la suya, que no es la nuestra, jaja.

—¿Es especial que el rival sea Brasil?

—Hay equipos con los que tenés una rivalidad y otros con los que son simples cruces. Brasil es un clásico. Hay ansiedad siempre. Es como un Boca-River: no importa la manera en la que se llegue; suelen ser partidos parejos. Por otro lado, es mejor malo conocido que bueno por conocer...

—¿Te bajoneó un poco haber estado ausente cuando el equipo más te necesitaba?

—No me lo cuestiono. Me tocó. Jugué un montón de torneos y nunca me pasó nada. Lamentablemente, en éste, que fue el que más preparé desde lo personal, me viene a pasar lo que me pasó. Ya está. Por lo menos en el primer partido pude aportar algo.

—Bastante, ¿te sorprendió?

—No. Yo siempre tuve ese jugador activo en ataque dentro mío, sólo que dejé de usarlo. En la NBA se me exige otro rol. Pero ahora traté de volver a mis raíces. Acá mis compañeros necesitan otra función mía. Oveja mismo me lo pide. Todos ellos saben lo que puedo ayudar con mi juego ofensivo. Por eso me insisten tanto.

—¿Pero no te da un poco de nostalgia el tema? Vos fuiste y podés seguir siendo un jugador dominante en ataque...

—Mirá, yo soy un jugador que me adapto a lo que me toque. En Tau defendía más de lo que atacaba. En Pamesa, en cambio, tomaba los mismos tiros que en Atenas. Y después caí en la NBA, donde mi equipo, San Antonio, ya estaba armado. Así y todo, tuve algunos partidos con buenos números. Pero nada es fácil allá. Aunque reconozco que me encasillé en un lugar. Por eso todo este trabajo que estoy realizando, para volver a ser el de antes.

Fuente: Diario Perfil

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